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Policiales infancias | Santa Fe | Lucio Dupuy

Infancias vulneradas: el caso de Lucio Dupuy y los niños asesinados en Santa Fe

Ignacio y Jorgito, de tres años, y Nicolás, de 6 años, encontraron la muerte a golpes propinados por sus padrastros. La mamá de Jorgito también fue condenada por su participación. Tres casos de extrema violencia infantil en el departamento La Capital que se ponen de relieve a partir del juicio por el crimen de Lucio Dupuy, el nene de 5 años asesinado a golpes por su madre y la pareja en 2021.

En el banquillo de los acusados se encuentran la mamá del niño y su pareja, identificadas como Magdalena Espósito y Abigaíl Páez. En el juicio se contabilizaron las veces que Lucio debió ser hospitalizado por malos tratos: entre finales del 2020 y su asesinato el 26 de noviembre del 2021, fue internado por lo menos cinco veces y las causas eran siempre las mismas: golpes y fracturas en su cuerpo.

El abogado del padre de Lucio Dupuy se quebró al hablar de la autopsia: "Nunca vi algo así"
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En Santa Fe, en la historia reciente, dos mellizos de tres años fueron atacados a golpes en 2011. Ignacio falleció por las agresiones recibidas, su hermanito logró sobrevivir; en 2016 la víctima fue Nicolás, un niño de 6 años cuyo caso desnudó las falencias estatales. Dos años después, en 2018, murió Jorgito: en la audiencia imputativa, el fiscal enumeró las lesiones que presentaba el cuerpo con la voz quebrada.

En estos tres casos hay personas condenadas: los padrastros de Ignacio y de Nicolás, y la mamá de Jorgito; su padrastro, principal responsable del ataque, se quitó la vida en prisión a los pocos días de ser detenido.

Fuera de este reporte quedan las infancias vulneradas hasta la muerte en el resto del territorio provincial, como así también los hechos de violencia contra niños y niñas que no llegaron al extremo de quitarles la vida.

Brutal paliza por una mermelada

El 25 de junio de 2011, pasada la medianoche, dos niños de tres años fueron trasladados de urgencia desde Santo Tomé hasta el Hospital de Niños Dr. Orlando Alassia de Santa Fe. Primero ingresó Ignacio, en ambulancia desde un nosocomio, acompañado por un hombre que se identificó como su papá.

Los médicos que examinaron al niño le diagnosticaron politraumatismos severos, en cráneo, en extremidades y abdomen. Su salud debilitada se agravaba aún más por cuadro de hipotermia, motivo por el cual fue alojado en la Unidad de Terapia Intensiva. Además, se notificó a la policía para que se precisen las circunstancias en las que resultó herido el pequeño.

El hombre que llegó con el niño al hospital se presentó como Horacio Hugo Quinteros, de 33 años, chofer de la empresa de colectivos La Continental. Quinteros admitió que agredió en forma de castigo al menor, y que hizo lo mismo con un hermanito mellizo de Ignacio: los niños, que estaban solos en la casa, habían comido mermelada desde un frasco, y enchastrado todo lo que encontraron a su paso.

El hermanito de Ignacio arribó al hospital poco tiempo después en un vehículo particular. A él, los médicos le diagnosticaron politraumatismos, en cabeza y cuerpo, y quedó internado en observación. Ignacio falleció cerca de las 2 de la mañana.

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Mientras tanto, un patrullero se condujo hasta el lugar del hecho: una precaria finca ubicada en la esquina de 3 de Febrero y Solís, en el barrio el Tanque de Santo Tomé. Allí entrevistaron a la concubina de Quinteros, una mujer de 36 años, quien manifestó desconocer lo sucedido ya que no se encontraba en la vivienda.

Así se inició el proceso judicial que culminó dos años después, cuando el juez de Sentencia Norberto Nisnevich dictó sentencia. La resolución judicial repasó lo ocurrido esa fatídica noche: Quinteros, la mujer y los hijos mayores habían salido de la casa, dejando solos a Ignacio y su hermanito; los niños abrieron un frasco de mermelada y habían ensuciado toda la casa. Cuando el resto de la familia llegó a la casa encontraron a los pequeños durmiendo en el baño.

Quinteros los llevó al dormitorio, y tras obligar a su mujer a subir el volumen del televisor les dio una fortísima golpiza. Los médicos forenses pudieron acreditar que hubo patadas, golpes de puño y cintazos para los dos indefensos. Luego, los llevó al patio donde a pesar del frío invernal, los lavó con agua fría y lavandina porque se habían defecado. Cuando advirtieron que uno de los niños no se podía tener en pie, los bañaron con agua caliente.

El juez de Instrucción Sexta, Sergio Carraro, ordenó la detención de Quintero esa misma noche, y luego también mandó encarcelar a la concubina, Georgina Orellano. Los dos fueron procesados con prisión preventiva: el hombre fue considerado autor de los delitos dehomicidio doblemente calificado por el vínculo y cometido con ensañamiento”, en el caso de Ignacio; y lesiones leves dolosas agravadas por el vínculo, por la golpiza propinada al hermanito. Por su parte, a Orellano le atribuyó el delito de homicidio calificado cometido con ensañamiento.

Los abogados defensores apelaron la medida y en agosto se confirmó parcialmente el procesamiento para el hombre -se le quitó el agravante de ensañamiento-; y se revocó lo resuelto para la mujer, quien recuperó la libertad esa misma noche. En mayo de 2013 el juez Nisnevich condenó a Horacio Hugo Quintero como autor del delito de homicidio, lesiones leves y tenencia de arma de fuego de uso civil sin autorización, y le impuso una pena de 17 años de cárcel.

La investigación permitió determinar que Quintero y Orellano se habían hecho cargo de los mellizos, hijos naturales de otra mujer que vive en Córdoba, con la que el hombre había mantenido una relación. La pareja tenía bajo su responsabilidad y cuidado a los mellizos y a una hermanita menor de ellos. Tenían tres hijos más: dos mujeres y un varón.

Nicolás Almada: un caso testigo

Nicolás Almada tenía seis años; murió el 16 de noviembre de 2016 en su casa de barrio Loyola Sur, tras haber sido golpeado y estrangulado por la pareja de su mamá. El hombre, identificado como Miguel Ángel Franco, cumple una condena a prisión perpetua tras haber sido juzgado en los tribunales santafesinos.

Esa tarde de noviembre, los policías del Comando Radioeléctrico llegaron a José Cibils al 6.300, junto con un grupo de familiares y vecinos que habían llamado al 911. Cuando los efectivos ingresaron a la casa, el pequeño se encontraba tendido en el piso. A su lado, su hermanita, de 11 años, gritaba y lloraba a la vez. Uno de los oficiales tomó al pequeño en sus brazos y apoyó su oído en el pecho: Nicolás estaba inconsciente.

La policía trasladó a Nicolás hasta el Hospital de Niños en el móvil, mientras el agente continuaba realizando maniobras de RCP: “Cuando busqué su pecho para reanimarlo vi muchos golpes. Presentaba muchos hematomas”, declaró el oficial en el juicio contra Franco. Dijo que Nicolás presentaba un corte profundo en su cabeza, y que “eso me hizo comprender que había muerto por violencia”.

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Nicolás Almada fue asesinado a golpes cuando tenía 6 años

Nicolás Almada fue asesinado a golpes cuando tenía 6 años

Cuando llegaron al hospital, el policía entregó a Nicolás en brazos a una médica. La mujer le confirmó que el menor había fallecido horas antes. Mientras tanto, Franco ya había sido detenido: esposado, tendido en la parte trasera del patrullero, se lo escuchó decir “lo maté, lo maté”.

En 2018, Franco fue sometido a juicio oral y público en los tribunales santafesinos, como autor de homicidio calificado por alevosía y lesiones leves calificadas por alevosía. Los jueces lo condenaron a prisión perpetua poco antes de cumplirse dos años del ataque.

Pero esto no fue todo: un año antes de su muerte, en octubre de 2015, la situación de Nicolás ya había trascendido públicamente. El pequeño debió ser hospitalizado por lesiones, que en esa oportunidad se achacaron a su madre; el niño fue separado del grupo familiar por decisión de la Subsecretaría de la Niñez. Tras un tiempo alojado en una vivienda sustituta, se dispuso el retorno al hogar donde lo encontró la muerte al poco tiempo.

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Franco fue condenado a prisión perpetua en el marco de un juicio oral y público

Franco fue condenado a prisión perpetua en el marco de un juicio oral y público

Jorgito, el pequeño que en tres años de vida “no tuvo un día de paz”

Jorgito Bachelli entró al Hospital de Niños el 7 de septiembre de 2018, cerca de las 17, desde República de Chile al 4100, Santo Tomé. Presentaba golpes en todo el cuerpo, y a pesar del esfuerzo de los médicos que intentaron reanimarlo durante más de una hora, Jorgito falleció tras padecer cinco paros cardíacos. La investigación de lo ocurrido quedó a cargo del fiscal de Homicidios, Gonzalo Iglesias: se tomaron declaraciones a los principales testigos y se ordenó la autopsia al cuerpo del niño.

Esta medida reveló el tormento al que había sido sometido Jorgito: en total, según reveló el cuerpo médico forense, el cadáver del niño presentaba un total de 59 lesiones, de las cuales 19 se encontraban en la zona de la cabeza y cuello. La Fiscalía dispuso la detención de la mamá del niño, Florencia Zajur, y de su pareja, Carlos Alberto Pérez. En la audiencia imputativa, el fiscal Iglesias enumeró las lesiones que presentaba el cuerpo con la voz quebrada, y al repasar los testimonios de los allegados, sostuvieron que “su cuerpito no tuvo un día de paz en su vida”.

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Jorgito, tenía tres años y falleció producto de una brutal golpiza realizada por su madre y padrastro.

Jorgito, tenía tres años y falleció producto de una brutal golpiza realizada por su madre y padrastro.

En cuanto a cómo se dio el ataque salvaje, la pesquisa pudo comprobar que Zajur fue quien golpeó inicialmente al niño con un cinturón con hebilla para que se quedara sentado en una pieza. Seguidamente, apareció en escena Pérez y atacó con puños y patadas a Bachelli y luego lo azotó contra la pared. Por esa golpiza, Zajur fue inmediatamente detenida mientras que Pérez escapó y terminó aprehendido un día después en un descampado de la zona de Santo Tomé.

Pérez fue imputado como autor del homicidio calificado del pequeño, por alevosía y ensañamiento. Antes de que pueda discutirse la prisión preventiva, el hombre se quitó la vida en la celda en la cárcel de Coronda. En tanto, la mamá del pequeño también fue imputada y se dispuso la prisión preventiva.

Con el devenir de la investigación, se pudo precisar que Zajur vivía en un contexto de violencia de género provocado por Pérez. Así lo referenciaron dos informes desarrollados por el Dispositivo Interdisciplinario de Salud dependiente de la Dirección Provincial de Salud Mental y del Equipo Interdisciplinario del Instituto de Recuperación de Mujeres de Santa Fe. "Se encontraba inmersa en un contexto de violencia de género en el que Pérez, de manera directa, ejercía su poder, afectando su libertad, integridad física y psicológica", destacó uno de los informes.

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"La pareja de Florencia formaba parte de un amplio y conflictivo grupo familiar atravesado por la violencia, el consumo abusivo y el delito, de los que no adhieren a ningún tipo de sugerencia y acompañamiento; y ella también quedó allí atrapada, por no contar con los recursos familiares o sociales que pudieran alertarla de ello", resaltaron. En efecto, la mujer fue condenada a través de un procedimiento abreviado en el que se destacó el contexto de violencia de género en el que vivió la madre de Jorgito durante toda su vida hasta el momento del crimen.

Zajur fue condenada a 16 años de prisión como coautora de homicidio calificado por el vínculo con la concurrencia de circunstancias extraordinarias de atenuación. Para la Justicia, el contexto de violencia en el que vivió Zajur constituyó la circunstancia extraordinaria de atenuación de los cargos que le habían sido atribuidos en el inicio de la causa, cuando se la acusó además por alevosía y ensañamiento.