Despertarse a las tres de la mañana es un fenómeno que muchas personas experimentan y que suele estar rodeado de mitos y creencias sobrenaturales. Sin embargo, la ciencia ofrece una explicación más lógica basada en los ciclos naturales del sueño y los procesos fisiológicos del cuerpo.
Los ciclos del sueño y el despertar nocturno
El sueño se divide en diferentes fases que se repiten en ciclos a lo largo de la noche. Durante la primera mitad de la noche, el cuerpo pasa más tiempo en el sueño no REM, que es la etapa de transición desde la vigilia hasta el descanso profundo.
En esta fase, el cuerpo experimenta el adormecimiento, el sueño ligero y finalmente el sueño profundo. Luego, en la segunda mitad de la noche, domina el sueño REM, caracterizado por movimientos oculares rápidos y una intensa actividad cerebral. Durante el sueño REM, el tronco cerebral bloquea las neuronas motrices, permitiendo que los sueños se desarrollen sin movimiento corporal.
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Un ciclo completo de sueño, que incluye las fases no REM y REM, dura aproximadamente entre 90 y 120 minutos. Alrededor de las tres de la mañana, el cuerpo suele estar en una transición entre ciclos, especialmente después de la primera fase profunda del sueño. Esto hace que las personas sean más propensas a despertarse en este momento.
Otras razones para despertarse a las 3 de la mañana
Más allá de los ciclos de sueño, existen otras razones fisiológicas que pueden explicar este fenómeno. A medida que avanza la noche y se completan los primeros ciclos de sueño, el cuerpo entra en una fase más ligera de sueño REM, donde el nivel de alerta es más frágil y la probabilidad de despertar aumenta.
Además, el aumento de la hormona del estrés, el cortisol, puede presentar un ligero pico entre las dos y las tres de la mañana. Este incremento en los niveles de cortisol puede contribuir a que las personas se despierten en estas horas.
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Si este tipo de despertares se vuelve frecuente y afecta la calidad del sueño, podría indicar algún trastorno del sueño o problemas de salud como arritmias o problemas gastrointestinales. En esos casos, resulta recomendable consultar a un especialista en sueño para evaluar la situación y recibir un diagnóstico adecuado.