menu
search
Sociedad violencia de género |

El descarnado relato de Sofía, la estudiante acosada por su profesor en la universidad

La situación ocurrió en la Universidad Autónoma de Entre Ríos. La víctima es santafesina. Y durante mucho tiempo no fue escuchada por la institución, que finalmente expulsó al profesor denunciado.

Sofía Galán tiene 26 años, es santafesina, habla con una soltura y seguridad infrecuentes para su edad, y debió atravesar un verdadero calvario que la tuvo como víctima durante sus años de estudiante en la Universidad Autónoma de Entre Ríos, en Paraná.

No fue la única alumna que enfrentó los abusos psicológicos de uno de los profesores de la carrera de Psicología, pero a diferencia de otros ella logró superar la barrera del miedo y la manipulación, para denunciar públicamente lo que estaba sufriendo.

Hoy, no solo logró que el profesor Conrado “Rudy” Astudilla fuera apartado de su cargo, sino que además Sofía se encarga de contar todo lo que sufrió. En parte, porque resulta sanador y liberador. Y, en gran medida, porque no quiere que otros caigan en la verdadera telaraña que suelen tender los abusadores.

En el programa Ahora Vengo, que conduce Luis Mino en Aire de Santa Fe, Sofía contó su historia, relató lo que debió sufrir y remarcó el apoyo de sus padres y de profesionales que resultaron esenciales para que lograra salir del pozo.

— ¿De qué manera se dieron estas situaciones?

— Había 24 años de diferencia entre este profesor y yo. Y hay muchos tipos de violencia, sobre todo aquellos en los que se pierde de vista lo que no se puede ver. Los efectos invisibles son los más difíciles de sobrellevar. Son efectos nefastos que puede provocar en un estudiante.

Leer más ► Cómo actuaba el perverso profesor universitario que acosaba a sus alumnas

Lo primero que hacía Astudilla al ingresar al aula era presentarse como el macanudo, el copado, el profe que te permitía hacer y decir lo que quieras.

Pero había un costo en ese juego. Llegaba el momento del “vos también decime algo” y así iba captando a los compañeros que se podían sumar.

Terminaba siendo una relación intimidatoria, con una asimetría de poder y de saber enorme.

Cuando ingresás a la universidad te encontrás solo. Es un lugar de cierto desamparo. Y este tipo se encargaba de acercarse por ese lugar. No elegía cualquier persona, cualquier mujer. Yo quiero hablar como sobreviviente, como estudiante, compañera. No lo hago en nombre de ningún credo, ni del feminismo.

Embed

— ¿Era cautivante estar con él?

— “Rudy” no te enamora, sino que te captura. Es muy distinto. Con su irreverencia, con su pinta de macanudo, lo primero que decían en la universidad era “tengan cuidado las mujeres con el minotauro Rudy Astudilla”.

Al principio todos lo ven como algo gracioso. Qué copado, qué libre, qué abierto.

— ¿Cómo se activaba esta pesadilla?

— Tiene un modus operandi fino. un trabajo de hormiga. Primero se acercaba por algún punto con acceso más privado. Te preguntaba si tenías alguna red social. Luego llegaban los mensajes privados: mañana quiero que me cebes mate, ojalá no faltes quiero caminar con vos a la salida, acompañarte a la terminal.

Después llegaban las miradas, de manera que te hacía sentir que eras único y especial.

Sofía Galán entrevista Luis Mino.jpg
En la entrevista con Luis Mino, Sofía Galán contó que una fiscal dispuso una medida de restricción insólita para su expareja y docente: sólo diez metros.

En la entrevista con Luis Mino, Sofía Galán contó que una fiscal dispuso una medida de restricción insólita para su expareja y docente: sólo diez metros.

— Hay decenas de estudiantes que sufrieron lo mismo y que no denunciaron.

— Él decía “denúncienme tranquilas, porque nadie me va a sacar de donde estoy. Nadie va a poder conmigo”.

Incluso, cuando yo lo comencé a denunciar otro profesor me llamó por teléfono para decirme que yo estaba equivocada, que él tenía mucho poder y que no iba a lograr nada.

— ¿Es verdad que llegó a pegar fotos con poemas en edificios cercanos?

— Es cierto. Fue el primer día después de terminar la relación. Cuando lo pegué un grito y salí corriendo. Eso era hostigamiento.

— ¿Enviaba mensajes por el teléfono y por mail?

— Sí. Incluso cuando mi mamá estaba frente a la fiscal Claudia Montenegro, le mandó un mensaje con el número de teléfono del cementerio municipal. Él intentó alejarme de mi familia. Quería manejar mi tarjeta de crédito, mis contactos. Yo empecé a advertir que había cosas no saludables… yo le decía… Pero me tenía capturada, hipnotizada.

"Incluso cuando mi mamá estaba frente a la fiscal Claudia Montenegro, le mandó un mensaje con el número de teléfono del cementerio municipal. "Incluso cuando mi mamá estaba frente a la fiscal Claudia Montenegro, le mandó un mensaje con el número de teléfono del cementerio municipal.

— ¿Llegaste a tener un botón antipánico?

— Había una medida de restricción para que no se acercara a menos de 10 metros. Parecía una burla. Me protegieron mis amigas. Yo tenía el botón y este tipo me pasaba por al lado sin escrúpulos. Yo iba a rendir con el botón.

En febrero de 2018 fui a rendir con mis amigas y cuando bajo del colectivo estaba en medio de la plaza, vestido de traje y simplemente me miraba. No usé el botón porque quería rendir.

Había policías cerca y les pedí que ese tipo no se me acercara. Pero yo quería rendir.

Me mandaba cantidades de mensajes por día. A veces, vacíos. O con una sola palabra o una foto. El mensaje era que yo tuviera en claro que él estaba allí.

— ¿Cuál fue el peor momento?

— Recién ahora puedo escuchar lo que atravesé. En su momento tuve que poner el alma en pausa para resolverlo. Salir de los lugares atroces en que había terminado. Recién ahora puedo dimensionar y empezar a sentir, bronca, tristeza. Estos últimos meses fueron los más difíciles.

"Este tipo no puede estar delante de un aula. Yo necesitaba que esto no le vuelva a pasar a nadie. Y por los chicos que en su momento no pudieron denunciar. "Este tipo no puede estar delante de un aula. Yo necesitaba que esto no le vuelva a pasar a nadie. Y por los chicos que en su momento no pudieron denunciar.

Yo estaba angustiada y sabía qué era lo que me pasaba. Me di cuenta ese jueves en el que la Universidad resolvió apartarlo del cargo. Al otro día me sentó ora persona, con otra energía. Me di cuenta que necesitaba que se termine.

Este tipo no puede estar delante de un aula. Yo necesitaba que esto no le vuelva a pasar a nadie. Y por los chicos que en su momento no pudieron denunciar.

Algunos no pudieron porque él les dijo que su voz no valía, que no los iban a escuchar. Y hubo desamparo institucional, pero esto no va a pasar nunca más.

Fue muy difícil. Si no fuera por mi psicóloga no sé dónde estaría. Me hizo dar cuenta que no era una forma sana, que era perversión, maltrato, hostigamiento. No hubo violencia física, pero él quería ocupar todos los lugares. Es una forma de vaciarte.

"Es difícil asumir lo que a uno le está pasando porque sabés que implica un dolor al otro. Yo muchas veces me privé de llorar delante de mis papás, porque yo no quería verlos sufrir a ellos. "Es difícil asumir lo que a uno le está pasando porque sabés que implica un dolor al otro. Yo muchas veces me privé de llorar delante de mis papás, porque yo no quería verlos sufrir a ellos.

Es importante poder escucharse en esos momentos. Si algo caracteriza al perverso es hacer sentir mal al otro, socavar la autoestima, generar sentimiento de culpa. Es una manipulación muy silenciosa.

— ¿Qué les dirías a los padres que pueden estar atravesando una situación parecida con sus hijos?

— Que hay muchas formas de escuchar a los hijos y no siempre podrán poner en palabras lo que les está pasando. Que presten atención. Ellos saben cómo son sus hijos, y si de repente cambian, acérquense, escúchenlos, no hace falta acribillarlos a preguntas.

Es difícil asumir lo que a uno le está pasando porque sabés que implica un dolor al otro. Yo muchas veces me privé de llorar delante de mis papás, porque yo no quería verlos sufrir a ellos.

Recién ahora me puedo dar esta posibilidad, porque los necesitaba, porque mi papá estuvo siempre, esto se puede trabajar cuando aparece una familia. Si los hijos no quieren escuchar, que los padres insistan, que pidan ayuda. Sus hijos en algún momento los van a escuchar.

Dejá tu comentario