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Yoga para niños, ¿por qué no?

El yoga está de moda y no solo entre los adultos. Esta disciplina se ha adaptado para hacer accesibles todos sus beneficios también a los más pequeños de la casa.

Patinaje, judo, tenis, natación… El abanico de opciones de actividades extraescolares para los niños es amplísimo y cada vez se hace más difícil la tarea de decantarse por una o por otra. Más allá de los apoyos académicos -como pueden ser los idiomas o refuerzo en sus asignaturas-, estas clases les permiten potenciar habilidades como la coordinación, el trabajo en equipo o la destreza deportiva, así como a que mantengan una rutina física que rompa con el sedentarismo del pupitre.

En este sentido, una disciplina ha irrumpido con fuerza en el terreno infantil, tal y como hiciera para los adultos: el yoga. A priori puede parecer mentira que tengan la paciencia, atención y concentración que exige esta práctica, pero no son pocos los centros y expertos que apuestan por una integración desde la infancia. El maestro Ramiro Calle ya publicó en 2001 el libro Yoga para niños, donde destacaba los beneficios que puede traer a los más pequeños, como aprender a respirar y a relajarse.

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A partir de los 7 u 8 años es una edad adecuada para iniciarse en el yoga, según apunta el experto. Claro que la dinámica no es exactamente igual que la que seguramente conozcas. En el caso de los niños con una sesión de 30 minutos será suficiente, habrá más repeticiones y menos tiempo de mantenimiento de la postura: “Los programas para el niño deben ser atractivos, ágiles, variados e incluso divertidos“.

Es importante que ellos sean los que prueben y decidan si quieren continuar y que las correcciones se hagan de una forma lúdica, para que no acaben sintiendo frustración o rechazo. El objetivo es todo lo contrario. Esta práctica les ayuda a rebajar la tensión, tranquilizar su sistema nervioso, equilibrar el carácter y calmar su mente, además de mejorar su capacidad respiratoria y la elasticidad en músculos y articulaciones.

Cada vez son más los centros especializados que han abierto sus horarios a clases temáticas como yoga premamá o yoga infantil. Es el caso de Elena Ferraris Yoga en Madrid (www.elenaferrarisyoga.com), donde trabajan con niños desde bebés, a través de sesiones de estimulación temprana, por ejemplo. Además, clases de yoga para niños, para adolescentes y preadolescentes, así como dinámicas familiares en fin de semana.

Tal es el éxito que ya hay espacios completamente dedicados al yoga de los más pequeños, como Yoga Kids en Sevilla (www.yogakids.es), donde ofrecen clases desde los 3 años y también sesiones en familia, con las que se favorecen los vínculos entre padres e hijos. O Yogui Kids en Barcelona (www.yoguikids.com) con propuestas de yoga para mamás, papás, en familia, para niños entre 3 y 6 años acompañados o para peques de más de 6 solos en grupos reducidos.

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Muy original es lo que organizan en Valencia desde hace algunas temporadas; un programa de yoga para en el Jardín Botánico durante los fines de semana. Y comprometida es la iniciativa de la Fundación Pere Tarrés y Fundación DiR, que proponen el yoga cómo herramienta de lucha contra la exclusión social de los más pequeños.

Fuente: Hola

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