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Espectáculos Gran Hermano |

Crece la preocupación en Gran Hermano por el estado mental de Juan Pablo: se está deteriorando

La preocupación por la estabilidad mental de Juan Pablo crece tanto dentro como fuera de la casa de Gran Hermano.

La casa de Gran Hermano volvió a convertirse en un hervidero luego de que Juan Pablo hiciera un extenso descargo en la habitación, visiblemente afectado por un episodio ocurrido hace más de dos semanas y que, al parecer, volvió a cobrar fuerza en las últimas horas.

El hecho en Gran Hermano que perturbó a Juan Pablo

El participante decidió hablar delante de sus compañeros para aclarar lo que considera una injusticia que lo dejó expuesto ante los demás: “Esto pasó la noche del viernes antepasado, ahora trascendió. Estábamos tomando cerveza y quedaron algunas dando vuelta. Yo nunca vi la de Katia en la heladera, me enteré por Luz que escondieron algo atrás del hielo y eso es todo lo que escuché.”

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Según su relato, Luz le ofreció una de esas cervezas y le pidió que "tapara el nombre", lo que él interpretó como una precaución ante las cámaras y el reglamento del programa: “Pensé que era por la producción porque no se puede tomar más de una cerveza, nunca supe que fue una cerveza robada. Yo no tengo nada que ver con eso.”

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La situación lo dejó perturbado al punto de acudir al confesionario, a pesar de que Luz —según él mismo relató— le pidió que no dijera nada a nadie, ni siquiera a Tato. “Me carcomió la cabeza y quise ir a contarle a Tato, pero Luz me pidió que no le cuente a nadie. Igualmente, fui al confesionario.”

Juan Pablo cerró su descargo con una frase que apunta directamente a la joven: “Me gustaría saber con qué cuento le fueron a ustedes, porque me extraña de Luz que no aclare nada y me deje mal parado.”

La reacción de Luz fue breve y tajante: “Yo nunca dije nada.” Por su parte, la Tana, se sumó con un comentario que echó más leña al fuego: “Yo ya hablé con Luz mucho antes, me pidió disculpas y dijo que vos sabías, nada más.”

Este nuevo capítulo de tensión evidencia el desgaste emocional y la desconfianza que reinan dentro de la casa. A medida que avanza el juego, los participantes reviven viejas rencillas que, lejos de apaciguarse, parecen crecer con el tiempo.

En el juego donde todo se ve y nada se olvida, una cerveza mal guardada puede convertirse en una bomba emocional que pone en jaque las alianzas más firmes.

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