Uno de ellos es Circuit van Drenthe de Assen, el trazado que alberga el GP de los Países Bajos de Motociclismo que, desde la primera edición del Mundial, en 1949, jamás faltó en el calendario del certamen.
El viernes 26 de junio de 1992 y, durante la segunda tanda de entrenamientos de 500cc, la categoría reina de las dos ruedas por entonces (actual MotoGP), el circuito neerlandés sería el lugar donde un piloto comenzaría a transitar un durísimo camino, y que cambiaría su vida para siempre.
Este piloto había ganado cinco de las siete pruebas disputadas hasta ese momento: Japón, Australia, Malasia, España y Alemania, y arribado segundo en las otras dos, los GP de Italia y Europa (en Montmeló, Barcelona).
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En 1989, con 22 años y, directamente en la categoría mayor, Doohan se sumó al Mundial de Motociclismo integrando la escuadra oficial Honda como coequiper de su compatriota Wayne Gardner. Ese año, donde disputó 12 GP y terminó 9° en el campeonato, su mejor resultado fue el 3° puesto que logró en el GP de Alemania, en Hockenheim.
Lideraba el certamen con absoluta autoridad y, por eso, era el máximo favorito para adueñarse de la corona de esa temporada.
Con su Honda NSR500 N° 2, este piloto volaba por la recta principal de Assen a 285 km/h y, en menos de 200 metros, debía reducir la velocidad a 111 km/h para encarar la primera curva, llamada Haarbocht, que es de 90° y a la derecha.
Pero como pisó una mancha de aceite, perdió la estabilidad antes de girar y se cayó y, mientras su cuerpo dio vueltas sobre el asfalto y el pasto –donde terminó su derrape–, su pierna derecha quedó debajo de la moto, por lo que sufrió una fractura distal con desplazamiento de la tibia.
Y, aquí, comenzó su calvario. Cuando solo pensaba en cuánto tiempo necesitaría para volver a competir y seguir en carrera por el título, un pésimo tratamiento médico en los Países Bajos –incluidas varias operaciones que, en vez de mejorar el estado de su pierna derecha, lo agravaron– hizo que estuviera a nada de que le amputaran la misma.
Pero no dejó de luchar. Con la invaluable atención del doctor Claudio Marcello Costa –un extraordinario cirujano italiano, especializado en traumatología y ortopedia, y creador de la Clinica Mobile, un centro de emergencias de alta complejidad que desde 1977 se instala en cada circuito del Mundial–, pudo salvar su extremidad aunque, para ello, soportó dolores más allá de todo límite, transitó una muy dura rehabilitación y, aunque no tenía sensibilidad de la rodilla para abajo y su tobillo derecho había quedado fijo a 90°, menos de dos meses después estaba sobre una moto nuevamente.
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En 1990, Doohan logró la primera de sus 54 victorias en la categoría reina: fue el 2 de septiembre, en el GP de Hungría, en Hungaroring (tras largar desde la pole y marcar el récord de vuelta), y finalizó tercero en el certamen, detrás de los estadounidenses Wayne Rainey (Yamaha) y Kevin Schwantz (Suzuki).
En 1992 sería subcampeón (quedó a solo cuatro puntos de alzarse con la corona); en 1993 continuó con su recuperación (en la que le realizaron nuevas intervenciones quirúrgicas) y finalizó cuarto en el certamen y, desde 1994 a 1998, arrasaría con todos y cada uno de sus rivales, ciñéndose cinco coronas consecutivas de 500cc y convirtiéndose en leyenda.
Este piloto, que se sobrepondría absolutamente a todo y escribiría una de las historias más conmovedoras del Mundial de Motociclismo, es Mick Doohan, en cuyo diccionario de vida jamás figuraron –ni lo harán– las palabras “rendirse” y “abandonar”.
La velocidad fue su vida
Michael Sydney Doohan –padre de Jack, el piloto de Fórmula 1 que, desde el próximo GP de la Emilia-Romagna, en Imola, será reemplazado por Franco Colapinto en el equipo Alpine– nació en Gold Coast, Queensland, Australia, el 4 de junio de 1965 y, desde muy pequeño, supo que el mundo de la velocidad sería su vida.
En 1988 y, con una Yamaha YZF750, comenzó a participar en el Mundial de Superbikes, y logró tres victorias: en Sportsland Sugo, Japón, y las dos disputadas en el ya desaparecido Oran Park Raceway de Australia.
En 1989, con 22 años y, directamente en la categoría mayor, se sumó al Mundial de Motociclismo integrando la escuadra oficial Honda como coequiper de su compatriota Wayne Gardner.
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El viernes 26 de junio de 1992 y, durante la segunda tanda de entrenamientos para el GP de los Países Bajos, en Assen, se cayó y, mientras su cuerpo dio vueltas sobre el asfalto y el pasto –donde terminó su derrape–, su pierna derecha quedó debajo de la moto, por lo que sufrió una fractura distal con desplazamiento de la tibia.
Con su NSR500, el modelo con el que competiría durante toda su trayectoria, su mejor resultado del año de su debut (donde disputó 12 GP, y terminó 9° en el campeonato), fue el 3° puesto que logró en el GP de Alemania, en Hockenheim.
En 1990 logró la primera de sus 54 victorias en la categoría reina: fue el 2 de septiembre, en el GP de Hungría, en Hungaroring (tras largar desde la pole y marcar el récord de vuelta), y finalizó tercero en el certamen, detrás de los estadounidenses Wayne Rainey (Yamaha, quien conquistó el primero de sus tres títulos consecutivos en 500cc), y Kevin Schwantz (Suzuki, su escolta).
En 1991 ganó los GP de España, Italia y Austria y, con otros siete segundos puestos y cuatro terceros, fue subcampeón con 224 puntos, a nueve de los 233 de Rainey.
Así, en 1992 fue decididamente por su primera corona. Con su avasallante ritmo de carrera y la férrea determinación para ir por la victoria, encabezaba el torneo con amplitud y, excepto un imponderable, el título sería suyo.
Pero, ese imponderable, dio el presente el viernes 26 de junio de 1992 en Assen.
El calvario que vivió tras su accidente
Cuando el Mundial llegó a Assen, donde el Mundial disputaría la 8ª fecha (de las 16 que componían el calendario), Doohan aventajaba a Schwantz por 53 puntos y a Rainey por 65 y, de seguir con su paso arrollador, podría coronarse a falta cuatro carreras para el final.
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Doohan lideraba ampliamente el certamen de 1992. “Mientras estaba esperando la ambulancia (donde se había caído en Assen), me pregunté cuál sería la solución más rápida y cómo podría volver a subirme a la moto”, contó. Por eso, quiso que lo operaran esa misma tarde. “Y fue una mala elección”, se lamentó.
Pero en la mañana el viernes 26 de junio, durante la segunda tanda de ensayos del GP de los Países Bajos, se cayó y sufrió una fractura distal con desplazamiento de su tibia derecha.
Años más tarde, Doohan recordaría, paso a paso, el increíble calvario que debió atravesar hasta que –aún maltrecho, dolorido y con secuelas–, volvió a conducir su Honda el viernes 21 de agosto siguiente, un mes y 25 días después del accidente.
“Mientras estaba esperando la ambulancia (donde se había caído), mi primer pensamiento fue sobre el campeonato. Me pregunté cuál sería la solución más rápida y cómo podría volver a subirme a la moto”, rememoró.
Ya en la Clinica Mobile y, tras intercambiar opiniones con el doctor Claudio Costa y otros médicos, incluido el del circuito, sobre cuál sería la mejor opción para volver cuanto antes a competir, Doohan quiso que lo operaran esa misma tarde.
“Le pregunté al médico local, quién era el mejor cirujano ortopédico de Holanda, y me respondió: «Todos fuimos a la misma universidad, así que todos somos igual de buenos». Me pareció una respuesta extraña, pero aun así decidí seguir adelante. Y fue una mala elección”, se lamentó.
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Esta captura de pantalla lo muestra a Doohan en julio de 1992, cuando la televisión australiana lo entrevistó en medio de su recuperación en Italia. Durante 14 días tuvo suturadas y enyesadas ambas extremidades, donde la derecha se “alimentaba” con la irrigación sanguínea de la izquierda.
Las cosas empezaron a ir mal cuando el cirujano utilizó placas y tornillos para fijar la lesión en lugar de un clavo y, la anestesia que empleó, fue epidural en lugar de general. “Durante la operación podía sentir cómo las herramientas hurgaban mis huesos, así que le pedí que me durmieran entero”, contó Doohan.
Pero los problemas recién empezaban. Tras la operación, la pierna de Mick presentó síndrome compartimental (se produce cuando los músculos lesionados se hinchan tanto que se interrumpe el suministro de sangre) y, las consecuencias, podrían serpotencialmente desastrosas.
“Cuando (el doctor) Costa vino a verme a la mañana siguiente, me preguntó si podía sentir mis dedos; como no podía, algo no estaba bien”.
Por eso, Doohan ingresó nuevamente al quirófano. “A partir de ahí todo se fue complicando más y más. Me abrieron la pierna desde la parte posterior de la rodilla hasta el tobillo, y la parte superior del pie hasta los dedos. La herida en la parte posterior de la pierna se hinchó más de 10 centímetros. Yo sabía que lo que estaba pasando no era lo mejor para volver a subirme a la moto”, evaluó.
En este escenario, el miedo también se apoderó de Mick. “Tuve que pedir que me cambiaran los vendajes porque mi pierna empezaba a oler a carne podrida. El médico estuvo hablando con Costa y empezaron a discutir muy fuerte cuando le dijo que tendría que amputarme la pierna si no mejoraba en las siguientes 24 horas”.
Tras la discusión, el cirujano neerlandés volvió a la cama de Doohan y le arrancó los vendajes sucios, agravando las lesiones en sus músculos.
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Casi sin poder caminar y sin sensibilidad de la rodilla para abajo en su pierna derecha, Doohan volvió a conducir su Honda NSR500 el viernes 21 de agosto de 1992, en los ensayos para el GP de Brasil, en Interlagos, San Pablo, solo un mes y 25 días después del accidente sufrido en Assen.
“Luego tuvieron que suturarme de nuevo y me hicieron unas transfusiones”, abundó. Y, aquí, el doctor Costa –que no podía ejercer como médico en los Países Bajos–, adoptó una resolución radical: reservó un avión sanitario y, sin perder más tiempo, evacuó a Doohan y Schwantz (que también estaba internado en ese hospital tras caerse en los ensayos) a su clínica en Italia.
“Fue un alivio poder salir de ahí. (El doctor) Costa estaba preocupado por la circulación de mi pierna, pero también porque algunos de mis órganos corrían el riesgo de colapsar. Fue un período muy difícil, pero yo no estaba dispuesto a aceptar que podía perder mi pierna y no volver a subirme jamás a una moto. Lo único que me mantenía con ganas es que quería volver a correr y tratar de mantener mi liderazgo en el Mundial”, resumió Doohan.
Al principio, el doctor Costa indicó que Mick realizara sesiones diarias en la cámara hiperbárica para inducir oxígeno en la sangre de la pierna pero, esta, seguía empeorando.
“Después de una semana vi que tenía una gran cantidad de piel muy negra. Los médicos empezaron a sacarme piel hasta llegar a los tendones, los huesos y las placas metálicas con sus tornillos. Ahí me di cuenta de que mi recuperación sería muy larga”, estimó.
Así como Costa no dudó y lo sacó a Mick de los Países Bajos, tampoco hesitó cuando decidió aplicar un tratamiento extremo: emplear la irrigación sanguínea de la pierna izquierda de Doohan para mantener viva la derecha. ¿Cómo lo hizo? ¡Le suturó ambas extremidades!
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Doohan y el doctor Claudio Marcello Costa, un extraordinario cirujano italiano, especializado en traumatología y ortopedia, creador de la Clinica Mobile, y que evitó la amputación de su pierna derecha y salvó su carrera deportiva.
“Puede parecer increíble, y no se había hecho hacía mucho tiempo. Normalmente, cuando lo habían hecho, habían atornillado las piernas para juntarlas, pero las enyesaron. Yo estaba un poco en estado de shock. Decía que sí a todo porque quería volver a subirme a mi moto. Pero, ahora, mirando atrás, lo hubiera hecho otra vez. El deseo de volver lo antes posible fue lo que me hizo seguir adelante; si yo hubiera estado sentado en el hospital durante seis meses habría dejado que mi cabeza pensara… Y, en ese período, perdí la cuenta de cuántas operaciones fueron, todas muy largas. «Esta fue un éxito, pero no es suficiente», me decían. Nunca lo eran”, reveló.
Doohan estuvo con sus piernas cosidas (donde la derecha se “alimentaba” de la izquierda) durante 14 días y, lo que lo animaba a soportar semejante vía crucis, era volver en el GP de Brasil, la 12ª y penúltima fecha del año, que se disputaría el 23 de agosto en Interlagos.
Cuando el Mundial llegó a San Pablo, el australiano aventajaba a Wayne Rainey por 22 puntos. “Casi no podía caminar, pero hice fisioterapia y di unas vueltas con una Aprilia de calle en Imola, con muchísimo cuidado. Pensaba que si sumaba algún punto sería suficiente… (El GP de) Brasil fue extremadamente difícil porque no tenía nada de sensibilidad de la rodilla para abajo, por lo que mi pie podría salirse del estribo y yo no me daría cuenta hasta que estuviera volando por el aire. Además, yo usaba mucho el freno trasero en la 500 y, en mis condición, era imposible hacerlo porque no tenía movimiento en mi tobillo. Simplemente, di vueltas al circuito encima de la moto”, graficó Doohan.
Encima, la pierna seguía infectada y sangraba. “La noche antes de la carrera, me desperté y, la pierna, prácticamente había explotado debido a la infección. Todo ese pus ensuciaba la cama, así que Costa lo extrajo con una solución salina y se deshizo de toda esa mierda. No fue nada agradable”, expresó Mick, quien sufrió horrores para finalizar la prueba –que ganó Rainey– en la 12ª posición.
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El 18 de julio de 1993, un año y 22 días después de su caída y fractura en Assen, volvió a la victoria: fue en el GP de San Marino, en el trazado de Mugello. Como su tobillo derecho le quedó fijo a 90° y no podía pisar el pedal del freno trasero, los ingenieros de Brembo desarrollaron para él un sistema para que pudiera operarlo con su pulgar izquierdo.
En la actualidad hubiera sumado cuatro unidades pero, en 1992, solo puntuaban los diez primeros.
Después de la carrera, mientras el doctor Costa no paraba de llorar, Doohan solo pensaba en el GP Sudáfrica, la última fecha de la temporada, el 6 de septiembre siguiente, donde defendería su liderazgo de solo dos puntos.
“Estaba mucho más fuerte y, en Kyalami, terminé sexto”, reseñó Mick. Pero Rainey finalizó tercero y se llevó el título (el tercero al hilo en la categoría reina) por solo cuatro puntos...
“Me sentía como una mierda”, recordó Doohan con absoluta sinceridad.
Otro año de dura recuperación
De cara a la temporada 1993, Mick debería sortear nuevos desafíos. “El problema era que la pierna seguía infectada y, el hueso, estaba muy blando porque lo forcé mucho entrenando. A comienzos de ese año, la pierna estaba bastante torcida. Además, me caí en una práctica en (el circuito de) Eastern Creek y me golpeé la pierna muy fuerte. Al final de 1992 el ángulo la pierna era de 20 grados, podías unir el tobillo con la rodilla… Encima, seguía sin tener sensibilidad y, en (el trazado de) Phillip Island, me «limé» medio dedo meñique del pie. Me llevó otros 12 meses tener algo de sensibilidad, ni parecido a lo normal pero, al menos, podía sentir mi pie sobre el estribo”, describió Doohan.
Y agregó: “Hubo momentos en los que pensaba qué mierda estaba haciendo. Pero sabía que si recobraba la fuerza, si podía recuperarme al 90 %, tendría una buena oportunidad de volver a ganar. Eso es lo que me mantenía luchando”.
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En septiembre de 1993, el reconocido cirujano californiano Kevin Louie le colocó un tutor externo para poder “enderezar” su pierna derecha. “Mick tomó muy poca medicación para el dolor, es casi sobrehumano. Es como si reseteara su termostato del dolor”, dijo el médico, asombrado por la resistencia y fortaleza de su paciente.
Además de que su pierna derecha continuaba débil, tampoco podía usar el freno trasero. En la 3ª fecha de 1993, el GP de Japón, disputado el 18 de abril en Suzuka, se le ocurrió diseñar un nuevo sistema de freno, al que pudiera operarlo con su pulgar izquierdo.
Eso fue lo que hicieron los ingenieros de Brembo y, a partir de la siguiente carrera, el GP de Austria (que se desarrolló el 16 de mayo en Salzburgring), comenzó a activar el freno trasero sin usar un pedal, y volvió al podio (el primero desde su accidente): arribó segundo, a solo 493/1000 de Kevin Schwantz (Suzuki RGV500).
Con el resto de los dedos de la mano izquierda, Doohan accionaba el embrague. Y, en la mano derecha, los ingenieros le dejaron todo igual: el acelerador en el puño y, el freno delantero, en el manillar.
El oceánico fue por más. Finalizó segundo en Assen y en Montmeló y, el 18 de julio, volvió a la victoria. Fue en el GP de San Marino, en el trazado de Mugello, un año y 22 días después de su caída y fractura en Assen.
“Ganar en Mugello confirmó que no estaba loco por esforzarme para estar ahí. Unas carreras antes de eso Honda quería remplazarme con (el estadounidense) Eddie Lawson (campeón de 500cc en 1984, 1986, 1988, y 1989) para que tuviera tiempo para recuperarme, pero yo sentía que si estaba sin correr seis meses o un año, nunca podría volver”, reconoció Mick.
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A partir de 1994, comenzó la Era Doohan en el Mundial de los 500cc, donde este auténtico fuera de serie dominó con incontrastable autoridad y se alzó con cinco campeonatos consecutivos. En la foto, con su Honda de 1994, temporada en la que ganó nueve carreras y se ciñó su primera corona.
El 12 de septiembre, durante el GP de Estados Unidos, en Laguna Seca, el australiano se cayó y se fracturó una clavícula. “En vez de usar mis piernas, estaba usando demasiado la parte superior de mi cuerpo para hacer girar la moto. Básicamente me sujetaba a la moto con los muslos y, mis brazos, hacían todo el trabajo”, explicó Mick
Después de esta carrera, la 13ª y penúltima del año, el reconocido cirujano californiano Kevin Louie le colocó un tutor externo para poder “enderezar” su pierna derecha. “Mick tomó muy poca medicación para el dolor, es casi sobrehumano. Es como si reseteara su termostato del dolor”, dijo el doctor Louie, asombrado por la fortaleza de su paciente.
“Siento el dolor, de eso no hay duda, y no soy el único en este deporte que corrió lesionado. Se trata de determinación; si querés hacer algo, debés encontrar la manera de lograrlo”, disparó Doohan, quien terminó cuarto en el Mundial de 1993 (que ganó Schwantz), y se sentía con la fuerza suficiente para ir por el campeonato en 1994.
Los cinco títulos al hilo
A partir de 1994, comenzó la Era Doohan en el Mundial de los 500cc ya que, este auténtico fuera de serie, dominó con incontrastable autoridad y se alzó con cinco campeonatos consecutivos: los de 1994, 1995, 1996, 1997 y 1998.
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Doohan festeja su triunfo en el GP de Inglaterra de 1997, en Donington Park, temporada en la que ganó ¡12 de las 15 carreras del calendario!, finalizó segundo en otras dos y se cayó en la última del año, justo en el GP de su país, en Phillip Island.
En la temporada 1997, ganó ¡12 de las 15 carreras del calendario!, finalizó segundo en otras dos y se cayó en la última del año, justo en el GP de su país, en Phillip Island.
Durante su reinado, se impuso en nueve pruebas en 1994, en seis en 1995, en nueve en 1996 y en ocho en 1998. Doohan fue cinco años seguidos campeón de la máxima categoría, lo que solo lograron otros dos monstruos consagrados: los italianos Giacomo Agostini y Valentino Rossi.
El retiro
Y, en 1999, cuando todo indicaba que apuntaba a su sexta corona al hilo, el infortunio volvió a dar el presente. El viernes 7 de mayo (justo un viernes, como en Assen 1992) se vería competir por última vez a Mick Doohan ya que, en la primera clasificación para el GP de España, la 3ª fecha del año, en Jerez de la Frontera, su carrera llegaría a su fin.
Por la mañana, el australiano había marcado el mejor tiempo en la primera sesión de entrenamientos libres y, como por entonces, el programa de ensayos era diferente al actual, esa misma tarde se llevaba adelante la primera clasificación.
Doohan salió a girar con el piso húmedo por la lluvia que se había abatido minutos antes sobre el trazado; poco después, pisó una línea blanca demarcatoria del circuito entre las curvas 3 y 4, se despistó a unos 190 km/h, salió despedido de su Honda, rodó violentamente y hasta llegó a impactar contra las protecciones.
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Dohan sale de su box para tomar parte de la primera clasificación para el GP de España, en Jerez de la Frontera de 1999. Era el viernes 7 de mayo y, poco después, entre las curvas 3 y 4, se despistó a unos 190 km/h, salió despedido de su Honda, se destrozó nuevamente la pierna derecha –la misma que pudo perder tras su accidente de Assen en 1992– y, también, se fracturó la rodilla, la clavícula y la muñeca izquierdas.
Resultado: se destrozó nuevamente la pierna derecha –la misma que pudo perder tras su accidente de Assen en 1992– y, también, se fracturó la rodilla, la clavícula y la muñeca izquierdas. “Me rompí la pierna en 17 partes”, recordaría Mick años después.
La recuperación de este nuevo y grave accidente fue más difícil y larga de lo previsto y, el milagro del regreso, esta vez no se produciría. En octubre siguiente y, aunque todavía utilizaba muletas, dio unas vueltas de exhibición durante el GP de su país, en Phillip Island hasta que, el 10 de diciembre de 1999, a los 34 años, Doohan anunció su retiro.
Se fue con cinco títulos en su haber, que conquistó merced a 54 victorias, 95 podios, 58 poles, y 46 récords de vuelta, que lo convirtieron en uno de los más grandes pilotos de todos los tiempos.
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La recuperación del accidente de Jerez de la Frontera de mayo de 1999 fue más difícil y larga de lo previsto y, el milagro del regreso, esta vez no se produciría. En octubre siguiente y, aunque todavía utilizaba muletas, dio unas vueltas de exhibición durante el GP de su país, en Phillip Island (foto) hasta que, el 10 de diciembre del mismo año, a los 34, Doohan anunció su retiro.
Su conmovedora historia de vida, junto con su increíble regreso a las pistas, agigantan su legado y lo elevan a la categoría de leyenda.
“No podés quejarte a cada rato por lo que te pasa, porque a nadie le importa un carajo. Por eso, tenés que seguir adelante”, fue su inspiradora frase de cabecera.
Con un umbral de dolor altísimo, casi sobrehumano, Doohan siempre supo mantenerse enfocado en una meta que parecía imposible y, esta determinación ante la adversidad, lo convirtió –sin dudas– en el piloto más duro de todos los duros.
Al que nada pudo detener hasta lograr todos sus objetivos y, aunque hubo que “armarlo” de nuevo una y mil veces en los quirófanos, tampoco le importó, porque jamás se rindió. Ni lo hará.
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Doohan y su hijo Jack que, tras un muy discreto rendimiento en la Fórmula 1, donde disputó siete GP –el último del año pasado y los seis primeros de 2025–, desde el próximo GP de la Emilia-Romagna, en el circuito Enzo y Dino Ferrari de Imola, será reemplazado por Franco Colapinto en el equipo Alpine.