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Ante la situación, el personal educativo reaccionó rápidamente y realizó la denuncia correspondiente a la policía. Los efectivos llegaron al establecimiento y comprobaron que la pistola no tenía municiones y que nunca fue sacada de la mochila por el menor. Desde la escuela, se comunicaron con los padres de los alumnos y les aclararon que "los chicos nunca estuvieron en peligro".
Tras constatar la situación, la policía se contactó con la madre del niño, quien fue informada de lo sucedido y fue trasladada a la comisaría para realizar los trámites correspondientes.
El fiscal Juan Pablo Insúa, de la Fiscalía de Responsabilidad Penal Juvenil Nº 2 de La Matanza, intervino en el caso y ordenó que el arma fuera incautada para investigar su procedencia y determinar cómo llegó a manos del menor.
Aunque la causa está caratulada como "averiguación de ilícito", el niño es inimputable debido a su corta edad, lo que significa que no puede ser procesado penalmente.
La madre del menor explicó que el arma estaba en su casa y que había llegado a manos del niño a través de un grupo de amigos de sus hermanos mayores. “Esa arma no sirve para nada, no está en funcionamiento. La tenía guardada y mi hijo la tomó sin permiso. Pido disculpas a todas las personas que se sintieron afectadas por lo ocurrido”, aseguró.