El asesinato del empresario Hugo Oldani, ocurrido el 11 de febrero de 2020; y el asalto a la Subcomisaría de Arroyo Leyes, sucedido el 17 de noviembre de 2022, acapararon el interés de la opinión pública de Santa Fe por la gravedad de los delitos y por las circunstancias que rodearon estos casos. Entre ellas, la particularidad de que ambas causas terminaran con personas encarceladas, a pesar de que las evidencias parecen demostrar que son inocentes y que no tuvieron ninguna relación con estos hechos.
En el marco de la causa Oldani, el 29 de diciembre de 2020 la Justicia ordenó detener al bioquímico Alfredo Sadonio como supuesto cerebro del asalto, a raíz de una serie de pruebas que parecían contundentes pero que, en definitiva, jamás existieron. Se dijo que los organismos investigadores contaban con centenares de mensajes y llamadas telefónicas entre Sadonio y miembros de la banda que asaltó y asesinó al empresario en pleno centro de Santa Fe.
Aquellas llamadas -inexistentes- no fueron el único elemento que llevaron a los fiscales a ordenar la detención de Sadonio. Además, contaban con un identikit del supuesto cerebro del asalto, elaborado a partir del relato de uno de los miembros de la banda, Brian Damiani.
Pero cuando colocaron a Sadonio y a otros hombres frente a Damiani y le preguntaron si allí se encontraba el organizador del asalto a Oldani, aseguró que el verdadero responsable no se encontraba en ese lugar.
En febrero de 2022, el juez Octavio Silva terminó sobreseyendo por falta de pruebas al bioquímico. En su resolución dijo que “no solo no hay una imagen, un elemento objetivo o algún indicio indubitable que ubique temporalmente a Sadonio en la escena del hecho al momento de su ejecución, en sus alrededores o en la casa donde se ocultaron luego de su comisión, sino que claramente, además, Sadonio y aquellos eran absolutos desconocidos”.
Silva sostuvo que tampoco existió (o existe) un vínculo entre el bioquímico y la víctima del caso: “No existe una sola imagen de Sadonio en tal escenario, no se acreditaron comunicaciones o agendamientos entre ellos, contrataciones de viajes o documentación comercial o financiera que los relacione”.
Pero los fiscales insistieron -una vez más y sin aportar nuevas pruebas-: en octubre de 2022, presentaron un Recurso Extraordinario de Inconstitucionalidad ante la Corte Suprema de Justicia de Santa Fe. Se espera que la Corte resuelva este año si realmente hubo alguna violación de la Constitución de la Provincia cuando se dictó el sobreseimiento de Sadonio.
En definitiva, a pesar de los errores en la investigación, tres años después del homicidio de Oldani, dos años después de ser detenido en la Cárcel de Las Flores y luego de ser sobreseído en primera y en segunda instancia, Alfredo Sadonio sigue vinculado judicialmente con la muerte del empresario.
Dos meses en la cárcel y todo indica que fue un error
Así como el bioquímico Alfredo Sadonio estuvo diez días preso por lo que parece haber sido un error de la Justicia en el caso Oldani, al electricista Luis Alberto Leguizamón lo mantuvieron en la cárcel durante dos meses por otra aparente equivocación y en el marco de la causa del copamiento a la Subcomisaría de Arroyo Leyes, ocurrido el 17 de noviembre pasado.
Leguizamón dormía junto a su familia en su casa de barrio Villa Hipódromo el 21 de noviembre de 2022, cuando a las seis de la mañana tres disparos y fuertes golpes sobre la puerta lo despertaron y provocaron el lógico sobresalto.
Efectivos de la Agencia de Control Policial (ex Asuntos Internos) irrumpieron en la vivienda, mataron de un tiro al perro de la familia y la Justicia mantuvo a Leguizamón preso durante dos meses.
Finalmente, lo dejaron en libertad al percatarse de que no se trataba del Leguizamón que estaban buscando, sino que se confundieron de persona.
Todo indica que el error se produjo de la siguiente manera:
- Un testigo de identidad reservada informó a la Policía que, entre los miembros de la banda que copó la Subcomisaría de Arroyo Leyes, había un tal Luis Leguizamón.
- Sobre la base de los testimonios de quienes habían estado presentes en la Subcomisaría durante el copamiento -detenidos, policías y un vecino que también fue asaltado por la banda-, los investigadores elaboraron una serie de identikits de los delincuentes.
- Cuando compararon estos rostros con distintos bancos de datos, se encontraron con que la cara del electricista Luis Alberto Leguizamón se asemejaba a uno de los identikits.
- Se ordenó investigar los movimientos de su teléfono celular y detectaron que el día del asalto a la Subcomisaría la señal había impactado en antenas de Arroyo Leyes, unas horas antes.
- Pero resultó ser que el electricista Leguizamón estaba en la zona porque, desde hacía unos días, trabajaba en la construcción de una pileta.
En estos momentos, otro Leguizamón está detenido y reconoció haber participado del asalto a la Subcomisaría.
El bioquímico Sadonio y el electricista Leguizamón jamás se conocieron y tal vez nunca se conozcan. Sin embargo, ambos terminaron siendo protagonistas de historias semejantes relacionadas con graves delitos que, al menos hasta hoy, nadie logró probar: a partir de aparentes errores en las investigaciones judiciales, los dos terminaron en la cárcel.
Si efectivamente y como todo parece indicar son inocentes, el daño está hecho.
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