Javier Milei asumió el cargo de Presidente de la Nación ante la Asamblea Legislativa donde, junto a su compañera de fórmula y ahora vicepresidenta de la Nación, Victoria Villarruel, recibió los atributos Presidenciales. La Asamblea fue presidida, en la primera mitad, por la vicepresidenta saliente, Cristina Fernández de Kirchner, y los atributos fueron entregados por el mandatario saliente, Alberto Fernández. A diferencia del inicio de otras gestiones, Milei no brindó su discurso ante los legisladores nacionales sino, en las escalinatas del Congreso, ante miles de seguidores.
En un tono más calmo que el de costumbre, el flamante mandatario nacional ratificó su plan “motosierra” y anticipó meses de ajustes, de inflación, de caída del empleo, del consumo y del salario real. Según Milei, ese contexto es fruto de las políticas aplicadas por la gestión saliente y aseguró que “ningún gobierno ha recibido una herencia peor que la que estamos recibiendo nosotros”.
Al inicio de discurso, el presidente anunció que “hoy comienza una nueva era en Argentina. Damos por terminada una larga y triste historia de decadencia y comenzamos el camino de la reconstrucción de nuestro país. Los argentinos, de manera contundente, han expresado su voluntad de cambio que ya no tiene retorno. No hay vuelta atrás. Enterramos décadas de fracasos y de disputas sin sentido. Peleas que han logrado destruir el país y dejarnos en la ruina. Empieza una era de paz y prosperidad, de crecimiento y desarrollo, de libertad y progreso”.
Luego, adelantó que "habrá un ajuste fiscal de 5 puntos del PBI que caerá sobre el sector público” y advirtió que “aun cuando hoy dejemos de emitir dinero, seguiremos pagando los costos del desmadre monetario del gobierno saliente. Lo vamos a pagar en inflación”.
Milei hizo referencia a otro de los puntos de la “herencia”: el cepo cambiario. “No solo constituye una pesadilla social y productiva, sino que además que el sobrante del dinero hoy es el doble del que había en la previa del Rodrigazo. El Rodrigazo multiplicó por seis la tasa de inflación; un evento similar significaría multiplicar la tasa por 12. Y dado que la misma viene viajando a un ritmo del 300% podríamos pasar a una tasa anual de 3600%”.
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“Dada la situación de los pasivos del Central, la cual es peor que es la que había en la hiperinflación, en muy poco tiempo se podría cuadruplicar la cantidad de dinero y con eso elevar a la inflación a niveles de 15.000% anual. Esa es la herencia que nos dejan, una inflación plantada del 15.000% anual que vamos a luchar con uñas y dientes para erradicarla”, precisó.
Para Milei, en el contexto actual de la economía nacional “no hay alternativa posible al ajuste. Tampoco hay lugar a la discusión entre shock y gradualismo. Todos los programas gradualistas terminaron mal, mientras que todos los de shock —menos el de 1959— fueron exitosos. Si un país carece de reputación, los empresarios no invertirán hasta que vean el ajuste fiscal”. En la misma línea, reiteró que “no hay plata” y reconoció que dichas medidas impactarán “de modo negativo sobre la actividad, el empleo, la cantidad de pobres e indigentes. Habrá estanflación, pero no es algo muy distinto a los últimos 12 años. Este es el último mal trago para comenzar la reconstrucción de la Argentina”.
“No buscamos ni deseamos las duras decisiones que habrá que tomar en las próximas semanas, pero no nos han dejado opción. Nuestro compromiso es inalterable”, aclaró el mandatario, quien insistió: "Sabemos que la situación empeorará, pero veremos los frutos de nuestro esfuerzo”.
En el último fragmento de su discurso, Milei aseguró que “este nuevo contrato social nos propone un país distinto en el que el Estado no dirija nuestras vidas. El que corta, no cobra”.
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“No venimos a perseguir a nadie- dijo-, nuestro proyecto no es de poder, es de país”, e invitó a “aquellos que quieren utilizar la violencia o la extorsión para obstruir el cambio se van a encontrar con un presidente de convicciones inamovibles que utiliza todos los resortes del Estado para avanzar en los cambios que el país necesita".
Por último, definió que “prefiero una verdad incómoda a una mentira confortable” y pidió que “las fuerzas del cielo nos acompañen en este desafío. Será difícil, pero lo vamos a lograr. Viva la libertad, carajo”.
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