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A 18 años del día en el que el Puente Colgante dejó de ser una postal “renga”

El 6 de julio de 2001, con una grúa flotante colocaron la antena que había derrumbado la creciente de 1983. La gente siguió de cerca las cinco horas que llevó un operativo que volvió a poner al Colgante de pie. ¿Dónde quedó la vieja antena francesa?

Por Gastón Neffen

La nueva antena del Puente Colgante se construyó en Esperanza, pesó unas 80 toneladas y se colocó el 6 de julio de 2001 en un operativo que llevó más de cinco horas y que siguieron con emoción los santafesinos que se amontonaron en la costanera y sobre el viaducto Nicasio Oroño.

La antena este del Colgante volvía a erguirse luego de 18 años. A la original francesa, que estaba desde la habilitación del puente en 1928, la había tumbado la creciente en la cuenca del Paraná el 28 de septiembre de 1983, a las 16.25. Es la misma inundación que destrozó dos aliviadores en la Ruta Nacional 168, que anegó la costanera, la zona de la terminal y hasta los alrededores de la Plaza España en Santa Fe.

En esa tarde lluviosa de septiembre, uno de los primeros en llegar al puente caído fue el camarógrafo de Canal 13 Daniel Viglianco, quien documentó con estas tomas históricas el colapso del símbolo de la ciudad.

El puente quedó “rengo” durante casi 20 años. Los fondos para restaurarlo los consiguió Juan Carlos Mercier, ministro de Hacienda del gobierno de Carlos Reutemann, luego de años de gestiones y hasta de la negativa de un funcionario brasileño de un organismo de crédito internacional que en los 90′ le dijo: “No financiamos monumentos”.

La obra comenzó en abril del 2000 y tenía todo para seguirla de cerca: era la reconstrucción del símbolo de la ciudad, en el marco de una obra de ingeniería compleja y de gran escala que se llevaba adelante en un punto de máxima visibilidad de la ciudad.

El “hormigonado” de los ocho pilares de las antenas -que terminó de madrugada- fue uno de los momentos fuertes, porque ponía las bases para que el Colgante resista en un lugar muy sensible de la laguna Setúbal, porque es un punto donde se angosta y el poder erosivo del agua es importante cuando hay creciente.

Pero la colocación de la nueva antena se llevó todos los flashes: el operativo, con la enorme grúa flotante “El Indio” y el ferry Dolores de Urquiza, comenzó a las 9.30 y a las 15.15 la antena ya estaba erguida sobre su pilar. Solo el proceso para ir levantando progresivamente la antena llevó cerca de una hora. En este fragmento del documental “La Historia del Puente Colgante”, que realizó Luis Mino, se puede recordar toda la secuencia:

La obra del puente continuó un año más, porque faltaban instalar los más de 22.000 metros de cables de acero y colocar los 20 tramos del tablero (cada uno pesaba 80 toneladas y se terminaron de colocar el 23 de octubre de 2001).

El Colgante se habilitó la mañana del 8 de septiembre de 2002, pero el 6 de julio de 2001 no fue una jornada más, fue el día en el que el Colgante recuperó su imagen de postal -que decora fotos de casamientos, fiestas de quince y selfies de turistas- y terminó con esa foto “trunca” que salía con la antena que había sobrevivido a la creciente.

En 1984, la cortaron en trozos para poder sacarla del lecho de la Setúbal y la llevaron por el riacho al puerto. Allí quedó tirada durante años. Los restos volvieron a moverse cuando la inversión inmobiliaria en la zona -shopping, torres, casino- fue ocupando los distintos terrenos y cuentan que una parte del hierro se subastó (según un exfuncionario del ente portuario).

Pero una parte de la antena -descolorida, rota y oxidada- todavía sobrevive en medio de las malezas, en un baldío que está detrás del shopping. Y los santafesinos le pasan al lado cada vez que se habilita el tránsito por la calle que está detrás del centro comercial. Es un trozo de hierro casi centenario, que recorrió el camino de la fama al olvido.

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