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A siete años del adiós a Muhammad Ali, el boxeador que volaba como una mariposa y picaba como una abeja

El viernes 3 de junio de 2016, El Más Grande se convirtió en leyenda al fallecer en Arizona a los 74 años. Considerado como uno de los más grandes boxeadores de todos los tiempos, no solo maravilló a varias generaciones con su increíble talento sobre el ring, sino que, además, fue un permanente ejemplo de la lucha contra el racismo, los derechos de las minorías y la no violencia.

Por lejos, fue la figura deportiva más carismática y controversial del siglo XX. Amén de haber sido el primer tricampeón mundial pesado, a sus extraordinarias condiciones atléticas le sumó una mente que trabajaba a la velocidad de la luz, una personalidad avasallante, una infinita confianza en sí mismo, un amor propio gigantesco y un magnetismo del que muy pocos pudieron presumir.

Pero no solo maravilló a propios y extraños sobre un ring: también fue conocido por sus férreas posturas religiosas, políticas y sociales, al punto tal de –por ejemplo– renunciar a millones de dólares y más de tres años de su plenitud en el boxeo por mantenerse fiel a sus principios contra la guerra, al negarse a servir en las Fuerzas Armadas de su país y no ir a la de Vietnam.

Por esto, e innumerables hitos que estableció, dio firmes pasos hacia su inmortalidad, la que la Historia –esa con mayúsculas, que "El Más Grande" bien supo escribir– atesoraría para todos los tiempos.

Destino de elegido

Hijo de un letrista y pintor de carteles, y una empleada doméstica, Cassius Marcellus Clay –descendiente de seis generaciones de esclavos– nació en el seno de una familia de clase media baja en el hospital General de Louisville, Kentucky, Estados Unidos, el sábado 17 de enero de 1942.

Fue el primogénito de Cassius Marcellus Clay, Sr. y Odessa Lee Grady y, su hermano menor, Rudolph Valentino Clay, a quien siempre llamó Ronnie, nació en 1944. Su padre le dio su mismo nombre en honor a Cassius Marcellus Clay, un aristócrata nacido en el estado de Kentucky que se convirtió en abolicionista y férreo defensor de la emancipación de los afroamericanos en el siglo XIX.

Cursó sus estudios primarios y secundarios en la Central High School de su ciudad natal. A los 12 años sufrió el robo de su bicicleta y, al ir a denunciar el hecho, el policía Joe Martin –quien era el encargado del gimnasio Columbia de Louisville, y que sería su primer entrenador– le recomendó que practicara boxeo, disciplina deportiva que el futuro rey mundial de todos los pesos abrazó con entusiasmo.

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Cassius Marcellus Clay dio sus primeros pasos en el boxeo en 1954, con 12 años, por recomendación del policía Joe Martin, ante quien fue a denunciar que le habían robado su bicicleta. Éste le sugirió que comenzara a practicar esta disciplina deportiva y, poco después, se convirtió en el primer entrenador del futuro rey de los pesados.

Cassius Marcellus Clay dio sus primeros pasos en el boxeo en 1954, con 12 años, por recomendación del policía Joe Martin, ante quien fue a denunciar que le habían robado su bicicleta. Éste le sugirió que comenzara a practicar esta disciplina deportiva y, poco después, se convirtió en el primer entrenador del futuro rey de los pesados.

Su innato talento y, especialmente, su gran velocidad de desplazamientos en los cuadriláteros, no tardaron en aparecer. Además de Martin, desde los 14 años también se entrenó a las órdenes de Fred Stoner, titular del Grace Community Center de Louisville y, con este técnico en su rincón, Clay se alzó con seis títulos Golden Gloves (Guantes de Oro) para aficionados en la categoría mediopesado.

En la misma división conquistó el título interciudades de Chicago y Nueva York y, además, se coronó campeón estadounidense reconocido por la Amateur Athletic Union (AAU). Pero, poco después, caería ante el zurdo Amos Johnson y perdería su clasificación a los Panamericanos de Chicago –los primeros de la historia que tuvieron lugar en territorio estadounidense–, que se disputaron entre el jueves 27 de agosto y el lunes 7 de septiembre de 1959 en la ciudad más poblada del estado de Illinois.

Como lo demostraría a lo largo de toda su vida, el joven Clay nunca se rindió. En abril de 1960 participó en los Selectivos para integrar el equipo de su país en los Juegos Olímpicos de Roma, que comenzarían el jueves 25 de agosto siguiente. Su camino no fue fácil, ya que inicialmente fue eliminado en la categoría pesado por Percy Price pero, tras intentarlo en mediopesado, obtuvo su pasaje a la Ciudad Eterna al noquear a Allen Hudson, quien había logrado la medalla de oro en esta división en los Panamericanos del año anterior.

En su camino hacia la gloria olímpica en la categoría hasta 81 kilos, Clay, de 18 años, y dirigido por Chuck Bodak, superó en el debut al belga Yvon Beacus, a quien le GKOT 2; luego superó por puntos al soviético Gennadi Shatkov –oro en mediano en Melbourne 1956–; por la misma vía al australiano Antonio Morgan (Tony) Madigan en semis y, el lunes 5 de septiembre, en la final, derrotó por decisión unánime al zurdo polaco Zbigniew Pietrzykowski, quien ya había ganado una presea de bronce en Melbourne 1956, y obtendría otra similar en Tokio 1964.

En Roma 1960 –los primeros Juegos de la historia televisados en directo, y donde también tuvo lugar la primera edición de los Paralímpicos– hubo un púgil local que se llevó el oro en la categoría hasta 67 kilos al vencer por puntos al soviético Yuri Radonyak, y fue galardonado con el premio Val Balker tras ser elegido como mejor boxeador del certamen.

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A los 18 años, se consagró campeón olímpico mediopesado en los Juegos de Roma 1960. En el podio, desde la izquierda, el italiano Giulio Saraudi (bronce) y el australiano Anthony (Tony) Madigan (bronce), Cassius Marcellus Clay (oro) y el polaco Zbigniew Pietrzykowski (plata).

A los 18 años, se consagró campeón olímpico mediopesado en los Juegos de Roma 1960. En el podio, desde la izquierda, el italiano Giulio Saraudi (bronce) y el australiano Anthony (Tony) Madigan (bronce), Cassius Marcellus Clay (oro) y el polaco Zbigniew Pietrzykowski (plata).

Era Giovanni Nino Benvenuti, futuro campeón mundial, tanto superwelter como mediano, y ante quien, el sábado 7 de noviembre de 1970, Carlos Monzón se consagraría campeón mundial AMB-CMB de las 160 libras o 72,574 kilos.

Con el título olímpico, Clay cerró su excelente etapa amateur con un récord de 161-6 y, el próximo paso, fue el salto al profesionalismo, donde brillaría como nadie y entraría en la Historia por lo que realizaría sobre los rings y, fundamentalmente, por lo que se negaría a hacer debajo de los mismos.

Su primer título mundial

Apenas regresó a su país, al flamante campeón lo echaron de un bar de Louisville “porque no era para negros”. Furioso, arrojó su medalla de oro al río Ohio hasta que, en 1996, en los Juegos Olímpicos de Atlanta –cuyo pebetero encendió el viernes 19 de julio en el Centennial Olympic Stadium, e hizo llorar al mundo de la emoción– el por entonces presidente del COI, el catalán Juan Antonio Samaranch, le entregaría una réplica de la misma y le pediría disculpas “en nombre del deporte”.

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En los Juegos de Atlanta 1996 –cuyo pebetero encendió el viernes 19 de julio en el Centennial Olympic Stadium, e hizo llorar al mundo de la emoción–, recibió una réplica de la medalla que había arrojado al río Ohio 36 años antes luego de ser discriminado por su raza y, el por entonces presidente del COI, el catalán Juan Antonio Samaranch, le pidió disculpas “en nombre del deporte”.

En los Juegos de Atlanta 1996 –cuyo pebetero encendió el viernes 19 de julio en el Centennial Olympic Stadium, e hizo llorar al mundo de la emoción–, recibió una réplica de la medalla que había arrojado al río Ohio 36 años antes luego de ser discriminado por su raza y, el por entonces presidente del COI, el catalán Juan Antonio Samaranch, le pidió disculpas “en nombre del deporte”.

A su primer combate en el campo rentado lo disputó el sábado 29 de octubre de 1960 y, en el Freedom Hall de Louisville, le GPP 6 (unánime) a Tunney Morgan Hunsaker, un policía que había disputado ya 27 peleas y que fue ampliamente superado por un debutante casi 12 años menor.

Dos meses después se puso a las órdenes de Angelo Dundee –nacido en 1921 y fallecido en 2012, cuyo verdadero nombre era Angelo Mirena, quien fue un extraordinario hacedor de campeones mundiales, entre ellos el fenomenal Sugar Ray Leonard– y, rápidamente, se convirtió en la nueva sensación de los pesados.

Histriónico, desenfadado, y con una autoestima infinita (en toda su trayectoria, predijo 17 veces en qué round vencería a sus rivales, y acertó en 13), se autoproclamó El Más Grande y, en vez de imitar la conducta de las mayorías –es decir, volcarse por la comodidad y la indiferencia–, optó por convertirse en un durísimo juez contra cualquier tipo de discriminación racial.

Con notable capacidad de expresión, siempre se comprometió y hundió el bisturí hasta el hueso al referirse a la histórica explotación del blanco sobre el negro, lo que irritaba de sobremanera a gran parte de la hipócrita sociedad estadounidense y mundial de entonces.

Cultivó una amistad con Malcom X –un influyente y radical defensor de los derechos de los afroamericanos, cuyo verdadero nombre era Malcom Little, y que fue asesinado el 21 de febrero de 1965, en Manhattan– y, posteriormente, se sumaría a la organización política y religiosa Nación del Islam, cuyo líder era Elijah Muhammad.

Con un invicto de 19-0 (15 ko), su próximo objetivo fue ceñirse las coronas pesadas AMB-CMB y, la oportunidad de hacerlo, se fijó para el martes 25 de febrero de 1964 en el Convention Center de Miami, donde enfrentó al monarca de la máxima división, Charles Sonny Liston.

Este choque fue la segunda defensa de Liston, un ex presidiario vinculado con líderes mafiosos –que aprendió a boxear en la cárcel estatal de Missouri, donde purgó una condena por robo a mano armada, y cuyas manos eran tan grandes que debieron confeccionarle guantes a medida– y que, con su sola presencia, intimidaba tanto arriba como debajo de los rings.

Las apuestas estaban claramente a favor del campeón (7-1) y, además, casi el 90 % de la prensa especializada consideraba que el joven Clay no llegaría más allá del tercer round ante Liston, quien se había coronado el martes 25 de septiembre de 1962 al noquear en un round a Floyd Patterson en el Comiskey Park de Chicago, cetros que retendría ante el mismo rival y con la misma definición el lunes 22 de julio de 1963 en el Convention Center de Las Vegas.

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El martes 25 de febrero de 1964, en el Convention Center de Miami, le GKOT 7 a Charles Sonny Liston y, con 22 años, un mes y ocho días, se coronó campeón mundial por primera vez. Cuando finalizó la pelea, corrió por el ring gritando “¡Eat your words!”, “¡I shook up the world!” y “I’m The Greatest!”(“¡Cómanse sus palabras”, ¡”Conmoví al mundo!” y “Soy El Más Grande!”) a todos los periodistas que habían pronosticado su derrota.

El martes 25 de febrero de 1964, en el Convention Center de Miami, le GKOT 7 a Charles Sonny Liston y, con 22 años, un mes y ocho días, se coronó campeón mundial por primera vez. Cuando finalizó la pelea, corrió por el ring gritando “¡Eat your words!”, “¡I shook up the world!” y “I’m The Greatest!”(“¡Cómanse sus palabras”, ¡”Conmoví al mundo!” y “Soy El Más Grande!”) a todos los periodistas que habían pronosticado su derrota.

En la previa, la estrategia de Clay fue desconcentrar por completo a Liston, siguiéndolo por todos lados –incluso, hasta llegó a molestarlo una madrugada en su domicilio particular–, ridiculizándolo por su analfabetismo (con casi 32 años, el monarca no sabía leer ni escribir) y resaltando permanentemente sus limitaciones intelectuales y boxísticas, con el claro objetivo de sacarlo de sí.

No se detuvo ahí, ya que continuó hostigándolo en el pesaje oficial donde, entre otras cosas, también aseguró que en la pelea “volaría como una mariposa, y picaría como una abeja”, una frase atribuida a uno de los asistentes que estuvieron en su rincón en toda su carrera, Drew Bundini Brown.

En el combate, el retador prevaleció merced a su técnica exquisita y asombrosa velocidad de manos y piernas, ante un Liston que lo subestimó y no se preparó adecuadamente. Es más, ante la superioridad del challenger, el cutman Joe Pollino untó los guantes del campeón con una sustancia que se utilizaba para detener el sangrado de los cortes, llamada solución de Monsel, que provocaba una gran irritación en los ojos.

Clay debió sortear esta situación en el cuarto y parte del quinto round pero, a partir del sexto, cuando Dundee limpió bien los ojos de su pupilo, este fue un huracán que arrasó con Liston, quien adujo una lesión en el hombro izquierdo y no salió a pelear al llamado de la campana para el séptimo asalto.

Los pesados tenían un nuevo rey que, con 22 años, un mes y ocho días, corrió por el ring gritando como un poseído ¡Eat your words!”,¡I shook up the world! yI’m The Greatest!(“¡Cómanse sus palabras”, ¡”Conmoví al mundo!” y “Soy El Más Grande!”) a todos los periodistas que habían pronosticado su derrota.

Pero no solo eso: al día siguiente anunció que cambiaba su “nombre de esclavo” por el de Cassius X y, poco después, por el de Muhammad Ali –El más altamente digno, en musulmán–, fe religiosa que abrazó oficialmente partir de ese momento.

En la revancha con Liston, que se disputó el martes 25 de mayo de 1965 en el St. Dominic’s Hall de Lewinston, Maine –un lugar con muy poca capacidad, donde solo hubo 2434 espectadores, la menor cantidad en la historia para un choque mundialista–, Ali retuvo por primera vez sus cetros al GKO 1 (2’12”) al ex monarca, con lo que se llamó el “golpe fantasma”, ya que muy pocos vieron el mismo cuando impactó en Liston.

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El martes 25 de mayo de 1965, en el St. Dominic’s Hall de Lewinston, Maine, le GKO 1 a Liston en la revancha con lo que se llamó el “golpe fantasma”, ya que muy pocos vieron el mismo cuando impactó en el retador. Ali tenía 23 años y, hasta 1967, retendría sus coronas pesadas ocho veces más.

El martes 25 de mayo de 1965, en el St. Dominic’s Hall de Lewinston, Maine, le GKO 1 a Liston en la revancha con lo que se llamó el “golpe fantasma”, ya que muy pocos vieron el mismo cuando impactó en el retador. Ali tenía 23 años y, hasta 1967, retendría sus coronas pesadas ocho veces más.

Luego las expuso exitosamente ocho veces más: ante el ex campeón Floyd Patterson (al que Liston había noqueado dos veces, y al que le GKOT 12 en Las Vegas), el canadiense George Chuvalo (le GPP 15 en Toronto), los británicos Henry Cooper y Brian London (a quienes les GKOT 6 y KO 3, respectivamente, en ambos casos en Londres), el alemán Karl Mildenberger (le GKOT 12 en Frankfurt), y sus compatriotas Cleveland Williams (le GKOT 3 en Houston), Ernie Terrell (a quien le GPP 15, también en Houston, y le dio una verdadera paliza, ya que se había negado a llamarlo Muhammad Ali, y se refería al campeón como “Clay”, por lo que el monarca, mientras lo castigaba una y otra vez, le preguntaba permanentemente ¿”Cuál es mi nombre?”), y Zora Folley (le GKO 7 en el Madison Square Garden de Nueva York).

Por lo que vendría después, el combate ante Folley, disputado el miércoles 22 de marzo de 1967, sería el último de Ali antes de un prolongado –y forzado– receso.

Siempre mantuvo sus convicciones

Negro en un país con mayoría blanca, y musulmán en una nación con preeminencia de católicos y protestantes, Ali sabía perfectamente que le harían la vida imposible por su defensa de los derechos de los afroamericanos pero, absolutamente jamás, traicionó sus principios. Ni siquiera cuando comenzó a recibir pases de facturas por su firme compromiso político y social.

Había sido exceptuado de prestar servicios en Vietnam debido a que no aprobó los tests de inteligencia (su calificación había sido 1-Y) pero, en 1966, el ejército modificó las mismas, lo declaró apto (1-A) y lo llamó a las filas, en un claro ajuste de cuentas del establishment blanco.

Pero Ali adujo ante la justicia que no podía ser reclutado por ser ministro de los Musulmanes Negros. “¿Acaso ustedes alistarían a un obispo católico o un pastor protestante? ¡Ustedes quieren ir a hacerme pelear contra gente de la que no sé nada! ¡Quieren hacerme liberar a otro pueblo cuando mi propio pueblo no tiene libertad en casa! ¡Nadie del Vietcong –la guerrilla que combatió contra Vietnam del Sur y los Estados Unidos en la guerra de Vietnam– me dijo nigger!” (el agravio más duro e hiriente para referirse a un negro), disparó.

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El viernes 28 de abril de 1967, en el Centro de Reclutamiento del Ejército, en Houston, se negó a sumarse a las filas para ir a la guerra de Vietnam. El martes 20 de junio siguiente, el juez Joe Ingraham lo declaró culpable de evadir el reclutamiento, lo condenó a cinco años de prisión, lo multó con 10.000 dólares y, encima, le retiraron la licencia de boxeador y el título mundial.

El viernes 28 de abril de 1967, en el Centro de Reclutamiento del Ejército, en Houston, se negó a sumarse a las filas para ir a la guerra de Vietnam. El martes 20 de junio siguiente, el juez Joe Ingraham lo declaró culpable de evadir el reclutamiento, lo condenó a cinco años de prisión, lo multó con 10.000 dólares y, encima, le retiraron la licencia de boxeador y el título mundial.

Distintas figuras públicas, como John Lennon y Paul McCartney, dos de los integrantes de los celebérrimos The Beatles, y comprometidos con la paz en el mundo, le demostraron una profunda admiración por su lucha.

El viernes 28 de abril de 1967, en Houston, “la Comisión Atlética de Nueva York y la AMB (Asociación Mundial de Boxeo) le quitan reconocimiento por negarse a dar el paso adelante –era la formalidad requerida al escuchar su nombre aunque, en ese acto, lo llamaron «Clay, Cassius Marcellus»– para incorporarse al ejército de Estados Unidos”, decía la notificación que los marginaría del boxeo.

El martes 20 de junio siguiente, el juez Joe Ingraham lo declaró culpable de evadir el reclutamiento, lo condenó a cinco años de prisión, lo multó con 10.000 dólares y, encima, le retiraron la licencia de boxeador y el título mundial. Obtuvo su libertad condicional bajo fianza, mientras elevaba distintas apelaciones ante otros tribunales.

Tres años después, una Corte Federal le dio la razón y, todos los cargos, fueron levantados, ya que la misma admitió a las creencias religiosas como objeción para servir en las Fuerzas Armadas.

En total, el oriundo de Louisville pasaría 43 meses sin pelear y, el viernes 18 de junio de 1971, la Suprema Corte estadounidense anuló definitivamente su condena por desertor al considerarla “arbitraria” y “no razonable”.

Ali ya tenía su lugar en la Historia. Pero habría más.

Agigantando su leyenda

Regresó a los rings el lunes 26 de octubre de 1970 (le GKOT 3 a Jerry Quarry, en Atlanta) y, de ahí en más, en medio de un profundo proceso de transformaciones políticas y sociales en los Estados Unidos –la guerra de Vietnam era cada vez más impopular–, su figura se posicionó firmemente en la cima del mundo otra vez.

El lunes 7 de diciembre de 1970, le GKOT 15 al valiente Oscar Natalio Bonavena en el Madison neoyorquino y, el lunes 8 de marzo de 1971, en el mismo escenario, resignó su invicto ante un duro en serio: Joe Frazier, medalla de oro en pesado en los Juegos de Tokio 1964, quien le GPP 15 –hasta lo derribó en el 15° round– y retuvo sus coronas AMB-CMB.

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El lunes 7 de diciembre de 1970 y, en su segunda pelea tras su regreso a los rings luego de negarse a ir a Vietnam, le GKOT 15 a Oscar Natalio Bonavena en el Madison neoyorquino. Aunque Ringo demostró una guapeza inmensa, Ali se impuso antes del límite en el último round.

El lunes 7 de diciembre de 1970 y, en su segunda pelea tras su regreso a los rings luego de negarse a ir a Vietnam, le GKOT 15 a Oscar Natalio Bonavena en el Madison neoyorquino. Aunque Ringo demostró una guapeza inmensa, Ali se impuso antes del límite en el último round.

Pero su rivalidad con Smokin’ Joe tendría dos capítulos más: el lunes 28 de enero de 1974, Ali le GPP 12 en el Madison y, el martes 30 de septiembre de 1975, en Manila, Filipinas, le GKOT 14, en la famosa batalla en la que ambos, agotados al extremo, no querían salir a combatir en el último asalto. “Con vos nunca más, Joe. Es lo más parecido a la muerte”, le dijo El Más Grande a Frazier en el hospital, donde ambos terminaron ese día, tras cerrar esta trilogía 2 a 1 a su favor.

Pero no solo esto: supo muy bien lo que era sufrir sobre un cuadrilátero cuando sumó su segunda derrota en su carrera ya que, el sábado 31 de marzo de 1973, en San Diego, Ken Norton le fracturó la mandíbula en el 2° round y le GPP 12 (dividido). El médico de turno constató esta lesión pero, como Ali se negó rotundamente a abandonar la pelea, ¡combatió diez asaltos con esta fractura! Épico e inolvidable.

El lunes 10 de septiembre del mismo año, Ali se tomó revancha y le GPP 12 (dividido) al Hércules Negro –y ex integrante del Cuerpo de Marines de los Estados Unidos– en Inglewood, California y, tres años más tarde, el martes 28 de septiembre de 1976, volvería a derrotarlo al GPP 15 (unánime) en Nueva York.

El miércoles 30 de octubre de 1974, a los 32 años, recuperó en el ring lo que le quitaron en un escritorio más de siete años antes: en una de sus obras maestras, le GKO 8 (2’58”) a su compatriota George Foreman en Kinshasa, Zaire, y volvió a asombrar al mundo.

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El miércoles 30 de octubre de 1974, a los 32 años, recuperó en el ring lo que le quitaron en un escritorio más de siete años antes: en una de sus obras maestras, le GKO 8 a su compatriota George Foreman en Kinshasa, Zaire, y volvió a asombrar al mundo. Los zaireños lo alentaron al grito de “¡Ali, boma ye!” que, en swahili, una lengua del grupo de las bantúes, significa “¡Ali, mátalo!”

El miércoles 30 de octubre de 1974, a los 32 años, recuperó en el ring lo que le quitaron en un escritorio más de siete años antes: en una de sus obras maestras, le GKO 8 a su compatriota George Foreman en Kinshasa, Zaire, y volvió a asombrar al mundo. Los zaireños lo alentaron al grito de “¡Ali, boma ye!” que, en swahili, una lengua del grupo de las bantúes, significa “¡Ali, mátalo!”

"Africa es el hogar del hombre negro. Vuelvo a mis raíces, el verdadero hogar de todos nosotros, el del pueblo negro, del que nos fuimos esclavos y al que volvimos como héroes", dijo apenas arribó a la capital del ex Congo Belga.

En el recordado choque donde empleó la estrategia del "rope-a-dope" (cuya finalidad era cansar a Big George mientras este lanzaba sus devastadores golpes, aunque también requirió una gran capacidad de asimilación), El Más Grande se ciñó nuevamente las coronas pesadas AMB-CMB en medio del ensordecedor “¡Ali, boma ye!” (que en swahili, una lengua del grupo de las bantúes, significa “¡Ali, mátalo!”) de los zaireños (sus “hermanos”, como los llamó), que lo alentaron en todo momento.

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El martes 30 de septiembre de 1975, en Manila, Filipinas, le GKOT 14 a Joe Frazier, en la famosa batalla en la que ambos, agotados al extremo, no querían salir a combatir en el último asalto. “Con vos nunca más, Joe. Es lo más parecido a la muerte”, le dijo El Más Grande a Smokin’ Joe en el hospital, donde ambos terminaron ese día, tras cerrar esta legendaria trilogía 2 a 1 a su favor.

El martes 30 de septiembre de 1975, en Manila, Filipinas, le GKOT 14 a Joe Frazier, en la famosa batalla en la que ambos, agotados al extremo, no querían salir a combatir en el último asalto. “Con vos nunca más, Joe. Es lo más parecido a la muerte”, le dijo El Más Grande a Smokin’ Joe en el hospital, donde ambos terminaron ese día, tras cerrar esta legendaria trilogía 2 a 1 a su favor.

Sin dudas, ya era una leyenda viviente

Tras diez defensas exitosas en su segundo reinado, Ali perdió sus títulos ante su compatriota Leon Spinks quien, el miércoles 15 de febrero de 1978, le GPP 15 (dividido) en Las Vegas. Pero no le importó, porque sabía muy bien que ya tenía reservado su lugar en la eternidad. Tal es así que, el viernes 15 de septiembre, en New Orleans, recuperó sus coronas ante el mismo rival (le GPP 15 en fallo unánime) y se convirtió en el primer tricampeón pesado de la historia.

No combatió hasta 1980, cuando intentó lograr el tetracampeonato pero, el jueves 2 de octubre de ese año, en Las Vegas, PKOT 10 (en la que fue su única derrota antes del límite) ante su compatriota Larry Holmes –quien había sido su sparring entre 1973 y 1975–, el por entonces monarca pesado AMB.

Pero siguió desafiando al dios Cronos y, con 39 años, el viernes 11 de diciembre de 1981, PPP 10 (unánime) ante el jamaiquino Trevor Berbick en Nassau, Bahamas. Fue su último choque profesional.

Anunció su retiro y, tras 61 combates, su récord, fue 56-5 (37 ko). Disputó 25 peleas con la corona mundial pesada en juego: 23 por la absoluta, una por la de la AMB y otra por la del CMB (Consejo Mundial de Boxeo). Además, realizó otras nueve peleas por el título NABF (estadounidense) de la máxima división.

En 1984, cuando tenía 42 años, le diagnosticaron Mal de Parkinson. “Soy prisionero de mi cuerpo. Es la materia la que se dañó, no mi cerebro. Me desespero viendo cómo la gente se apiada de mí. Y sufro, porque los músculos no me responden. Pero, mentalmente, sigo siendo el mismo Ali que todos conocieron”, afirmaría con crudeza.

Ali se casó cuatro veces, y tuvo nueve hijos, ocho biológicos y uno adoptado. El viernes 14 de agosto de 1964 contrajo matrimonio con Sonji Roi, no tuvieron descendientes y se divorciaron en 1966; el jueves 17 de agosto de 1967 se casó con la actriz Belinda Boyd, fueron padres de Maryum, las gemelas Jamilla y Rasheda, y de Muhammad Ali, Jr., y se divorciaron en 1976; y el jueves 1 de julio de 1976 se casó con la modelo Verónica Porsche, tuvieron dos hijas, Hana y Laila (la única que siguió los pasos de su padre en el boxeo, y fue campeona mundial IBA-WIBF-IWBF supermediana entre 2002 y 2005, y CMB-WIBA supermediana entre 2005 y 2007), y se divorciaron en 1986.

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Laila Ali, nacida el 30 de diciembre de 1977, fruto de su matrimonio con su tercera esposa, Verónica Porsche, fue la única que siguió los pasos de su padre en el boxeo, y fue campeona mundial IBA-WIBF-IWBF supermediana entre 2002 y 2005, y CMB-WIBA supermediana entre 2005 y 2007. Se retiró invicta en 2007, con un récord de 24-0 (21 ko).

Laila Ali, nacida el 30 de diciembre de 1977, fruto de su matrimonio con su tercera esposa, Verónica Porsche, fue la única que siguió los pasos de su padre en el boxeo, y fue campeona mundial IBA-WIBF-IWBF supermediana entre 2002 y 2005, y CMB-WIBA supermediana entre 2005 y 2007. Se retiró invicta en 2007, con un récord de 24-0 (21 ko).

El miércoles 19 de noviembre de ese mismo año, contrajo matrimonio por cuarta y última vez con Yolanda Lonnie Williams –15 años menor, y quien sería su compañera hasta la muerte de Ali– con quien adoptó un hijo, Asaad Amin. Además, reconoció otras dos hijas: Miya y Khaliah.

Por su legado, fue y será El Más Grande

Ali recibió premios y distinciones por doquier y, entre ellos, se destacan:Premio Martin Luther King, Jr. (1970); miembro del Hall de la Fama del Olimpismo de los Estados Unidos (1983); ingresó al Hall de la Fama del Boxeo Internacional de Canastota, Nueva York (1990); Medalla Presidencial de la Libertad (2005); reconocido como “Rey del Boxeo” por el CMB (2012), y Deportista del Siglo XX por la revista Sports Illustrated, de los Estados Unidos, y la BBC británica.

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Se dedicó a labores humanitarias y filantrópicas, y muchos líderes mundiales se entrevistaron con él. Uno de ellos fue el ex presidente sudafricano Nelson Mandela, premio Nobel de la Paz en 1993, y que fuera boxeador en su juventud, con quien se reunió varias veces. En la foto, el encuentro del 21 de junio de 2003, en Dublín, República de Irlanda, cuando ambos asistieron a los Juegos Olímpicos Especiales de Verano, donde participan atletas con discapacidades intelectuales.

Se dedicó a labores humanitarias y filantrópicas, y muchos líderes mundiales se entrevistaron con él. Uno de ellos fue el ex presidente sudafricano Nelson Mandela, premio Nobel de la Paz en 1993, y que fuera boxeador en su juventud, con quien se reunió varias veces. En la foto, el encuentro del 21 de junio de 2003, en Dublín, República de Irlanda, cuando ambos asistieron a los Juegos Olímpicos Especiales de Verano, donde participan atletas con discapacidades intelectuales.

Como siempre, su mensaje fue de paz. Y, muy a su pesar, se supo de las innumerables obras de beneficencia y filantrópicas que realizó. “Fue con la condición de que ningún medio se enterara, porque la caridad debe ser silenciosa. Yo conozco la pobreza y los problemas de las mayorías. De allí que fue mi deseo que, lo que pudiera aportar, no llenara de vergüenza a los beneficiados”, expresó con genuina humildad.

Se dedicó a labores humanitarias, y no hubo líder mundial que no se entrevistara con él. Es más: su popularidad e influencia eran tan grandes que, el domingo 2 de diciembre de 1990, tras 11 días de negociaciones en Bagdad, el ex rey pesado abordó un avión de Iraqi Airways junto con 15 estadounidenses y otros 18 extranjeros que habían recuperado su libertad –entre ellos seis británicos y dos canadienses– tras haber sido rehenes del dictador Saddam Hussein en plena crisis previa a la Primera Guerra del Golfo, cuyas acciones militares se desencadenaron el miércoles 16 de enero de 1991, y se extenderían hasta el jueves 28 de febrero del mismo año.

Ali siempre defendió los ideales de la libertad, la paz y la fraternidad entre los hombres. Por eso, tras los atentados terroristas del martes 11 de septiembre de 2001 en los Estados Unidos, perpetrados por la radical organización yihadista Al Qaeda, subrayó que el Islam es una religión de paz y participó en una campaña a favor de las víctimas.

Con una infinita entereza, Ali convivió con el Parkinson durante 32 años hasta que, al anochecer del viernes 3 de junio de 2016, El Más Grande falleció a los 74 años en el Scottsdale Osborn Medical Center, de Scottsdale, en el Gran Phoenix, Arizona.

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Los restos de Ali, quien falleció el viernes 3 de junio de 2016, a los 74 años, descansan en el Cave Hill Cemetery de Louisville, su ciudad natal y, en su lápida, se grabó una de sus más reconocidas frases: “Service to others is the rent you pay for your room in heaven” (“El servicio a los otros es la renta que pagás por tu habitación en el cielo”).

Los restos de Ali, quien falleció el viernes 3 de junio de 2016, a los 74 años, descansan en el Cave Hill Cemetery de Louisville, su ciudad natal y, en su lápida, se grabó una de sus más reconocidas frases: “Service to others is the rent you pay for your room in heaven” (“El servicio a los otros es la renta que pagás por tu habitación en el cielo”).

Su multitudinario funeral se realizó una semana después y, entre quienes portaron su féretro en el Cave Hill Cemetery de Louisville –donde descansan sus restos–, se encontraban los ex campeones pesados Lennox Lewis y Mike Tyson, y el actor Will Smith, quien lo personificó magistralmente en la película biográfica Ali, de 2001.

El Más Grande fue un irrepetible bailarín de ballet de 1,88 metro y 95 kilos (promedio) que, por su velocidad, elegancia y plasticidad sobre los rings, parecía un welter –de casi 30 kilos menos–, y hacía que sus oponentes parecieran torpes mastodontes. El que –valga reiterarlo una y mil veces– “volaba como una mariposa y picaba como una abeja”. Y el que, con su talento, demostró que el boxeo puede ser una suprema expresión estética, y no la lucha entre dos hombres que tratan de escapar del hambre y la miseria a los golpes.

Todo eso fue y será Ali. El que aspiraba a ser recordado “como un negro que ganó el título pesado, fue ocurrente y trató bien a todos”. Y el que recalcó: “Si mi salud fuera perfecta, todos creerían que soy Superman pero, ahora, dicen «es humano, igual que nosotros». ¡Ah! Y recuerden lo hermoso y genial que fui”.

A siete años de tu partida, descansá en paz, incomparable campeón.