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Opinión | Elecciones Santa Fe 2023 | Omar Perotti | Provincia de Santa Fe

Elecciones 2023 en Santa Fe: sin campaña y sin mística, el peronismo fue otra vez vencido

Ganó el que primero arrancó la campaña y más recursos invirtió para ser el candidato del Frente Antiperonista. Perdió una coalición que desaprovechó la oportunidad histórica de reperonizar la provincia y que cometió todos los errores que se podían cometer. La utopía: 56 días para achicar la diferencia.

Que no se ofendan encuestadores amigos, que tantos datos nos proporcionan desde hace casi un semestre: las encuestas preelectorales siguen una obsesión cara y estéril, pero que seguirán facturando muy bien gracias a la política. Pero empecemos incorporando algunas notas sueltas, impublicables hasta hace unos meses, la mayoría de las cuales fungen como explicaciones y que ordenamos por importancia relativa, de la más a la menos relevante y a criterio de quien suscribe:

* Omar Perotti es el político que más se preparó para ser gobernador de Santa Fe y una de las mayores decepciones políticas del peronismo desde el retorno de la democracia, una vez que logró serlo. Nunca pudo conducir la totalidad de una coalición que -al igual que lo ocurrido a nivel nacional- fue un dispositivo exitoso para cortar 12 años del Frente Progresista, pero que nunca tuvo un proyecto unificado de gestión, que conformara a las tribus que lo componen y atemperara los efectos de la conducción unipersonal del gobernador. Ni condujo la totalidad, ni fundó un perottismo capaz de heredarlo, ante la imposibilidad de ninguna reforma para ir por la reelección (la obsesión por Roberto Mirabella duró demasiado).

* Luego de la derrota por 10 puntos en las PASO 2021, el gobernador no hizo cambios sensibles en su gabinete por dos razones: la primera y más discutible es porque decidió que los santafesinos no castigaron sus primeros dos años de gestión sino los del gobierno nacional. La segunda por algo que se puede publicar, pero siempre en off y proviene del entorno del gobernador: “No había mucho para cambiar, después de 12 años de connivencia con el socialismo, sin proyecto de poder, lo que no se generaron fueron dirigentes capaces, formados para asumir responsabilidades de primer nivel, ¿a quién querías que pongamos?”.

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Lewandowski se impuso como el candidato más votado del peronismo y enfrentará a Pullaro en la carrera hacia la Casa Gris.

Lewandowski se impuso como el candidato más votado del peronismo y enfrentará a Pullaro en la carrera hacia la Casa Gris.

* Los sectores que representan al kirchnerismo o filo-kirchnerismo en la coalición gobernante, aportaron tan poco en la gestión como en las primarias y su performance demostró-más allá de principios y valores indiscutibles- que el promedio ideológico de la provincia de Santa Fe no da kirchnerismo, nunca dio y que fracasaron en el intento de tornar hegemónica una minoría intensa, pero sin capacidad de contagio. Resta saber si el porcentaje de votos que pueden aportarle a la fórmula que integra Agustín Rossi (los 17 puntos de Marcelo Lewandowski son “naturalmente” de Sergio Massa), son los casi 10 puntos que sumaron Marcos Cleri, Leandro Busatto y Eduardo Toniolli.

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* Hace algún tiempo, Marcelo Sain nos confió en off que se retiraba del gobierno por decisión propia y no por pedido de Perotti (“justo ahora me dejás”, le recriminaba el gobernador) y que lo hacía para que “en las PASO (2021) o en dos años no me echen la culpa de la derrota del peronismo en Santa Fe”. Pues bien, dos derrotas consecutivas para un gobierno que –desde el discurso inicial del gobernador, con Miguel Lifschitz resoplando a su lado– desafió al complejo entramado que sostiene al narcodelito en la provincia, la complicidad con sectores de la política, de las fuerzas policiales, el sistema financiero formal e informal y sus vinculaciones con otras actividades económicas que le proporcionan una alternativa de lavado. Fue valiente, sincero y también desmesurado para las herramientas y decisiones con las que trató de disciplinar a un establishment de enorme complejidad y fortaleza y que desde hace décadas independizó su suerte de la de los gobiernos que se suceden en la provincia. No estuvo a la altura del conflicto que desató y lo pagó caro: el mayor plan de obras estructurales desde el retorno de la democracia (con fondos propios y nacionales) quedó desdibujado tras la cortina de humo y balas que produjo la ola de homicidios conque la nueva configuración de las bandas narco regó la provincia entre 2020 y el primer semestre del año.

* Pasemos de largo el argumento más remanido (y cierto): Omar Perotti hizo un recuento crudo y realista de los recursos y posibilidades y decidió hace rato que la elección estaba perdida, que había que concentrar los esfuerzos en marcar su gestión para la posteridad. El gobernador decidió que el futuro es de resistencia para impulsar un potencial retorno en 2027 y al igual que muchos conductores, ante el asedio de una realidad cambiante, cambió cuadros técnicos solventes por “siperottistas” y aplaudidores. Casi nunca sale bien.

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Con 491.000 votos en las Paso, Maximiliano Pullaro se consolidó como el líder de la oposición santafesina.

Con 491.000 votos en las Paso, Maximiliano Pullaro se consolidó como el líder de la oposición santafesina.

Y finalmente algo cuyos efectos fue menospreciado en los análisis porteños y algunos locales: el enorme desgaste y ruptura sin solución que supuso la áspera interna de 2021, torpemente inducida desde Buenos Aires, producto de la fractura expuesta entre Alberto y Cristina y que –a la postre– dejó al peronismo santafesino sin candidatos competitivos: Perotti sin reelección, Rossi derrotado y con un caudal en baja y María de los Ángeles Sacnún sin poder ser el relevo, depositaria del voto kirchnerista que Cristina imaginaba proyectar. Si había recambio, no estaba listo, adoleció de la falta de una estrategia integral de campaña y finalmente no alcanzó.

Con más de un tercio de electores que optaron por no sufragar (sin certeza de cuántos son peronistas desmotivados por la campaña “amable” y la oferta electoral) y casi 90.000 votos en blanco, resta preguntarse cuáles son las chances reales de achicar los casi 40 puntos de diferencia respecto de la suma de todo el antiperonismo realmente existente. Como dato histórico puede decirse que la pérdida de votos peronistas respecto de las PASO 2019 es descomunal (+400.000 votos) y que el sueño de Miguel Lifschitz –no la actual insignificancia electoral del socialismo– sino un Frente aglutinado por repudio al peronismo, que incluya al neoliberalismo y capaz de derrotarlo, se hizo realidad. El antiperonismo santafesino, separado y sumado consolidó históricamente un 35/40% del electorado, salvo en 2007 (54,92) y 2019 (57,69). Quienes hablan de terminar con los enfrentamientos pero proponen “terminar con el kirchnerismo”, esta vez batieron un récord (65,06%). Nunca desde 1983 la provincia manifestó un sesgo “tan gorila”.

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Si bien la derrota estaba previsionada y sin creer que votos provinciales son automáticamente trasladables a las nacionales del 13 de agosto, la pregunta que obsesiona a los principales operadores y encuestadores afines a Unión por la Patria, es si el aporte santafesino será del 26% o algo más para la interna nacional. Imposible aseverarlo, necesario medirlo, pero además de los datos y las proyecciones, habrá una traducción electoral del impacto emocional y político que genera una derrota categórica.

Interna feroz: el antiperonismo no se mancha

Quedó claro que la irresponsable (ni una prueba, ni una causa) y desesperada acusación de financiamiento narco en la campaña de Pullaro, le imprimió un alto perfil a la interna de Unidos, pero difícilmente deshilache el caudal de votantes que parecen convencidos de que un país mejor es uno preperonista, es decir precivilizatorio. Sin importar si Losada vuelve a recluirse en Nordelta, el voto antiperonista no se mancha ni se raspa con el manoseo que se hizo de una problemática que afecta no sólo a Santa Fe (aunque Rosario se despega de las cifras de crímenes a causa de operaciones narcodelictivas) sino a toda la próspera pampa sojera.

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“Yo no competí como candidato a gobernador, no se evaluaba mi gestión” y “prácticamente no hicimos campaña, ahora será de verdad” son dos aseveraciones defensivas de Omar Perotti. La primera no se sostiene, la segunda es cierta. ¿Pero si en vez de pensar el aporte probable a la fórmula nacional, alguno de los referentes de Unión por la Patria bajan a Santa Fe a apuntalar los votos que se necesitan para ganar en octubre? Sería para vender cara la derrota, pero ni Alberto Fernández (en funciones protocolares), ni Sergio Massa, ni mucho menos Cristina Kirchner (se concentrará en la Provincia de Buenos Aires) se expondrán a una salpicadura inconveniente.

Santa o profana, quedan la fe y también la certeza de que la única lucha que se pierde, es la que (como sucedió en esta PASO) se abandona.