“No hay plata y el déficit cero no se negocia” repite una y otra vez en cuánta oportunidad tiene Javier Milei, al momento de defender el plan de Gobierno que aplicó desde que desembarcó en Casa Rosada el 10 de diciembre de 2023.
Para la Libertad Avanza, “el rumbo es claro”, el ministro de Economía, Luis Caputo, aplicó un mix de “ajuste fiscal -para achicar el déficit récord- combinando con un apretón monetario, luego de una fuerte devaluación del peso que inmediatamente se trasladó a los precios”.
En la óptica del equipo económico, con las primeras políticas se evitó “caer al precipicio”, que sería haber entrado en una hiperinflación, pero a costa de una marcada recesión que se refleja en todos los bolsillos.
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Milei había anticipado su política de shock, antes, durante y después de las elecciones. Incluso lo reafirmó hace unas semanas, cuándo le dijo al Financial Times que nadie puede sorprenderse ya que “estoy haciendo exactamente lo que dicen los libros de textos ”.
En el arranque, el efecto licuadora y motosierra acomodó “transitoriamente” y a fuerza de una tasa ultra negativa, el esquema de balance del Banco Central. De esta forma, pudo recomponer casi US$ 7.000 millones de reservas brutas, se reestructuró la deuda con importadores y desactivó la bomba de Leliqs.
Ahora, en el segundo round, peleará con un objetivo mayor, buscará romper con la dominancia fiscal que lleva años en Argentina.
Para Milei, según su visión, ese será su principal éxito, en la práctica la madre de todas las batallas sería eliminar toda asistencia monetaria que otorgue el Banco Central al Tesoro Nacional.
El ABC que expone el manual de estilo de Javier Milei, funcionaría así: al sostener el equilibrio fiscal, no se genera un déficit que necesite financiarlo y el Estado reestructura sus gastos de acuerdo a lo que le ingresa.
Pero por supuesto que, una cosa es la teoría y otra muy distinta es la práctica y eso quedó demostrado en la cruda realidad de la economía argentina. ¿Cómo se hace para anclar las expectativas con el derrumbe de recursos que genera la recesión? ¿Es sustentable el recorte de gasto, la estabilidad cambiaria, el freno a la obra pública, la caída de ingresos reales a los jubilados?
A pesar del diagnóstico y la receta que el médico, de acuerdo con su expertise, considere que se necesita para superar la sintomatología; es siempre el paciente el que afronta la parte más difícil, el que a fin de cuentas, da la pauta de cómo reacciona y evoluciona el tratamiento aplicado.
El timing, las formas, el marco normativo, económico, judicial, social y político te condiciona. Eso no se puede evitar, son las reglas de juego. Aparecen las corporaciones, los intereses y aquí es cuándo el mundo de las ideas y los programas se plasman en la práctica y se enfrentan con las primeras barreras.
En un país que no crece de manera sustentable desde el 2011, con salarios que en términos reales atrasan 20 años y que convive con una deuda social enorme de casi el 50% de la población por abajo de la línea de pobreza.
Ahí entra en el centro de la escena la “capacidad de implementación de las medidas” que quiere aplicar el Gobierno, no solo su estrategia, sino cómo responde la sociedad, que atraviesa una crisis severa.
En un sistema republicano, las reformas posibles deberán generarse bajo las bases del consenso y eso se logra tendiendo puentes, entusiasmando y obteniendo resultados en el Congreso.
El Gobierno necesita anotar goles para que pueda avanzar su programa económico, y eso se traduce en aprobar leyes. Sin las mayorías necesarias en el Congreso, sabe que deberá negociar, acordar y convencer para poder cumplir con ese objetivo.
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