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Policiales narco | Paraguay | Uruguay

El narco de las mil caras que mató a su primo y trató de diluirlo en ácido

El capo mafioso uruguayo Sebastián Marset domina el tráfico de drogas por la hidrovía. En una causa en Paraguay, habla con su socio sobre cómo hacer desaparecer el cuerpo de un pariente que acababa de asesinar.

Sebastián Marset, el narco uruguayo que está prófugo y domina parte del tráfico de drogas por la hidrovía, volvió a quedar enredado en una trama que expone la crueldad con la que opera el narcotráfico.

Las lealtades son endebles, incluso, del entorno familiar. En una causa en Paraguay, a la que accedió AIRE, se describe el accionar de este hombre que reaparece en los medios y no puede ser atrapado por los cuatro países que lo persiguen.

El 24 de octubre de 2020, Marset lo llamó a su socio paraguayo Miguel Ángel Insfran para avisarle que acababa de asesinar a su propio primo. Lo mató cuando lo llevaba en su camioneta y la muerte de este hombre pareció algo inesperado, pero luego se supo que el capo narco planeaba ejecutarlo desde hacía tiempo.

La sospecha era que había revelado información importante del negocio del tráfico de drogas en la hidrovía Paraná-Paraguay, la ruta que usa este cartel para sacar grandes cargamentos de cocaína.

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Unos días antes, Marset le había preguntado a su socio “si tenía un lugar para desaparecer un cuerpo, meterlo en ácido o en cal”. Como si fuera un trámite, el uruguayo mató de dos disparos a su primo Diego Andrés Olivera Cabrera.

“Mi bro. Le di un tiro y se tiró del auto”, fue la primera descripción que hizo Marset ese 24 de octubre de 2020. “Lo llevaba convencido y lo iba a matar ahí llegando”, apuntó el narco uruguayo.

Olivera Cabrera se cayó de la camioneta tras recibir el primer disparo y quedó tirado en ese camino polvoriento de la ciudad Mariano Roque Alonso, en las afueras de Asunción. “Pero le di dos buenos tiros”, explicó Marset, que luego le pidió disculpas a su socio, porque el cadáver de su primo quedó tendido en la calle cerca de su mansión. “Le tendría que haber puesto la tranca en la puerta! Una cagada que haya caído, pero bueno, lo más importante es que marchó, si no iba a nombrarme”, advirtió Marset.

Estos diálogos a los que accedió AIRE forman parte de la imputación por lavado de dinero contra Isfrán, el socio de Marset, conocido en Paraguay como “Tío Rico”, un hombre que le dio al narco uruguayo las garantías de que durante un tiempo nadie impediría que sacaran gigantescos cargamentos de cocaína por el río Paraná rumbo a Europa.

hidrovía paraná paraguay
La hidrovía Paraná-Paraguay es una de las rutas que se utilizan para sacar grandes cargamentos de cocaína.

La hidrovía Paraná-Paraguay es una de las rutas que se utilizan para sacar grandes cargamentos de cocaína.

En los puertos de Amberes, en Bélgica, y Rotterdam, en Holanda, se incautó un total de 53 toneladas de cocaína que provenía de esa ruta, un récord a nivel global que encendió las alarmas. Las barcazas que trasladaban esos cargamentos hicieron trasbordo de cargas en aguas argentinas, donde en ningún momento se descubrió la cocaína, que la mayoría de los embarques iba camuflada en harina de soja que se enviaba en contenedores. Es usual que ese producto se envíe a granel, y no en containers, con lo cual esos despachos deberían haber despertado alguna sospecha, sugirieron fuentes del Ministerio de Seguridad de la Nación.

Este caso es emblemático en los países de la región, porque tiene protagonistas de varias naciones y el radio de acción de la organización también es amplio. La causa, llamada A Ultranza Py, era investigada por el jefe de la Unidad de Crimen Organizado, Marcelo Pecci, que fue ejecutado por sicarios que llegaron a una playa en Barú, Colombia, donde el fiscal pasaba su luna de miel con su flamante esposa en mayo de 2022. Aunque fueron detenidos los sicarios aún no se logró determinar en Colombia ni en Paraguay quién fue el autor intelectual, en una investigación que despertó muchas críticas por el “desinterés” de las autoridades paraguayas por llegar a los ideólogos.

Marset se transformó en un narco célebre durante los últimos años, al protagonizar huidas cinematográficas de Dubai y de Bolivia, donde demostró que con su fortuna puede evadir todo lo que se le ponga enfrente. En Argentina, Marset no tiene ninguna causa abierta, aunque su sombra comienza a aparecer a partir indirectamente a partir de algunos secuestros de droga, como ocurrió en julio pasado, en un campo cerca de Roque Saénz Peña, donde se estrelló una avioneta con 324 kilos de cocaína, una aeronave que pertenecía a la flota del Clan Lima Lobo, ligado a Marset en Santa Cruz de la Sierra.

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La palabra “Argentina” aparece en la desgrabación de escuchas telefónicas a Marset e Isfrán. Hablan el 20 de setiembre de 2020 de un supuesto cargamento de cocaína kilos.

“Hasta hoy tenemos 2800 aparte de los 2000 de Corso. Tenemos a preparar 1800 junto con las cargas de Jorge”, enumeró el narco uruguayo. Corso es un tipo de sello que usaba este cartel en los panes de cocaína para enviar al exterior. En esa conversación señaló: “Eso fue pedido por Paraguay, para que revisen en Argentina”. No se logra entender de qué hablan. Pero después Marset envia la captura de pantalla de la calculadora de su celular con la cifra: “1.319.500”, que serían los dólares que ganarían con el embarque.

La investigación de la causa Ultranza Py confirma cómo es el dominio de una ruta clave para la salida de la cocaína que se produce en Bolivia, a través de la hidrovía Paraná Paraguay. Marset y Tío Rico tenían el control de la logística de este negocio criminal en el Chaco paraguayo, una región poco poblada, limítrofe con Bolivia, donde se detectaron en esta causa más de 700 pistas de aterrizaje. Isfrán era quien tenía una aceitada logística tanto de la llegada de la cocaína a través de avionetas y luego el traslado de la droga a los puertos, después de acondicionarla para cargarla en contenedores que salían por las terminales cercanas a Asunción, como Villeta. Esos contenedores se cargaban en barcazas que atravesaban más de 1800 kilómetros por los ríos Paraguay y Paraná y nunca eran controladas.

El poder de controlar esta ruta clave de salida al Atlántico establece que el valor del estupefaciente adquiere otro precio cuando llega a destino. El kilo de cocaína en el Chapare, la región del trópico de Cochabamba, dominada por los movimientos cocaleros, donde se produce la cocaína tiene un valor de unos 2000 dólares. En Europa el precio alcanza los 35.000 dólares, pero si llega a Oceanía, la nueva ruta en auge, el valor puede alcanzar entre los 150.000 y 200.000 dólares.

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Sebastián Marset, el narco uruguayo que no puede ser atrapado por los cuatro países que lo persiguen.

Sebastián Marset, el narco uruguayo que no puede ser atrapado por los cuatro países que lo persiguen.

Marset lograba con su organización colocar la droga en esos países, lo que le dio una espalda económica fenomenal, que mostró en Bolivia, donde se recluyó tras huir de Paraguay, y tras desaparecer de Dubai, donde esa maniobra generó un escándalo político en el gobierno uruguayo, ya que fue quien le suministró un pasaporte legal en ese país de Asia, donde había sido demorado por detectar que se movía con documentación falsa.

Marset escapó de Santa Cruz de la Sierra en julio de 2023, donde se sospecha, por dichos del propio capo narco, que las autoridades bolivianas le dieron ayuda para fugarse y volver a desaparecer.

La policía boliviana allanó en ese momento ocho propiedades en Santa Cruz de la Sierra y se incautaron 17 fusiles, una pistola, 1915 municiones, 28 cargadores para diversos tipos de armas, cuatro chalecos antibalas, una moto, 31 vehículos y cuatro cuatriciclos.

A pesar de todo el armamento y del mini ejército que lo custodiaba, lo llamativo de la historia de este narcotraficante millonario es que jugaba de manera profesional al fútbol en Bolivia, como lo había hecho en Paraguay. Y su participación en los equipos la garantizaba el dinero que aportaba.

Marset formaba parte del club Los Leones El Torno, una entidad que participa de la Liga de Santa Cruz y que él mismo administraba. Sus partidos se transmitían por redes sociales y de ahí es que empezaron a circular en las últimas horas algunas de sus jugadas. Usaba la camiseta número 23 y llevaba el nombre “Luis”, ya que se hacía pasar por un tal Luis Amorim, de identidad brasileña, como lo indica el relator de los partidos.

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Es un hombre que se especializa en huir de forma llamativa. En octubre de 2021 fue detenido en Dubai, de donde logró escabullirse y desaparecer después de conseguir un pasaporte uruguayo de manera legal, algo que en Montevideo generó un fuerte escándalo que golpeó a la administración del presidente Luis Lacalle Pou.

Marset alimenta todo el tiempo su perfil público, como si fuera una celebridad. En esa búsqueda se inscribe su última aparición pública desde la clandestinidad en noviembre pasado, porque tiene pedido de captura de cuatro países. Lo hizo a su modo, con la seguridad de que iba a despertar la atención de todos, sobre todo de quienes lo buscan, al brindar una entrevista a un canal de televisión uruguayo desde un lugar en el este de Paraguay, donde está escondido, supuestamente.

En una entrevista que le hizo Patricia Martín, periodista del programa Santo y Seña, el narco uruguayo reconoció que alguien le informó que lo estaban por atrapar en Bolivia: “Me avisaron, sí, me avisaron. Armé dos valijas con ropa mía, de los niños, y me fui”, aseguró.

En esa nota, llamativamente, defendió a los funcionarios uruguayos que le dieron un pasaporte en Dubai y colaboraron para que volviera a huir, pero no lo hizo con los bolivianos. Marset explicó que cuando tuvo que escapar de Santa Cruz de la Sierra las autoridades de ese país informaron que en la mansión que habitaba con su familia no había quedado nada. “Se quedaron con 400.000 dólares”. Volvió a acusar al ministro de Gobierno de Bolivia Eduardo Del Castillo de corrupto. “Me avisaron. Armé dos valijas con ropa mía, de los niños, y me fui”, contó.

El ministro de Gobierno boliviano opinó luego de que se emitió la entrevista que fue “algo parecido a un homenaje a un narcotraficante en vida. Ha sido una apología del delito, así lo conocemos dentro del territorio nacional y dentro de la doctrina de la academia en el derecho. Están defendiendo el narcotráfico", opinó. Del Castillo consideró que se trata de una "operación mediática de una persona que falta completamente a la verdad" y que mostró un "sensacionalismo hacia el narcotráfico".

La sospecha que sobrevuela tras el reportaje televisivo es que Marset prepara el terreno junto con su abogado para entregarse. En la primera parte de la entrevista pareció tender puentes hacia el gobierno uruguayo para que dejen de lado de las investigaciones a su familia. La entrega de Marset será seguramente otro capítulo teñido de excentricidad e impacto mediático.

El expediente del caso que se tramita en Paraguay

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