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Policiales Crimen | Rosario |

La codicia y un llamado desde Santa Fe, claves para desentrañar el macabro crimen de una mujer descuartizada en Rosario

El fiscal Adrián Spelta anunció días atrás que pedirá una pena de prisión perpetua para la pareja acusada de matar y descuartizar a María Isabel Ruglio, una jubilada de 72 años, con el objetivo de quedarse con su casa.

Una pareja acusada de matar, descuartizar en siete partes y arrojarlas al arroyo Saladillo de Rosario a una docente jubilada de 72 años para quedarse con su casa, afronta una pedido de pena de prisión perpetua como coautores funcionales de “homicidio doloso calificado por la codicia”. Dos primas santafesinas de la víctima, que sospecharon de la oscura trama urdida por los imputados, fueron la llave para encaminar la investigación con un llamado telefónico a la Fiscalía.

Entre el 10 y 11 de febrero de 2020, previo a lo que sería el abrumador escenario de la pandemia del covid-19, Rosario despertó con una escena espantosa. Pescadores que estaban a la vera del Arroyo Saladillo en el Parque Regional Sur observaron en la superficie de las aguas partes que serían de un cuerpo humano.

A partir del alerta, la policía comenzó un rastrillaje por la zona. Las tareas demandaron todo un día hasta completarlas. Un pescador primero sacó un brazo con su caña, y a las horas se halló una bolsa de residuos negra con una pierna derecha y otra con un cráneo y parte del cuello.

El macabro escenario se completó el 11 de febrero en el mismo tramo del Saladillo, con otra bolsa de nylon negra. Esta contenía partes del abdomen, pelvis, muslos y tórax. Se determinó que eran de una misma persona mutilada quirúrgicamente.

Aunque por algunas reseñas se confirmó que el cadáver era de una mujer, en ese momento se desconocía la identidad y causa de muerte. Un misterio que comenzó a desvelarse varios días después cuando el fiscal Adrián Spelta cotejó información y recibió un llamado esclarecedor.

Luego de las pericias biológicas, informes forenses, análisis, el 4 de marzo se logró determinar que el cuerpo mutilado era de María Isabel Ruglio, una docente jubilada, separada, que vivía sola en una casa de Uriburu 522, y madre de dos hijos que no veía hacía diez años.

Leer más ► La pista que surgió en Santa Fe y develó la identidad del cuerpo descuartizado y arrojado en un arroyo de Rosario

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María Isabel Ruglio tenía 72 años cuando fue asesinada por Alberto “Bebu” Fernández y Josefa “Pepa” Richarte Carrasco.

María Isabel Ruglio tenía 72 años cuando fue asesinada por Alberto “Bebu” Fernández y Josefa “Pepa” Richarte Carrasco.

Vecina solidaria y la conexión con Santa Fe

Pero previamente hubo un llamado telefónico a la Fiscalía hecho desde Santa Fe, que definitivamente abrió la investigación. Una prima de la víctima sospechó que el cuerpo seccionado podría ser el de su familiar.

El 19 de febrero esa mujer recibió la advertencia de Josefina, una vecina muy amiga de Ruglio, quien se comunicó para contarle que le parecía raro no haberla visto durante varios días; que incluso habían quedado en reunirse para jugar a las cartas el 8 de febrero, encuentro que nunca se concretó; y preguntó si Titi, como le decían a María Isabel en el barrio, estaba en Santa Fe. Pero la respuesta fue negativa. La vecina fue hasta su casa, y en la verdulería que atendían los dos acusados le contestaron que se había ido de vacaciones.

Con la sospecha de que algo raro se escondía, Josefina fue otras veces a la verdulería, y preguntaba. ¿Cómo anda la viajera”, a lo que la pareja respondía: “debe estar en Santa Fe”. Pero ella ya sabía que no era así porque sus primas se lo habían confirmado.

Luego, la prima de Ruglio, una hermana y un sobrino llamaron varias veces al teléfono fijo de la casa de Marisa en Rosario. Primero atendió uno de los acusados con evasivas, y después nunca más.

Según los testimonios de vecinos, a partir de un vínculo de amistad y confianza que había generado en 2019, Ruglio les había dado espacio a la pareja en su casa para que viviera a cambio de que la cuidaran. Y les alquiló el garaje para que instalaran la verdulería.

“Marisa me dijo que cuando ellos vendieran su departamento, le iba a vender la casa o el departamento a Pepa y Marcelo. Mi prima les ofreció vivir ahí porque era muy generosa. Habían hecho un acuerdo verbal para que ellos la cuidaran y mi prima los dejara vivir allí”, confirmó una de las primas de la víctima.

Esa información fue transmitida al fiscal Spelta a través del llamado que hizo la prima de Ruglio desde la capital de la provincia. Casi al mismo tiempo, el cotejo dactiloscópico entre las impresiones digitales y las huellas tomadas en la autopsia determinaron que el cuerpo mutilado era de Ruglio.

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Adrián Spelta, el fiscal que tiene a su cargo la causa por el crimen de Ruglio en Rosario.

Adrián Spelta, el fiscal que tiene a su cargo la causa por el crimen de Ruglio en Rosario.

Bebu y la Pepa, detenidos

El 4 de marzo se realizó un allanamiento en la casa de Uriburu 522. Mientras atendían la verdulería, Alberto “La Momia” o “Bebu” Marcelo Fernández, de 44 años, y su esposa Josefa “Pepa” Richarte Carrasco, de 58, y nacionalidad española, quedaron detenidos como sospechosos del crimen. En la casa se secuestraron elementos de interés y se tomaron muestras biológicas.

Había bolsas de residuos de nylon, una sierra de mano, gasas, cuchilla de cocina, guante de látex, dinero en efectivo. Y un escrito donde se leía: “Contrato de alquiler con destino vivienda, 24 meses”. Del otro lado un texto de Marisa: “Aún no hablé. Lo haré alrededor del 15 de febrero de 2020, alquilaré el local por intermedio de A.C. Le diré que quiero cobrar 6.000 pesos; para tranquilidad de los tres”.

El personal de la sección Perros hizo un señalamiento en la cámara de desagüe de la piscina del patio, donde marcó rastros de sangre humana, indicio confirmado con estudios de laboratorio. Para los investigadores, Ruglio fue asesinada a golpes en su casa, su cuerpo mutilado con una amoladora, y trasladado al Saladillo en un carrito que utilizaban para acarrear verduras.

Fernández y Richarte fueron imputados y quedaron en prisión preventiva efectiva. A casi un año y con la investigación prácticamente cerrada, el fiscal Spelta acusó este martes a la pareja en una audiencia que se celebró en el Centro de Justicia Penal (CJP). Les endilgó haber matado a Ruglio en su casa, y desmembrarla en 7 partes utilizando elementos cortantes.

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Para los investigadores, Ruglio fue asesinada a golpes en su casa, su cuerpo mutilado con una amoladora, y trasladado al Saladillo en un carrito que utilizaban para acarrear verduras.

Para los investigadores, Ruglio fue asesinada a golpes en su casa, su cuerpo mutilado con una amoladora, y trasladado al Saladillo en un carrito que utilizaban para acarrear verduras.

Crimen urdido por codicia

Luego, según las evidencias y la hipótesis oficial, el macabro plan prosiguió cuando colocaron “cada una de las partes en distintas bolsas de nylon color negro, y las arrojaron al arroyo Saladillo a la altura del Parque Regional Sur”.

Para el fiscal, el siniestro crimen “tuvo como única finalidad la de quedarse con la propiedad” de Ruglio, donde los acusados “vivían circunstancialmente a cambio de cuidarla”, recalcó el fiscal para fundamentar uno de los agravantes de la calificación.

Spelta solicitó la pena de prisión perpetua para Fernández y Richarte como coautores funcionales de “homicidio doloso calificado por codicia”. El juez Gustavo Pérez de Urrechu aceptó ese encuadre legal con vistas al juicio oral y sugirió que la Oficina de Gestión Judicial lo organice en el menor tiempo posible.

El magistrado ordenó mantener la prisión preventiva efectiva de los acusados. Por su parte, los defensores públicos rechazaron la calificación. Marianela Diponte, por Fernández, solicitó la libertad bajo fianza de su asistido, pero se lo negaron. Francisco Broglia, por Richarte, planteó que la mujer fue víctima de violencia de género y ofreció testimonios para fundamentarlo en las futuras audiencias del juicio oral.

Mensaje delator

Una evidencia que demuestra el trasfondo que desembocó en el crimen de Ruglio fue un mensaje de audio que Marcelo Fernández le envió el 16 de abril de 2019 a un allegado. Le manifiesta: “ya compramos una casa ubicada en Uriburu Manuel de Rosas y 1º de Mayo, que es hermosa, tiene un parrillero alucinante. Hagamos un asadito, lo pago yo”...“tuvimos un ojete con mi mujer para comprar esto”...“tenemos piscina, acá estamos tranquilos, venite cuando quieras”...

El interlocutor se alegra: “que bien boludo ¿Cómo conseguiste esa casa, la pagaste mucho? Fernández contesta: “No, mi mujer la consiguió, como labura acá en el kiosko, se hizo amiga de una mujer (Ruglio) que no tiene familia, nada. A los hijos no los ve hace 10 o 15 años... Esta mujer no le quiere dejar nada a nadie, nosotros queríamos vender el departamento. Le preguntó –por una supuesta conversación entre Richarte y Marisa– cómo querés que sea tu casa, y mi mujer le dijo una con dos habitaciones y un patio”.

En ese mismo audio Fernández afirma que Ruglio le dijo a Pepa que le vendía su casa por “El 10 por ciento...lo demás te lo regalo. Es enorme, la casa tiene cuatro habitaciones, dos cocinas, un garaje, un local, pileta atrás, vale una fortuna”, describió el acusado a su amigo.

En otro tramo justifica que por eso quiere vender su departamento del Fonavi. “Con lo que saque del departamento le doy el 10% de lo que vale la casa y hago la escritura a mi nombre y chau. Con la condición de que la mujer esté acá, ella va a vivir hasta que se muera, después pasa a nombre nuestro. La condición es que ella se quede acá, pero no me importa...”.

Estas serie de afirmaciones que no eran ciertas, dejaron en evidencia el plan. Marisa nunca quiso vender su casa, al menos en esas condiciones, y cuando se negó, la mataron, según la principal hipótesis de la Fiscalía.

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