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Política Tribunal de Cuentas | Análisis | Omar Perotti

Marcelo Terenzio: perfil del funcionario elegido por Omar Perotti para el Tribunal de Cuentas

Docente, abogado y militante peronista, el ex secretario de Medio Ambiente durante el segundo mandato de Jorge Obeid, Marcelo Terenzio, fue elegido por el gobernador Omar Perotti para cubrir un cargo de vocal en el organismo que controla las cuentas públicas de la provincia de Santa Fe.

Marcelo Terenzio cuenta que lo que le cambió la cabeza, lo que le hizo un click, fue haber leído el Mensaje del General Perón a los Pueblos del Mundo. Tenía unos 27 años y comprendió que había algo más, que el Estado tenía un rol preponderante en la economía y la sociedad: “En Argentina, el trabajo está organizado y defendido; la política asegurada y consolidada por la verdad constitucional; la economía recuperada y sostenida por las manos del Estado, que es decir los mismo que defendida y elaborada por las manos del pueblo…”, se puede leer en uno de los pasajes del famoso texto. A partir de ese escrito, Terenzio empezó a abrazar el peronismo y dejar atrás las ideas ultraliberales de la Escuela Austríaca –por estos días muy divulgadas por el diputado Javier Milei– que lo habían integrado a la Fundación Libertad, el think tank del liberalismo rosarino que conjugaba poderosos empresarios con estudiantes y profesionales universitarios salidos de la UPAU, el brazo universitario de la UCeDé.

Desde entonces, Marcelo Terenzio repartió su vida profesional entre la docencia, el ejercicio privado de la abogacía y distintas responsabilidades políticas en gobiernos de la provincia y la Nación. Desde hace unos 15 años forma parte de los equipos de profesionales de Omar Perotti. En la actualidad se desempeña como asesor jurídico del Ente Administrador del Puerto de Rosario y figura como consultor especializado en derecho ambiental en el estudio Tallone. También es director del Instituto de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Federación Industrial de Santa Fe.

Su próxima escala sería el Tribunal de Cuentas de la provincia, para lo cual deberá superar las instancias del proceso administrativo, en primera instancia, y legislativo luego, que el Poder Ejecutivo acaba de abrir. Terenzio es el nombre que el gobernador Perotti eligió para cubrir la vacante de Vocal Sala I, Jurisdicción "B", que corresponde a un abogado.

El primer rol de relevancia pública que ocupó Terenzio fue como delegado en Rosario de la Comisión Nacional de Telecomunicaciones, durante el agitado proceso de rebalanceo telefónico entre los años 1998 y 1999, en la última etapa de la presidencia de Carlos Menem. Era el funcionario que ponía la cara para explicar y defender una medida, el rebalanceo telefónico, que por entonces generó grandes debates en los medios, la política y, sobre todo, en la Justicia.

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Entre 2003 y 2007 fue secretario de Estado de Medio Ambiente de la provincia. Jorge Obeid lo designó en ese puesto, donde tomó contacto con el entonces intendente de Rafaela, Omar Perotti. El rafaelino era entonces una de las promesas de renovación del peronismo para el ciclo Carlos Reutemann-Jorge Obeid, que comenzaba a terminarse.

En 2008 y 2009 continuó su labor en el Consejo Federal de Medio Ambiente. Y, ya vinculado al núcleo de Perotti en 2011, cuando el actual gobernador hizo su primera experiencia como candidato para la Casa Gris, Terenzio encabezó la lista a senador provincial por el departamento Rosario. Desde entonces integró el grupo de asesores de Perotti en la Cámara de Diputados y, a partir de 2015, en el Senado de la Nación.

El año pasado sonó como el nombre de Perotti para presidir el flamante Ente de Control y Gestión de la Hidrovía, pero el gobernador perdió esa batalla antes de decidirse a darla, porque en el marco de las cuotas de poder asignadas en el gobierno nacional, todo lo que refiera al área de Transporte es coto cerrado de Sergio Massa.

Se descarta que en lo formal Terenzio atravesará el proceso administrativo sin sobresaltos. Pero cuando el pliego llegue a la Legislatura comenzará otra película. Ahí hasta el mejor currículum puede naufragar, porque los nombramientos, al igual que el de funcionarios judiciales, directores de entes descentralizados, organismos de control, entre otros, deben superar un tamiz del actual orden político.

A diferencia de Oscar Biagioni, último vocal del Tribunal reelecto en la Legislatura, que es una especie de representante del poder permanente, suprapartidario y que trasciende a los gobiernos del color que sean, Terenzio es el “elegido”: el funcionario propio que Perotti pretende sentar en una de las cinco sillas del directorio del Tribunal para que sea sus ojos y oídos.

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Si bien a prima facie no pareciera que Terenzio pueda tener dificultades “técnicas” durante el proceso formal, cuando su pliego legue a la Legislatura comenzará otra historia. En el Ejecutivo creen que no habrá dificultades tampoco, ya que hubo unos primeros sondeos informales a nivel político y el nombre no provoca rechazo de antemano. A partir del 7 de septiembre se abre el periodo de 15 días para presentar impugnaciones. Ahí se verá con qué nivel de respaldos y objeciones arribará su pliego a la Legislatura.

Más allá del recorrido de Terenzio, su postulación se jugará en un contexto de profundos desencuentros entre la actual administración y la Legislatura, que ha derivado en el retiro de pliegos o en que directamente no se los gire a las cámaras ante la certeza de que serían rechazados. El punto cúlmine ocurrió hace cuatro meses, cuando en plena Asamblea Legislativa el Ejecutivo retiró una decena de pliegos para cubrir cargos judiciales.

Por estos días el Ejecutivo y la oposición recrearon un clima de diálogo básico, siempre tirante, pero que permite avanzar tema por tema, de a uno por vez. Hace quince días se avanzó con aquellos jueces sobre los que había acuerdo, mientras el resto quedó cajoneado para retomar la charla en otro momento. El próximo paso será el Tribunal de Cuentas. Luego podrían continuar en esa lista los directores de entes de control, de la Defensoría del Pueblo y de la Niñez, etc.

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