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El drama comenzó alrededor de las 17:30, cuando el menor salió de su hogar, ubicado sobre la Ruta Nacional 34, con destino a la localidad de Buey Muerto. Su tía, a cargo de su cuidado, denunció la desaparición al 911 tras notar que no llegaba a su destino. Inmediatamente, efectivos de la División Trata de Personas y de la Comisaría 35 comenzaron a rastrear el camino que el nene habría tomado.
Según las primeras reconstrucciones, en su recorrido, el niño habría sido acusado falsamente de robo por una mujer que lo vio pasar frente a su casa con una bolsa que contenía cables de cobre y figuritas. Ignorando las acusaciones, el nene continuó su camino, pero fue interceptado por un motociclista, quien lo acusó nuevamente de robar y lo amenazó con llamar a la policía.
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Por el brutal ataque detuvieron a un hombre y a su hijo.
El pequeño, asustado, siguió caminando, pero poco después fue alcanzado nuevamente por el mismo hombre, esta vez acompañado por otra persona. Los agresores lo sujetaron, lo amenazaron y lo ataron de pies y manos con cables, abandonándolo a un costado de la ruta. Con la capucha de su buzo cubriendo su cabeza, el niño quedó indefenso y en estado de shock.
Pasadas las 23:00, tras una intensa búsqueda, los efectivos policiales lo encontraron en la banquina, tiritando de frío y dolor. Rápidamente, fue trasladado al hospital mientras los agentes de la policía informaban al fiscal Álvaro Yagüe, quien ordenó la intervención de la División Trata de Personas y Criminalística para investigar el caso.
El menor, aún en estado de shock, relató hechos incoherentes debido a la brutalidad del ataque que había sufrido. Posteriormente, la policía allanó la vivienda de los sospechosos, padre e hijo, y los detuvo bajo la imputación de privación ilegítima de la libertad.