Por qué se desaceleró la inflación y qué proyecta el Gobierno para los próximos meses
La inflación llegó al 2,8% en abril y cortó dos meses de aumentos. El Gobierno celebra la señal y apuesta a sostener la tendencia en lo que resta del año.
La inflación llegó al 2,8% en abril y cortó dos meses de aumentos. El Gobierno celebra la señal y apuesta a sostener la tendencia en lo que resta del año.
En enero, la inflación había tocado un piso del 2,2%, el nivel más bajo desde el inicio de la gestión de Javier Milei. Sin embargo, en febrero trepó al 2,4% y en marzo alcanzó el 3,7%, el registro más alto desde septiembre.
De acuerdo a los datos oficiales, en abril esa tendencia se revirtió. La cifra menor al 3% representa un descenso respecto al mes anterior y aporta una señal positiva en el intento por contener la suba de precios.
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Pese a que en el acumulado del primer cuatrimestre la inflación alcanzó casi un 12%, la desaceleración de abril abre una ventana de expectativa para los próximos meses. El dato será clave para monitorear si se consolida un cambio de rumbo en la evolución de los precios.
Tras dos meses consecutivos de suba, la inflación rompió su tendencia alcista en abril. El Gobierno de Javier Milei atribuye esta desaceleración al impacto de las tres anclas que considera clave para su política económica: el orden fiscal, la disciplina monetaria y la estabilidad cambiaria.
Con el objetivo de consolidar esta dinámica, desde el Ministerio de Economía aseguran que la estrategia apunta a lograr que la inflación converja progresivamente hacia niveles más bajos.
Desde el sector privado, las consultoras coinciden en que, tras la salida del cepo, se evidencian señales que explican la baja: la reducción en los costos de insumos clave para la producción —como combustibles, aluminio y otros bienes importados— junto con la baja de aranceles, contribuyen a descomprimir los precios mayoristas y sostener la tendencia de desaceleración.
Según el Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) que publica el Banco Central, se espera que la inflación cierre el 2025 en torno al 31,8% interanual, confirmando un sendero descendente si se mantienen las condiciones actuales.
Pese a la desaceleración inflacionaria, hay desafíos que siguen latentes, que podrían alterar la hoja de ruta económica trazada por el Gobierno.
La recomposición de tarifas, una poco probable, pero posible corrección cambiaria hacia el techo de la banda de flotación (hoy en $1.400), o factores externos, como un posible deterioro del contexto internacional -especialmente en precios de energía o alimentos- y, en el plano local, la incertidumbre política frente al calendario electoral 2025, podría afectar las expectativas del mercado y condicionar la estrategia oficial de estabilidad.
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