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Belgrano, pionero del ambientalismo argentino

El prócer, influido por el pensamiento del naturalista Von Humboldt, defendió la idea de construir un modelo productivo sustentable con una mirada social.

Manuel Belgrano fue muchas cosas. Entre otras, un verdadero precursor del cuidado del ambiente, una idea que abrazó de la mano de sus convicciones ideológicas y de la influencia que ejerció en su pensamiento el naturalista y explorador Alexander von Humboldt, quien desarrolló la primera mirada ecologista moderna con una concepción integradora de la naturaleza.

“Los argentinos recuerdan a Manuel Belgrano como el creador de su bandera, pero suelen olvidar su rol como el primer ecologista del Río de la Plata. A esto contribuye la iconografía oficial, que lo suele representar como militar y a caballo. Si no hubiese creado la bandera lo habrían olvidado; en vez de olvidarlo, lo distorsionaron” explica Antonio Brailovsky, economista especializado en ecología, docente e investigador.

Alexander von Humboldt desarrolló la primera mirada ecologista moderna con una concepción integradora de la naturaleza.
Alexander von Humboldt desarrolló la primera mirada ecologista moderna con una concepción integradora de la naturaleza.

Alexander von Humboldt desarrolló la primera mirada ecologista moderna con una concepción integradora de la naturaleza.

Para el experto en general se plantea al ambientalismo de Belgrano “como una curiosidad de un buen tipo que cuidaba a los árboles”, cuando hay que entenderlo en el marco de un proyecto político que buscaba su lugar en la pugna entre dos modelos: el mercantilismo de la España realista versus los ideales de los fisiócratas.

Extractivismo o sustentabilidad

Por un lado, la entonces potencia europea basaba su expansión económica en las ideas del mercantilismo inspirado en la corte de Luis XIV y la influencia de Colbert, quien planteaba que la base de la riqueza era la acumulación de metales preciosos.

La concepción económica que defendía Belgrano era muy diferente y estaba anclada en la idea de una economía de los pueblos que defendían los fisiócratas, que planteaban que la base de la riqueza era el trabajo aplicado al cultivo de la tierra.

“Son dos cosas completamente distintas, una cosa es juntar oro y plata y otra cultivar la tierra, porque para cultivar la tierra hay que protegerla, mientras que si sólo te interesa el oro con poner galeones a proteger los buques alcanza” dijo Brailovsky.

La concepción económica que defendía Belgrano era muy diferente y estaba anclada en la idea de una economía de los pueblos que defendían los fisiócratas, que planteaban que la base de la riqueza era el trabajo aplicado al cultivo de la tierra.

Como secretario del Consulado de Buenos Aires en el Virreinato del Río del Plata, Belgrano recomendaba forestar destacando “la importancia de los árboles como reguladores del agua y también para mitigar climas”. También planteó el primer proyecto de extensión rural del país al entrenar a los curas de parroquia “para que le enseñaran a la población a sembrar, a cultivar y a cuidar el suelo”.

Ecologismo y soberanía

El investigador señaló que lo que hoy se entiende como ecologismo comenzó a construirse en ese debate de época: “lo que hoy llamamos ecologismo se desprende de ahí: hoy sabemos que necesitamos bosques que cuiden las nacientes de los arroyos y que hay que aprovechar las producciones locales”.

Esa doctrina tenía, además, un anclaje en la idea de soberanía que se expresaba por ejemplo en la necesidad de contar con una flota de naves propia para poder comerciar lo que la tierra produjera: “Belgrano traduce un texto de Washington titulado ‘Si una nación navega por otra’ que plantea la necesidad de que se exporte con los propios busques, porque si otro lo hace por vos terminás siendo una colonia”. De allí nació su idea de contar con una escuela de náutica y sus intentos para forjar las bases de una industria nacional de construcción naval.

Un proyecto americano

El proyecto económico que defendía Manuel Belgrano estaba enmarcado en uno más amplio que incluía a varios patriotas americanos que pensaban de manera parecida como Tomas Jefferson, también fisiócrata.

Por otra parte, explicó Brailovsky, Belgrano seguía científicamente a Alexander von Humboldt, quien ofició como un “maestro del naturalismo” para los principales próceres de la independencia de América. “Cuando vuelve de América a Paris se encuentra con Simón Bolívar y lo convence que América del sur estaba lista para la independencia pero necesitaba un líder, lo convence de que él tenía que ser ese líder”, explicó el economista.

El proyecto económico que defendía Manuel Belgrano estaba enmarcado en uno más amplio que incluía a varios patriotas americanos que pensaban de manera parecida como Tomas Jefferson, también fisiócrata.

La concepción de protección de la naturaleza elaborada por Humboldt es luego tomada no sólo por Bolívar y Belgrano sino también por Francisco Caldas y José Artigas: “cuando Artigas reparte la tierra en Uruguay hace una reforma agraria cuyos beneficiarios fueron los indios y los negros, aplicando las concepciones naturalistas con matiz social inspiradas en Humboldt”.

“En definitiva Belgrano tuvo una visión ecologista de alcance continental, pero con el tiempo esto fue vaciado de contenido poniéndolo sólo en el lugar de alguien preocupado por los árboles” sintetizó Brailovsky.

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