“Hoy arrancó el 90% de la planta. Nos queda un sector que va rotando, con bajadas de turno”, explicó Acosta, quien detalló que la empresa mantiene vigente un acuerdo de suspensiones firmado a comienzos del año. Ese convenio establece que los trabajadores suspendidos perciben el 75% del salario durante los días en los que no prestan tareas.
La planta de Acindar en Villa Constitución volvió a producir con el 90% de los empleados
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“El acuerdo lo hacemos porque la empresa nos amenaza todos los meses con que sobran entre 250 y 300 trabajadores. Ante esa situación, acordamos las suspensiones para evitar los despidos”, señaló el delegado gremial.
Actualmente, Acindar cuenta con alrededor de mil empleados propios y unos 600 contratistas, a los que se suman otras tres mil personas que dependen indirectamente de la actividad de la planta. En los últimos meses, según Acosta, no hubo despidos, aunque sí se registraron retiros voluntarios y la salida de unos 100 contratados a comienzos del año pasado.
Producción de acero
Uno de los sectores más golpeados es el denominado Tren 2, dedicado a la producción de acero para obras públicas y construcción. “Ese sector cerró directamente, no existe más. Tenemos entre 60 y 80 compañeros en esa situación”, indicó Acosta.
El referente gremial advirtió también sobre el impacto psicológico y económico que atraviesan los trabajadores: “Subieron un 30% las consultas por salud mental. Muchos compañeros ya usan la tarjeta de crédito para comer”, afirmó.
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Acindar cuenta con alrededor de mil empleados propios y unos 600 contratistas, a los que se suman otras tres mil personas que dependen indirectamente de la actividad de la planta.
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En cuanto al panorama productivo, Acosta explicó que Acindar redujo su producción a menos de la mitad de un año normal. “Antes fabricábamos entre 1,2 y 1,3 millones de toneladas anuales de acero. Este año se planificaron 560 mil”, detalló. Según dijo, la principal causa de esta caída es la paralización de la obra pública y la apertura de las importaciones.
“El acero chino siempre entró, pero ahora no hay control. Además, está ingresando material ya manufacturado. Por ejemplo, las cubiertas de autos que antes se hacían acá ahora entran completas desde Paraguay”, ejemplificó.
Acosta remarcó que la crisis del sector siderúrgico está directamente vinculada a la falta de políticas de impulso a la producción nacional: “El acero es la madre de todas las industrias. Si no hay control del comercio exterior, no hay una Argentina industrial sustentable”, afirmó.