Benítez fue la primera en expresar sus razones, relatando que durante las citaciones de entrenamiento de la preselección la semana pasada, les negaron el desayuno y el almuerzo, argumentando que "no hay plata". La única comida que recibieron fue un sándwich de jamón y queso con una banana, pese a que las jornadas de trabajo se extendían hasta bien entrada la tarde.
Además, Benítez mencionó que les informaron que no recibirían los viáticos habituales por competir en fecha FIFA. También, que el partido fue programado en Buenos Aires para ahorrar gastos y que cobrarían cinco mil pesos a sus propias familias por las entradas. "Decido no seguir poniendo el pecho por personas que solo aparecen para la foto y que no les interesa que nuestro fútbol femenino crezca", declaró Benítez.
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Por su parte, Cruz expresó su tristeza por tener que abandonar su "sueño de toda la vida" y destacó que "llega un punto en que cansan las injusticias, no ser valorada, escuchada y peor aún, ser humillada". Al igual que Benítez, subrayó la necesidad de mejoras no solo económicas, sino también en términos de condiciones de entrenamiento y alimentación adecuada.
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Estefanía Banini manifestó "no se renuncia a la Selección sino a los malos tratos".
Oliveros, aunque no entró en tantos detalles, expresó su desilusión con un emotivo mensaje: "Con el corazón partido y mil ilusiones que se esfuman de a poco. ¿Mi deseo para este año y los que siguen? Que las generaciones que vienen puedan disfrutar y ser felices corriendo atrás de la redonda, como quizás en algún momento lo fuimos nosotras".
Las críticas a la AFA por las condiciones
Las jugadoras han dejado claro que sus renuncias no solo se deben a temas económicos, sino también a la falta de respeto y valoración por parte de las autoridades del fútbol femenino. Esta situación ha generado un fuerte debate sobre las condiciones en las que las futbolistas deben desempeñarse y las medidas que deberían tomarse para mejorar su bienestar y desarrollo profesional.
El impacto de las renuncias en el equipo
La ausencia de Benítez, Cruz y Oliveros en los próximos amistosos sin duda afectará al equipo, pero también resalta un problema mayor que necesita ser abordado para garantizar un futuro más justo y equitativo para el fútbol femenino en Argentina.
