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Rosario | Los Monos | Guille Cantero

Fuerte golpe a Los Monos: Guille Cantero recibía un millón de pesos por semana por la venta de drogas en San Lorenzo

En un megaoperativo de la Policía Federal, tras un trabajo que coordinaron la Justicia Federal y provincial, se realizaron más de 36 allanamientos contra miembros de la banda de Los Monos. En la investigación se detectó que Guille Cantero seguía dando órdenes desde la cárcel bonaerense a pesar de que dos veces le sacaron el teléfono fijo de su celda.

El sonido de los helicópteros y las sirenas de los patrulleros de la Policía Federal despertó a los vecinos de Villa Gobernador Gálvez y de los barrios Godoy y Triángulo en el sudoeste de Rosario, donde se concentró un operativo de grandes dimensiones contra la banda de Los Monos, que incluyó más de 36 allanamientos y 31 órdenes de detenciones, libradas por los dos juzgados federales de Rosario.

El despliegue de los efectivos de la Policía Federal, enviados desde Buenos Aires, comenzó el viernes a la noche y continuó durante la mañana del sábado. El operativo se centró en la banda de Los Monos, a partir de dos causas que comenzaron a investigarse este año. Fueron detenidas 16 personas y secuestraron unas 1000 dosis de cocaína, armas de fuego y 20.000 dólares.

Una causa se empezó a perfilar en marzo pasado en barrio Godoy, donde a costa de crímenes y balaceras, los Cantero desplazaron del negocio de la venta de droga a Esteban Alvarado, preso actualmente en el penal de Marcos Paz. La otra causa que motivó los allanamientos, sobre todo en Villa Gobernador Gálvez, es el secuestro de Franco Martins que ocurrió en junio pasado. Ese hecho también está vinculado al mercado de la droga que manejan Los Monos desde las cárceles.

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Lo que marca un cambio en la estrategia de persecución de las bandas narco es cómo actuó de manera coordinada, por primera vez, la Justicia Federal y la provincial. Desde marzo pasado se armó el equipo conjunto de investigación, integrado por fiscales federales, como Claudio Kishimoto, Adriana Saccone y Diego Iglesias, titular de la Procuraduría de Narcocriminalidad, con los jefes de la Unidad de Criminalidad Organizada del MPA santafesino Matías Edery y Luis Schiappa Pietra. El objetivo de este equipo fue trabajar de manera coordinada “estrategias de intervención acordes con la gravedad, complejidad y magnitud de la narcocriminalidad en Rosario”.

La primera causa que se empezó a investigar fue el dominio de grupos narco en el barrio Godoy y Triángulo de Rosario. El que controlaba esa zona era Esteban Alvarado, un narco que está preso en la cárcel de Marcos Paz. Pero la violencia fue la que demarcó un nuevo capítulo.

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Durante los allanamientos fueron detenidas 16 personas y secuestraron unas 1000 dosis de cocaína, armas de fuego y 20.000 dólares.

Durante los allanamientos fueron detenidas 16 personas y secuestraron unas 1000 dosis de cocaína, armas de fuego y 20.000 dólares.

Los Monos pagaron a dos sicarios 270.000 pesos para que ejecutaran a Nicolás Ocampo, alias Fino, uno de los gerentes de Alvarado. El crimen se concretó de manera quirúrgica el 16 de abril pasado, cuando los sicarios Uriel Reynoso y Brian González mataron a Fino dentro de su camioneta Toyota Hilux en la puerta de su casa. En el asiento de atrás estaba su pequeño hijo de dos años, ahijado de Alvarado, que no sufrió un rasguño.

A partir de ese crimen, Guille Cantero empezó a copar el oeste rosarino para manejar la venta de drogas que, hasta ese momento, controlaba su enemigo Esteban Alvarado. La investigación tuvo que cambiar el enfoque. Comenzó con Alvarado y terminó con Los Monos, lo que marca la dinámica vertiginosa del negocio de la venta de drogas en Rosario.

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La estrategia de Cantero fue ocupar, a través de franquicias, dos zonas que dominaba Alvarado, como barrio Godoy y sus alrededores, y la localidad de San Lorenzo. Ese plan se concretó con el sello de Los Monos: las balas. Según la investigación, en barrio Godoy y Triángulo, la zona en disputa, se produjeron 23 ataques a balazos y 12 homicidios en el último año.

Los hombres de Alvarado que manejaban el negocio de la droga en esa zona del oeste de Rosario eran Gabriel Martínez, Rodolfo Aguilera (asesinado el 17 de junio de 2020) y Claudio Mansilla, quien lideró el golpe comando a la cárcel de Piñero el 27 de junio y actualmente se encuentra prófugo.

En la investigación queda expuesto cómo es la matriz de funcionamiento actual de Los Monos. La organización se maneja desde las cárceles. En este caso, Guille Cantero daba órdenes desde el penal de Marcos Paz, a través del teléfono fijo o público de la cárcel. Pero los mandatos no eran de forma directa. El líder de Los Monos llamaba por el teléfono fijo que tenía en su celda en dos horarios: a las 14 y a las 20. Se contactaba a un celular de otro preso en el penal de Ezeiza. Este recluso llamaba a su vez, con otro teléfono móvil, a los miembros de Los Monos que están en la cárcel de Piñero, que escuchaban la voz de Cantero que hablaba por el teléfono público de Marcos Paz. Ese teléfono le fue incautado dos veces en las últimas semanas: una el 23 de agosto y otra vez el 3 de setiembre. Sin embargo, seguía hablando por esa vía.

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Cambio de estrategia: por primera vez actuaron de manera coordinada la Justicia Federal y la provincial.

Cambio de estrategia: por primera vez actuaron de manera coordinada la Justicia Federal y la provincial.

Con ese método, el 17 y 19 de setiembre pasado Guille se comunicó con Leandro Vinardi, miembro de la banda y exjefe de la barra de Newell’s, que está preso en Piñero, para moldear el negocio de la droga en esas zonas. En Godoy el lugarteniente de Guille y Pollo Vinardi era Pablo Caminos.

El recluso en Ezeiza, que hacía de operadora del clan Cantero, también recibía audios de Whatsapp de los lugartenientes de Guille, como por ejemplo, Marcos Mac Caddon, quien pretendía ser uno de los gerenciadores de Los Monos en San Lorenzo, otro de los puntos en disputa, donde están ubicados los principales puertos que exportan el 80% de los granos de Argentina.

“Estamos hablando de un negocio grande. Por eso te lo quiero ceder a vos para que me des el apoyo. Antes te daban 600 lucas. Yo te voy a dar 1.000.000 por semana”, le ofreció Mac Caddon a Cantero el 13 de setiembre pasado, a través de un audio de Whatsapp que le llegó a través de la “operadora narco”. También le aclaró que a él “no le interesa el cartel”.

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Guille Cantero buscaba un reemplazo en esa zona. Y todo era al mejor postor. Mac Caddon le ofreció 4.000.000 mensuales por manejar la red de búnkeres, que antes eran regenteados por otro lugarteniente de Cantero que cayó en desgracia, como Brandon Bay, un hombre al que el exministro de Seguridad Marcelo Sain definió como un narco que “mata a lo mexicano”. Este joven de 26 años está sospechado de descuartizar a dos hombres cuyos miembros fueron encontrados en dos contenedores de basura en diciembre pasado.

Mac Caddon pretendía manejar la franquicia de Cantero, que sólo ponía su nombre como marca del negocio narco. Si Mac Caddon luego se retrasaba en los pagos o intentaba independizarse de Los Monos, sabía que iba a ser blanco de la ira de los sicarios de los Cantero. En ese negocio mafioso todos conocen el desenlace.

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La otra causa que profundizó el “equipo conjunto de investigación” integrado por fiscales federales y provinciales fue un secuestro extorsivo que también está vinculado al accionar de la banda de Los Monos. El secuestro de Franco Martins, hijo de un empresario de Arroyo Seco, ocurrió el 23 y 24 de julio pasado. El hecho se planificó desde el pabellón Nº7 de la cárcel de Piñero, que en ese momento estaba ocupado por miembros de Los Monos.

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Parte de la droga incautada durante los allanamientos contra Los Monos.

Parte de la droga incautada durante los allanamientos contra Los Monos.

El episodio tuvo amplia trascendencia pública por los audios que familiares de Martins filtraron a los medios, en los que los narcos amenazaban con cortarle un dedo a la víctima si no entregaban los 50.000 dólares que exigían para liberarlo, aunque después terminaron por aceptar 10.000 en una entrega que se concretó en el llamado puente de Cargill, en esa localidad vecina a Rosario.

El plan para secuestrar a Martins surgió como iniciativa de dos vendedores de droga, Virginia Malvestitti y su pareja Pablo Pascua, preso en Piñero. Le debían dinero a Los Monos por drogas que le habían incautado a Pascua cuando lo aprehendieron en Villa Gobernador Gálvez y el secuestro sirvió para saldar esas deudas con Cristian Avalle, un hombre cercano a Guille Cantero.

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