Esta semana participé de un congreso en Miraflores, un barrio que está sobre la costa del Pacífico, pero parece alejado del Perú real. En la esquina del hotel donde me hospedé está el restaurante Maido, un ícono de la cocina internacional peruana. El dueño, Mitsuhara Tsumura, es uno de los cocineros que reinventó la comida peruana y logró ponerla de moda en el mundo. El lugar parece una fortaleza. No tiene ventanas. Hay guardias de seguridad vestidos de traje negro que parecen de la serie Homeland. En la entrada hay unos troncos de eucalipto que le dan más aire de lugar infranqueable. Las reservas están agotadas desde hace un año. Y la degustación de 18 pasos más económica cuesta 350 dólares. A dos cuadras está el bolichón Miramar, en donde por 5 dólares se puede comer un ceviche increíble, con una porción de causa y de chicharrón de pescado en esa zona del Perú ficticio moldeado para los turistas.
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El Parque Kennedy luce impecable y maquilla la crisis permanente que atraviesa Perú.
En ese barrio, donde los empleados municipales lustran los bancos del Parque Kennedy, que luce impecable, la crisis que atraviesa Perú parece difuminada. En la Argentina, sectores del liberalismo económico clásico ponen como ejemplo a Perú en un punto polémico: las crisis políticas no afectan la economía doméstica, que en el primer semestre creció un 2,5%.
La demanda interna se amplió un 3,8%. La tasa de desempleo bajó al 6,8%, aunque los niveles de informalidad laboral son muy altos. A un peruano que gana un sueldo mínimo no le alcanzaría para ir al restaurante Maido: el salario básico es de 280 dólares, uno de los más bajos de América Latina.
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Las crisis políticas no afectan la economía de Perú, que en el primer semestre creció un 2,5%.
La broma que circula entre los peruanos es que el país se sostiene sobre dos columnas: el ceviche y Julio Velarde, el presidente del Banco Central de Perú desde 2006. Es el arquitecto de la estabilidad económica del país, que desde hace una década entró en un proceso de degradación institucional que llevó a que tres presidentes no terminaran sus mandatos. Hasta que murió Alberto Fujimori en la cárcel de Bardillo había tres expresidentes, como Alejandro Toledo y Pedro Castillo.
La crisis política de Perú es tan intensa que la actual jefa de Estado Dina Boluarte, congresista que reemplazó a Castillo, tiene apenas el 5% de respaldo popular.
Como contracara, el retrato de Velarde aparece entre los peruanos notables, cuyas fotografías se exhiben en el Parque Kennedy. La mayoría son cocineros, como Gastón Acurio, Virgilio Martínez y Tsumura. Los chefs en Lima son celebridades. Se hicieron millonarios y son, dentro del entramado social, quienes tienen más prestigio y éxito y recargan la autoestima peruana deteriorada por una crisis endémica.
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La jefa de Estado Dina Boluarte, que reemplazó a Pedro Castillo, tiene apenas el 5% de respaldo popular.
El modelo peruano, al que muchos en Argentina tributan veneración, también incluye violencia política, con una salvaje represión entre diciembre de 2022 y marzo de 2023, tras la destitución de Castillo, luego de intentar un autogolpe, que dejó 50 muertos. El miedo a ser blanco de la violencia del Ejército y de la policía caló hondo. Las protestas se apagaron, pero la crisis es aún más profunda.
Lima vive hoy conmocionada por un nuevo drama: las extorsiones y asesinatos contra choferes de colectivos. Tres fueron blanco de las balas en menos de dos meses. La población, en esa contradicción que envuelven las crisis, pide la intervención de las fuerzas armadas en la lucha contra el delito. De los mismos que fueron los verdugos de los asesinatos en las protestas.
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"Hay cinco asesinatos cada día", "Criminalidad sistémica" y "Comer insectos vence a la diabetes", algunos titulares de los diarios de Perú que dan cuenta de la crisis permanente que se vive en ese país.
No aparece en el horizonte ninguna referencia política que aporte certeza, porque se vive en una crisis permanente, con un deterioro muy fuerte a nivel de las instituciones democráticas, pero con una economía que absorbe ese caos.