El Ministerio de Educación de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) implementa esta medida en un contexto global donde crece la preocupación por el impacto del uso excesivo de pantallas y redes sociales en el desarrollo cognitivo y educativo de los niños y adolescentes. Expertos y familias están cada vez más preocupados por las posibles consecuencias negativas de este fenómeno.
La Organización Mundial de la Salud y la Sociedad Argentina de Pediatría destacan que el desarrollo de los niños y adolescentes está profundamente influenciado por la interacción con adultos. El uso excesivo de pantallas, definido como más de 2 a 3 horas diarias de exposición, puede afectar negativamente el desarrollo cognitivo y motriz, la memoria, y la salud en general.
Desde una perspectiva educativa, la evidencia científica, especialmente en el campo de las neurociencias, indica que la atención es el principal predictor de aprendizaje. El celular, con sus múltiples aplicaciones diseñadas para captar la atención, puede interferir con la capacidad del cerebro para concentrarse y, por lo tanto, para aprender de manera efectiva.
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Jorge Macri, jefe de Gobierno de la Ciudad, expresó su preocupación sobre cómo el celular está desafiando la autoridad del docente en el aula. "No hay dudas de que la vida hoy gira en torno al celular. La cuestión es quién controla el aula: ¿el celular o el docente? Hoy en día, los docentes sienten que no pueden manejar el aula, no logran captar la atención de los estudiantes ni influir en su aprendizaje. Es necesario debatir sobre esta situación. ¿Qué hacemos? ¿Ignoramos el problema? Necesitamos tener esa conversación", dijo Macri.
Además, recalcó que los celulares están cuestionando la autoridad escolar: muchos estudiantes ahora informan a los docentes sobre la llegada de sus padres a través de WhatsApp, en lugar de seguir el procedimiento formal de comunicarse con la dirección de la escuela.
La evidencia científica que impulsó la medida
El gobierno porteño defiende la medida basándose en evidencia científica. Presenta una encuesta realizada a docentes y familias porteñas que indica que los niños utilizan dispositivos electrónicos durante más de dos horas al día, superando el tiempo recomendado. Según el informe, el 80% de los docentes de nivel secundario creen que el uso de celulares en clase dificulta la atención y participación de los estudiantes. Además, el 70% de las familias y el 80% de los docentes consideran que el uso de celulares tiene efectos negativos en el bienestar de los estudiantes.
Mercedes Miguel, ministra de Educación de la Ciudad, respaldó la decisión con datos adicionales: “No hay duda, basándonos en los estudios que estamos analizando y en la situación actual en la Ciudad, que esta medida es adecuada. Argentina es el país número uno en desatención en Matemáticas por el uso del celular, según la OCDE, como indican los propios estudiantes”, agregó Miguel.
La prohibición de los celulares en las escuelas porteñas se presenta así como una estrategia para mitigar los efectos adversos del uso excesivo de tecnología en el entorno educativo y promover un ambiente más propicio para el aprendizaje.