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Deportes Mundial Qatar 2022 | Lionel Scaloni | Selección Argentina

Argentina y un duro examen ante Países Bajos para llegar a las semifinales de Qatar 2022

Países Bajos será el rival más complicado en los papeles previos para la Selección Argentina en lo que va del Mundial. Es una "escuela histórica": campeón moral de Alemania en 1974, vencido por Argentina en el suplementario de la final de 1978 y también por penales en Brasil 2014.

En el camino aparece un viejo conocido: Países Bajos, un equipo que está lejos de ser aquella “Naranja Mecánica” liderada por Johan Cruyff junto a Neeskens, Rensenbrink y Rep, entre otros, que introdujo la presión alta para recuperar la pelota con cuatro o cinco futbolistas sin importar en qué sector del campo de producía la pérdida y, una vez recuperado el balón, agredir con buen juego y profundidad.

De aquel temblor inicial con la derrota ante Arabia Saudita en el inicio del Mundial de Qatar, Argentina ganó sus tres partidos con una producción futbolística de menor a mayor para instalarse en cuartos de final. En ese lapso convirtió seis goles y recibió sólo uno, en un verdadero accidente que le dio vida a Australia en un pleito que los de Scaloni controlaban sin mayores problemas.

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La lesión de Rodrigo De Paul y su posible ausencia obligará a Scaloni a elegir bien a su potencial reemplazante para el encuentro ante Países Bajos.

La lesión de Rodrigo De Paul y su posible ausencia obligará a Scaloni a elegir bien a su potencial reemplazante para el encuentro ante Países Bajos.

Vimos ante los australianos la mejor performance colectiva de la Argentina sustentada en algunos valores individuales que fortalecen nuestras ilusiones. Una tapada colosal de “Dibu” Martínez en el epílogo, Nicolás Otamendi cabeceando todo lo que llegaba por arriba, Rodrigo De Paul siendo el motor del equipo y un Lionel Messi descomunal que se cargó el equipo al hombro en los 15 minutos finales.

El equipo por encima de los nombres

Más que nunca, Argentina deberá privilegiar lo colectivo y no apostar todo a la aparición del “mesías” salvador. Claro que contar con Lionel Messi nos da ese plus, pero en esta instancia y contra este rival, el todo será muy importante para no caer en esa tentación de pensar que el match se resuelva sólo con la aparición de esa zurda mágica. Elegir la táctica y estrategia adecuada frente a un equipo práctico, que contrariamente a su historia y aggiornado a los tiempos actuales, no tiene como premisa la tenencia del balón y agrede saliendo desde su propio campo en velocidad por las bandas.

Con línea de cuatro de arranque o con cinco en el fondo, Argentina necesitará jugar con concentración máxima, marcando en ataque para no brindarle lo que el equipo de Louis Van Gaal necesita para lastimar: espacios y retroceso desordenado de mitad de cancha para atrás.

La ¿lesión? de Rodrigo De Paul y su posible ausencia obligará a Scaloni a elegir bien a su potencial reemplazante. El DT argentino aportó claridad y confusión por partes iguales en su último contacto con la prensa, visiblemente molesto por la filtración de una información aparentemente falsa. Lo cierto y concreto es que se sumó un imprevisto a la preparación del partido que ya proponía la incertidumbre del regreso de otro jugador clave: Ángel Di María.

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Un volante más como Leandro Paredes podría darle ese equilibrio puesto en jaque si finalmente De Paul no juega, justamente el volante con mayor despliegue del equipo, según el registro de los GPS. Scaloni decidió siempre comenzar con cuatro defensores, pero de cara a este partido, sumar a Lisandro Martínez podría darle un soporte indispensable para la batalla por los laterales dotando al equipo de mayor presencia en esos sectores claves para el juego de Países Bajos y, una vez neutralizado, otorgarle mayor frescura al juego interno. Es decir, darle de su propia medicina a los de Van Gaal.

El juego de Van Gaal

Dicen que “el zorro sabe por zorro, pero más sabe por viejo”. Hombre de mil batallas, el DT neerlandés propuso cierta provocación sobre Messi en el comienzo de la semana al referenciar que su equipo supo anular al astro argentino en aquel parejo juego de Brasil 2014 y que “un jugador que no marca es un jugador menos” que ellos podrían aprovechar.

También se sumó Andries Noppert, el lungo arquero de 2,03 mts., señalando que Messi “puede fallar”. Sin dudas que a Países Bajos le convendría un Messi corredor, preocupado por marcar en vez de jugar. Es un anzuelo que el rosarino no debe morder, una limitación absurda que seguramente el 10 sabrá eludir para desplegar su juego.

louis van gaal paises bajos
El entrenador de la Selección de Países Bajos, Louis Van Gaal.

El entrenador de la Selección de Países Bajos, Louis Van Gaal.

Ellos son duros para defender y amenazantes en cada corrida hacia adelante. Tienen tres centrales recios comandados por Virgil Van Dijk, laterales dinámicos e incansables como Blind y Dumfries, manejo en el centro del campo con De Jong, final de jugada con Klaassen, Gakpo y Memphis Depay. Una versión moderna y temible, a la que Van Gaal reconoce como candidata silenciosa y nada más, ya que para él los “candidatos top” son Brasil, Francia y nuestro seleccionado.

La historia golpea la puerta

Una vez más Argentina está en el umbral de una nueva semifinal de la máxima cita del fútbol mundial. Frente a frente, dos equipos con prestigio ganado por estirpe y estética, por la calidad de sus jugadores y la riqueza de sus estilos. La sala de espera de un gran partido que nos moviliza todos los sentidos debido al tenor de lo que está en juego.

La historia vuelve a golpear la puerta y Argentina está lista para competir mano a mano con el primer gran nombre en Qatar. Será el primer momento de la Copa en el cual el elenco argentino no aparece como completamente favorito frente a un adversario que empareja los pronósticos.

El deseo de ganar irá por un camino paralelo y deberá sustentarse con la realidad que se verá en el campo de juego del Estadio Lusail. Ojalá, tras el pitazo final, esa ilusión se dé un abrazo con el resultado reafirmando los motivos que nos aceleran el corazón con la fe intacta detrás de la pelota.