Hace ya un par de semanas se viene hablando tanto en redes sociales como en portales y diarios locales sobre la vandalización de la estatua de Gaturro en el Paseo de la Historieta en CABA, y de cómo su cuestionado creador Cristian Dzwonik (alias Nik) salió indignado a publicar fotografías de la estatua en cuestión. La reacción de los usuarios de la red social Twitter no se hicieron esperar: desde actualizaciones de hilos de Twitter que cuentan cómo el creador de Gaturro plagió muchísimos trabajos de artistas tanto nacionales como internacionales hasta fotos comparativas de la estatua “intervenida” del personaje, coincidentemente muy parecido a Garfield, Gaturro con la de Mafalda del gran Quino, la cual permanece intacta desde su inauguración.
Todo esto nos lleva a la reflexión respecto de la imagen que este paseo de la capital argentina nos muestra, y que los lectores de comics en general venimos observando hace muchos años: la falta de publicidad y visibilización de otros autores nacionales que, a pesar de ser muy exitosos en ciertos círculos de lectores nacionales como así también a nivel internacional, se los desconoce bastante dentro de los medios masivos de comunicación.
Este año, a pesar de la crisis económica que sufre nuestro país, el mercado de cómics, mangas e historieta argentina ha crecido muchísimo. En el caso de la historieta argentina, al ser publicada por lo general por editoriales pequeñas y con un número más bajo de publicaciones, es evidente este crecimiento. Pero saliendo de los círculos de consumidores de comics en general, no se percibe una popularidad entre los jóvenes y adolescentes en general (como sí se aprecia mucho más en en caso del manga) ni tampoco vemos en los medios de comunicación masivos una difusión de este tipo de lectura. Lo más cercano que se menciona muy excepcionalmente es el género la historieta humorística y la que alguna vez se publicó en las contratapas de diarios y revistas.
Sin nombrar a todos los grandes referentes de la historieta nacional, porque sería interminable y aún así no podríamos recordar a todos, creo que uno de los más actuales e importantes del cómic argentino, además de ser un maravilloso dibujante y escritor muy prolífero, es el gran Enrique (Quique) Alcatena. Este gran artista no sólo tiene cantidades inhumanas de producción de cómic nacional, sino también ha trabajado para el mercado europeo y el norteamericano, trabajando tanto en Marvel como en DC Comics.
Alcatena, un hombre humilde que ha forjado su carrera a base de talento, choca en mi mente inevitablemente con la figura de Nik, el cual carece de todos los atributos que caracterizan al gran dibujante de Batman. Ahora bien, la pregunta que no podemos dejar pasar es por qué habiendo tantos autores talentosos solo Gaturro llega al inconsciente de los niños que van en busca de sus libros. ¿Por qué no Mafalda o Clemente?. La respuesta es sencilla: Gaturro es un producto, dejó de ser una historieta hace mucho tiempo. Es un producto masivo que invade tanto libros como juegos interactivos, películas animadas, muñecos, etc. Esta masividad es lograda por la posición que le ha otorgado uno de los diarios más importantes de nuestro país.
Por último queda destacar que los únicos que podemos cambiar las cosas, hacer algo de justicia por tantos artistas talentosos que merecen un lugar en nuestras bibliotecas y en nuestra cultura y memoria colectiva, somos nosotros.
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