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Estudios demuestran que dormir tarde podría aumentar el riesgo de sufrir obesidad

Dormir tarde podría aumentar el riesgo de sufrir obesidad. Estudios muestran que el desorden del sueño provoca desbalances hormonales y desequilibrios energéticos que llevan a padecer este trastorno metabólico.

Así es, dormir tarde podría aumentar el riesgo de sufrir obesidad. Para entender esta relación hay que partir del reconocimiento de que la obesidad es un problema de salud pública muy relevante en la actualidad. Esta condición puede aumentar significativamente el riesgo de sufrir patologías cardiovasculares, metabólicas y del sistema nervioso central.

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Estudios muestran que el desorden del sueño provoca desbalances hormonales y desequilibrios energéticos que llevan a padecer este trastorno metabólico.

Estudios muestran que el desorden del sueño provoca desbalances hormonales y desequilibrios energéticos que llevan a padecer este trastorno metabólico.

La relación que tiene con el sueño, según un estudio, tiene que ver con la cantidad y calidad del mismo. De acuerdo con la investigación, la dinámica laboral actual ha llevado a las personas a disminuir las horas de descanso, lo que se ha reflejado en el aumento de las tasas de sobrepeso y de obesidad.

La obesidad es una enfermedad muy compleja que tiene interacción con múltiples factores, como los genéticos, los ambientales, los sociales y los emocionales. De hecho, la Organización Mundial de la Salud (OMS) la reconoce como una epidemia que afecta, en especial, a los países en desarrollo.

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Falta de sueño en la actualidad

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La falta de sueño en la actualidad también se relaciona con el estado de ánimo, los problemas personales y el estrés.

La falta de sueño en la actualidad también se relaciona con el estado de ánimo, los problemas personales y el estrés.

El estudio que citamos antes relaciona el sueño con la probabilidad de padecer obesidad, la que parece expandirse a medida que la vida laboral le resta horas al descanso.

Esta disminución se relaciona con el uso excesivo de luces eléctricas y aparatos electrónicos como el celular, las tabletas y los ordenadores. Todo ello en vínculo directo con una mayor demanda laboral, los turnos nocturnos de ciertos empleos y los viajes transmeridianos.

Pero esto no es todo. La falta de sueño en la actualidad también se relaciona con el estado de ánimo, los problemas personales y el estrés. Esto nos predispone a tener episodios agudos o incluso crónicos de insomnio.

¿Por qué sentimos hambre?

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Las sensaciones de hambre, saciedad y el balance energético son regulados por el sistema neuroendocrino.

Las sensaciones de hambre, saciedad y el balance energético son regulados por el sistema neuroendocrino.

Las sensaciones de hambre, saciedad y el balance energético son regulados por el sistema neuroendocrino que está integrado a nivel hipotalámico. Además, son una manifestación del organismo que busca satisfacer sus necesidades nutricionales.

Una investigación nos demuestra que cuando este sistema falla se pueden presentar patologías metabólicas, como la obesidad o la desnutrición, en el otro extremo. Cuando trasnochamos o sufrimos de episodios agudos o crónicos de insomnio, el organismo empieza a aumentar los requerimientos metabólicos.

Esta es la razón por la que es ideal que una persona con horarios activos nocturnos tenga una dieta específica y realice actividad física. De forma que contrarreste los efectos del desbalance.

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¿Cómo se relacionan la falta de sueño y la obesidad?

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El sueño es fundamental para la adecuada sincronización de las hormonas.

El sueño es fundamental para la adecuada sincronización de las hormonas.

Un estudio señala que el sueño es fundamental para la adecuada sincronización de las hormonas, las que tienen patrones circadianos específicos. Al romper con este patrón, a causa de la falta de sueño por dormir tarde, se altera su funcionamiento.

Cuando esto ocurre, se afecta el balance de energía que influye en el peso corporal, el que debe tener un equilibrio entre el consumo y el gasto energético. La corta duración del sueño afectaría ese balance y produciría trastornos metabólicos, como la obesidad.

Así, queda en evidencia que el dormir tarde podría aumentar riesgo de obesidad, debido a la famosa deuda de sueño. Este concepto se caracteriza por las pocas horas destinadas a dormir. Una situación que suele ser reiterativa, aumentando cada vez más esa deuda.

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¿Cuántas horas debemos dormir?

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Se dice que el tiempo de descanso correcto y adecuado para las personas adultas es de 7 a 8 horas diarias. 

Se dice que el tiempo de descanso correcto y adecuado para las personas adultas es de 7 a 8 horas diarias.

De acuerdo con los expertos en higiene del sueño, la cantidad de horas varía según la etapa del ciclo vital. Así, los adultos deberían dormir entre 7 y 8 horas. Los recién nacidos entre 16 y 18 horas, los niños en edad preescolar entre 11 y 12 y los adolescentes unas 10 horas.

Esto con el fin de recuperar energías y ayudar al cuerpo a realizar los procesos metabólicos y endocrinos de los que ya hablamos. Adicional a ello, dormir bien disminuye la fatiga diurna, las probabilidades de tener excedentes por fallas en la actividad motora y las afectaciones físicas y emocionales, así como el bajo rendimiento laboral o académico. Pero no se trata solo de dormir las horas señaladas. Hay un problema si estás alterando el ritmo circadiano. ¿Cómo? Pues también es perjudicial dormir tarde, aunque luego de ese cambio de rutina se duerman las 8 horas sugeridas.