Un viaje a Punta del Este, una casaquinta en Arroyo Leyes y una camioneta: son algunos de los puntos sobre los que se edifica la investigación sobre el millonario robo a la vinoteca Casacatar, perpetrado en junio de 2022, y que ahora cuenta con el aval de la Cámara de Apelaciones de Santa Fe. El juez Fernando Gentile Bersano confirmó la prisión preventiva para uno de los imputados y acreditó la hipótesis fiscal.
Los defensores de Benítez, Claudio Torres del Sel y Natalia Giordano, habían apelado la prisión preventiva impuesta en baja instancia y sostuvieron que no había elementos para vincular a Benítez con el hecho. En tanto, la fiscal Lucila Nuzzo repasó la evidencia y solicitó que se confirme la resolución de primera instancia, tal como finalmente decidió el camarista.
El robo a Casacatar
El 19 de junio de 2022, dos hombres ingresaron a la vinoteca Casacatar ubicada en San Lorenzo al 2800, cerca de las 2:30: "Ingresaron al negocio mientras probablemente una persona más los esperaba afuera y les informaba lo que sucedía en el exterior a través de dispositivos tipo handy”, planteó la Fiscalía.
Para entrar al inmueble, escalaron un muro de más de dos metros de altura y una vez adentro de la propiedad, taparon una cámara de seguridad instalada en el patio; luego forzaron una puerta de chapa y el ventiluz de una de madera que no tenía sensor perimetral y accedieron al local sin que se activara la alarma.
Después, uno de ellos se desplazó de forma reptante hacia la zona de cajas, donde fue captado por un sensor de movimiento y activó la alarma, entonces fue hasta la planta alta, ejerció fuerza sobre la central de la alarma y logró inhabilitarla. Los ladrones huyeron del lugar con 2.000.000 de pesos que estaban en una bolsa guardada en un mueble.
Los planteos de las partes
Benítez quedó en prisión preventiva el 6 de diciembre de 2022 por decisión del juez penal José Luis García Troiano, imputado como coautor de robo calificado. Un mes después cayó su cómplice, Ariel Verón. Los dos hombres eran buscados por el robo perpetrado a una vinoteca santafesina, ubicada en San Lorenzo al 2800, donde se alzaron con un botín aproximado de dos millones de pesos. El robo quedó registrado por las cámaras de seguridad del local, uno de los elementos clave para poder identificar a los sospechosos.
Los defensores cuestionaron que Benítez se encuentra en prisión solo por ser amigo de Verón, y sostuvieron que no es la persona que se observa en las cámaras de vigilancia. Según los abogados, Benítez se convirtió en sospechoso por haber viajado a Punta del Este con Verón y fue detenido solamente por encontrarse en el lugar.
Por su parte, la Fiscalía repasó toda la evidencia que complica a Benítez: la amistad con el coimputado con quien no solo viajó a Punta del Este, sino que además vivían en una casaquinta en zona de Arroyo Leyes cuando fue cometido el robo; las múltiples comunicaciones entre ambos, los registros fílmicos del comercio y varios elementos secuestrados en los allanamientos, entre ellos, la camioneta de Benítez.
La resolución del camarista
Al analizar las evidencias reunidas por los investigadores, Gentile Bersano puntualizó todos los elementos indagados: relevamiento del padrón electoral, escuchas telefónicas, recepción de testimoniales, observación de registros fílmicos, obtención de información de redes sociales, tareas de vigilancia, etcétera y destacó que “el referido cúmulo de elementos permite acreditar que en el momento en el cual fue consumado el delito, Benítez y Verón residían en una casa en el límite de las localidades de Rincón y Arroyo Leyes”.
Esta propiedad fue alquilada por Benítez en abril y por un plazo de tres meses, y que luego fue prorrogado por tres meses más; la propietaria del inmueble identificó al inquilino como un hombre de barba que se movilizaba en una camioneta Amarok, y aportó su número telefónico. Esa misma camioneta fue secuestrada cuando se logró la detención de Benítez en el marco de los allanamientos.
La convivencia de Benítez y Verón en esa casaquinta se corrobora no solo por la declaración de la testigo, sino además por impactos de antena de los celulares de los dos sospechosos en esa zona. Si bien los defensores sostuvieron que Benítez vivía en una casa en calle Espora, la Fiscalía advirtió que ese alquiler era reciente, y posterior al del inmueble de la costa: “Lo expuesto permite concluir que Verón y Benítez residieron en la vivienda durante el período comprendido entre los meses de junio y noviembre inclusive. Es decir que convivían en el momento en que se consumó el robo”, sostuvo el camarista.
Finalmente, además de la amistad entre los dos sospechosos que se avala en la convivencia en la casaquinta de Arroyo Leyes y el viaje a Punta del Este, entre otras cosas, Gentile Bersano también destacó los elementos hallados en los allanamientos: “Del registro de las cámaras de seguridad del comercio surge que los autores del delito se comunicaban mediante handys; en la residencia de Verón fueron incautados varios de estos aparatos de comunicación”.
En este sentido, el camarista remarcó además que en poder de Benítez fue secuestrado un poderoso aparato inhibidor de señales: “La posesión de dicho elemento constituye un poderoso indicador de actitud sospechosa”, entendió el juez, ya que no existe ninguna explicación para tener este objeto por fuera de las circunstancias de la causa.
Por último, el juez destacó que Benítez disponía de importantes sumas de dinero a pesar de no tener una actividad laboral conocida: pagaba un alquiler de $55.000, se fue de vacaciones a Punta del Este, todos elementos que para el juez son indicadores de “actitud sospechosa”, en especial si se tiene en cuenta el botín con el que se alzaron los ladrones de la vinoteca. Agrega que Benítez “tenía en su poder dinero sin haber explicado el origen del mismo, desarrollaba una vida que no parece estar acorde a su realidad económica, poseían instrumentos que cabe presumir eran empleados para la comisión de delitos similares”.
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