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Policiales Rosario | Colón | Santa Fe

"Kaki" y el "Cordobés" siguen graves y envueltos en un ataque mafioso con tinte narco

Los balearon el pasado miércoles en la puerta de una concesionaria de Rosario. Una "entregada" con el narcotráfico como sospecha y telón de fondo.

Por estas horas los investigadores del frenético ataque a balazos contra Jorge Alberto “Kaki” Muñoz, de 47 años y ex jefe de la barrabrava del club Colón, y su amigo José Alberto “Cordobés” Milesi, de 33 años, indagan sobre un hecho con claro tinte mafioso cuyo eje ronda ahora en determinar el verdadero destino de los más de 3 millones de pesos que trasladaron las víctimas desde Santa Fe a Rosario.

Ambos siguen internados con pronóstico reservado por lesiones gravísimas de arma de fuego: Milesi estable en el Hospital Clemente Alvarez (Heca) con un drenaje y respirador por una herida en tórax; y Kaki, más grave, es atendido en la Unidad de Terapia Intensiva del Hospital Centenario por múltiples heridas en tórax, abdomen y miembros inferiores.

Pararse sobre la mecánica de la tentativa de homicidio es el primer punto para bucear en la motivación. Los dos amigos llegaron a Rosario el miércoles al atardecer procedentes de Santa Fe a bordo de una Renault Kangoo flamante dominio AE 125 UJ, y estacionaron frente a la concesionaria de autos Aguirre, de Arévalo 6747, en barrio Belgrano.

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El ataque se dio cuando ambos santafesinos dialogaban con el dueño del local.

El ataque se dio cuando ambos santafesinos dialogaban con el dueño del local.

Ese negocio había sido allanado por Prefectura Naval hace tres meses en el marco de una causa federal por drogas. El resultado fue negativo, ya que los pesquisas no hallaron elementos de interés. Igualmente hubo algunas sospechas previas que marcaron la posibilidad de que funcionara como centro logístico para acopio y traslado de droga.

Según las primeras informaciones de ese día, Kaki y Cordobés tenían avanzadas las tratativas para la compra de un vehículo cuyo modelo y marca no trascendió. Se bajaron de la Kangoo, caminaron unos pasos y mientras charlaban en la vereda con el dueño del negocio detrás de su auto Mercedes Benz negro, aparecieron como un rayo dos hombres en moto y con la cara descubierta.

El acompañante se bajó, los acorraló y directamente gatilló por lo menos cinco balazos a los cuerpos de Muñoz y Milesi. El dueño del negocio no parecía el objetivo, ya que no sufrió ni un rasguño. Alcanzó a correr y se desmayó dentro del galpón por la brutal escena de la que fue testigo.

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Los cuerpos de Kaki y Cordobés se desplomaron titilando bañados en sangre ante la mirada morbosa de vecinos. Concretado el ataque, los agresores ya habían escapado a toda velocidad por Arevalo al sur. Nunca atinaron a robar nada, llegaron al lugar con información precisa, gatillaron y se esfumaron.

Un dato llamativo y no menor es que segundos antes de que arribara la policía y las ambulancias, alguien se acercó con un teléfono y filmó a las víctimas mientras se desangraban en el piso. “Ayudame, no me dejes solo, no me quiero morir”, rogaba Kaki agonizante a un empleado de la concesionaria.

Ese video con imágenes muy sensibles se viralizó a las pocas horas, llegó a Santa Fe e inundó los teléfonos. No se hizo viral por una cuestión de resguardo, pero por las características del ajuste, alguien lo recibió como una garantía o certificado de “trabajo hecho”.

Cuando llegaron las ambulancias se constató que Muñoz había sufrido lesiones graves por impactos de bala en la espalda y abdomen, mientras que a Milesi un proyectil le dio de lleno en el tórax, y otro en el brazo izquierdo. Ambos siguen internados con pronóstico reservado. Kaki más grave con asistencia mecánica respiratoria en el hospital Centenario, y El Cordobés con un drenaje en la herida pero más estable en el Hospital de Emergencias Clemente Alvarez (Heca).

Cuando personal policial de la Agencia de Investigaciones (AIC) llegó a la escena, constató la presencia de tres vainas tres servidas calibre 40 que utilizaron los gatilleros y marcaron al menos cinco disparos. Pero al requisar la Renault Kangoo se toparon con una suculenta suma de dinero. En una bolsa color negra de nylon contaron 697 mil pesos y 19.200 dólares.

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Uno empleado de la concesionaria declaró que Kaki y Cordobés tenían avanzadas las tratativas para comprar un vehículo de alta gama cuyo modelo y marca nunca se confirmó. En relación al ataque contó que sintió una ráfaga impresionante. “Para mi fue un cargador entero. Estaban analizando una compra. Vinieron a ver si podían conseguir algún precio”, titubeó el hombre sobre las víctimas.

Y en relación al trato comercial con los santafesinos aportó un dato singular. “Kaki y el dueño de la concesionaria tenían una amistad de negocios. Es más, hemos ido varias veces al lavadero (de autos) que tiene en Santa Fe”, refirió. Y sobre Milesi indicó que lo conocía menos, porque sólo había ido a la concesionaria “dos o tres veces”.

El auto fantasma

Aún con datos preliminares, los investigadores dudan a esta altura que los amigos hayan puesto el pie en Rosario para comprar un auto. “Todo parece indicar que sin un boleto de compraventa sobre la mesa, documentación que justifique tal transacción a nombre de alguna de las víctimas, como declaraciones juradas o formularios fiscales, no existía tal transacción”, aportaron fuentes confiables a Aire Digital.

Aunque todavía es muy reciente, los investigadores no descartan que el ajuste esté directamente relacionado a la comercialización de droga. La agencia de autos aparecería como parte de una escenografía, una plataforma para colocar dinero y triangular traslados. Y allí se justificaría la presencia de los más de 3 millones de pesos que Kaki y Cordobés trasladaron a Rosario.

Los investigadores dudan a esta altura que los amigos hayan puesto el pie en Rosario para comprar un auto

Mientras, se trata de indagar además en la ruta del dinero. Es que parece desmesurado el monto que manejaban las víctimas en relación a la actividad que desarrollaban. El ex barra de Colón como titular de un lavadero de autos, y su amigo sin un empleo formal conocido.

Las primeras medidas del caso las tomó la fiscal Gisella Paolicelli, pero ahora el legajo del oscuro incidente está en manos de su par Matías Edery. Por ahora hay medidas en curso que se mantienen bajo hermetismo absoluto. Sin embargo, no se pasa por alto que la concesionaria ya había sido allanada por Prefectura Naval en una causa federal por drogas.

Kaki, su recorrido y los vínculos

Aunque su entorno asegura que Kaki está alejado de los vínculos corrosivos, los pesquisas también repasan su historia y los que supo engendrar con Juan Abel “Quique” Leiva, ex líder del paravalanchas de Colón condenado a 30 años por homicidio. Ambos fueron acusados por el asesinato de Walter González Montaner y el intento de homicidio de Fabricio Alarcón, ocurrido en el interior del bar Fiji de la Recoleta santafesina en octubre de 2013.

Muñoz recibió la falta de mérito en esa causa, y desde ese momento buscó despegarse de la barra de Colón. Entre sus anotaciones penales se cuentan una causa por tenencia de arma de guerra y portación de arma de fuego, otra por hurto calificado en San Justo de 2002 y tiene abierto un expediente por atentado y resistencia a la autoridad, lesiones dolosas y daño agravado de abril de 2013.

En junio de 2014 cuando se disputaba el Mundial de Fútbol de Brasil las autoridades le bloquearon la entrada a ese país. Kaki estaba mencionado en una lista de 2 mil hinchas que figuraban con antecedentes de violencia en espectáculos deportivos.

En abril de 2016 su nombre volvió a ocupar espacio en los medios. Fue cuando la Tropa de Operaciones Especiales capturó a César “Loquillo” Rodríguez, señalado como jefe de la barra de Independiente, en en el bar Stroker. En ese momento se dijo que Kaki había aguantado al barra. Muñoz no tiene legajos penales abiertos en su contra en el nuevo sistema penal.