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Sonia Tessa | Agustín Guardis | Lali Espósito | Gran Hermano

Agustín Guardis en Gran Hermano 2022: machismo explícito, fotos íntimas y un discurso plagado de violencia

En Gran Hermano, uno de los programas más vistos en televisión, Agustín Guardis contó que tiene fotos íntimas de mujeres guardadas para usarlas sin consentimiento, expresó que forzaría a Lali Espósito -"aunque no quiera"- y que mandaría a placa a Julieta, otra participante, si no lo corresponde. Es un discurso que no puede pasar desapercibido después del Ni Una Menos.

Fotos íntimas guardadas para extorsionar a mujeres si ellas “se mandan algún moco”, la promesa de hacer que Lali Espósito “levante el dedo, aunque no quiera” (es decir, que exprese su consentimiento ante Gran Hermano sin desearlo) y la amenaza de enviar a Julieta a placa si no accede a sus deseos. En los últimos días, Agustín Guardis desplegó un menú de actitudes violentas en el reality show más visto del país.

A juzgar por la red social Twitter, donde la repercusión es más directa, esta escalada licuó la popularidad del participante que fue salvado más de una vez por el público. “Se terminó la Frodoneta”, fue una frase repetida en la red del pajarito. Es que a Agustín le dicen Frodo por su parecido con el personaje ideado por J.R. R. Tolkien para el Señor de los Anillos.

No hay ningún chiste, nada que relativizar, en los dichos del participante que se jacta de su actitud machista. Porque reproducir fotos íntimas de una persona sin su consentimiento es violencia digital, aunque todavía no esté tipificada como tal. De hecho, hay dos proyectos de ley en el Congreso Nacional, presentados por la diputada Mónica Macha, para combatir estas acciones contra la intimidad y la integridad sexual de las personas.

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Los dichos de Agustín Guardis forman parte de una cultura de la violación y la cosificación que debe ser derribada para terminar con todas las formas de violencias.

Los dichos de Agustín Guardis forman parte de una cultura de la violación y la cosificación que debe ser derribada para terminar con todas las formas de violencias.

Mandar fotos desnudas, en poses eróticas, es un derecho de cualquier persona, si lo hace porque quiere. En la era digital, se trata de una práctica extendida. Esas fotos son para el uso personal y exclusivo del destinatario. En una charla de Gran Hermano, Agustín aseguró que tiene todas las fotos guardadas. Mientras tomaba mate junto a Alexis Quiroga, Maximiliano Giudici y Marcos Ginocchio, en el living que da al jardín de la casa, Guardis aseguró en tono amenazante: “Tengo guardado en el Drive todo, así que si se mandan algún moco, agarro la carpetita y...”.

Rápidamente, llovieron los repudios, y también los memes. Si hasta entonces, quienes apoyaban a Agustín hablaban de “la frodoneta”, a partir de ese momento hubo ignotos twitteros e incluso famosos que se bajaron de ese tren.

Es importante que lo ocurrido en un programa de televisión de altísimos niveles de audiencia sirva para poner en debate cómo funciona la violencia machista. En la extorsión con imágenes íntimas, en la idea de un consentimiento “aunque no quiera” y en la venganza contra una mujer por no responder a sus deseos, hay una línea en común: la cosificación. Esas mujeres, las que mandan fotos, Lali, Julieta, son consideradas objetos para la satisfacción de los deseos de este varón, Agustín, que se cree con derecho a forzar esa respuesta.

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A veces, la palabra machismo -por repetida y banalizada- parece quedarse corta. Es machismo en su máxima expresión y -aunque parezca una extrapolación- es lo mismo que ocurre -cuando se continúa por ese camino- con la expresión más extrema de la violencia, los femicidios. No es una exageración. Desde el 1° de enero al 30 de noviembre de 2022, se produjeron 268 femicidios, 7 trans/travesticidios y 17 femicidios vinculados de varones, según el Observatorio de Femicidios en Argentina “Adriana Marisel Zambrano” que dirige La Casa del Encuentro. El 52% de los agresores eran parejas o exparejas de las víctimas y el 60% fueron asesinadas en su casa.

¿Tiene sentido hablar de femicidios en este contexto? Sí, mucho. Agustín desplegó un menú de violencias que confluyen en un machismo que mata. Esto no quiere decir que Agustín sea un femicida, claro, sino que sus dichos forman parte de una cultura de la violación y la cosificación que debe ser derribada para terminar con todas las formas de violencias.

Creer que una mujer -que todas las mujeres- son propiedad de un hombre es una forma de perpetuar ese sistema de dominación llamado patriarcado, que tiene milenios de existencia y sigue vigente, aunque haya cada vez más movimientos que lo cuestionan.

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El movimiento que surgió a partir del Ni Una Menos ya no permite que discursos como el de Agustín Guardis se reproduzcan sin ser cuestionados.

El movimiento que surgió a partir del Ni Una Menos ya no permite que discursos como el de Agustín Guardis se reproduzcan sin ser cuestionados.

En Argentina, desde el grito de Ni Una Menos que se hizo audible el 3 de junio de 2015, las violencias se hicieron visibles. Actitudes como las de Agustín no pasan desapercibidas porque esta sociedad tiene una profunda revisión de las formas en que se relacionan hombres y mujeres.

También existe un fuerte backlash (reacción o contra movimiento) para frenar los avances de los feminismos. Hay varones que, en lugar de avanzar en otra forma de relacionarse, en lugar de revisar cómo fue que convertirse en varones fue también creer que tenían el derecho a disponer de los cuerpos de otras, en lugar de renunciar a ese privilegio, prefieren hacer lo de Agustín: como si no hubiera pasado nada, seguir pensando que pueden ejercer estas violencias.

Sin embargo, la sociedad ha cambiado. Esas formas de la violencia ya no son aceptables, por eso la “Frodoneta” se quedó sin pasajeros. Rápidamente, la organización Género y TIC, que promueve el activismo contra la Ciberviolencia de género y trabaja para la sanción de las leyes contra estas violencias, posteó en su Instagram, con fotos de Agustín. “Acordate que si estas sufriendo una situación de violencia de género digital estamos atendiendo hasta fin de año en nuestro consultorio psico-jurídico, pedí turno a [email protected]”.

Y hay herramientas para subirse al tren de los cambios. La ley Micaela, por ejemplo, es una herramienta para que la formación en género sea obligatoria para todo el personal del Estado. Y es requerida por diferentes instituciones y organizaciones de la sociedad civil. El Ministerio de Igualdad, Género y Diversidad de la provincia trabaja en capacitación y formación para eliminar estas formas de relación jerarquizadas.

¿Una capacitación en ley Micaela cambiaría la forma de pensar de Agustín? Si ese curso lo hiciera reflexionar sobre sus prácticas podría entender que la sexualidad es plena cuando es un encuentro entre dos personas libres y deseantes.