Al menos 200 millones de mujeres y niñas fueron sometidas a una mutilación genital femenina (MGF). Muchas de ellas, hoy son activistas contra esta práctica cultural fuertemente arraigada en más de 30 países. La MGF atenta no solo contra la salud física y mental de mujeres y niñas, sino contra sus derechos.
Es común que esta práctica se denomine “circuncisión femenina”, un término que ha sido objeto de críticas ya que lo hace equivalente a la circuncisión masculina, que no da cuenta de los graves daños físicos y psicológicos que la mutilación femenina entraña. Concretamente, la mutilación genital femenina es una práctica que se realiza a mujeres y niñas entre los 15 y 49 años en la que los tejidos de los órganos genitales de la mujer son deliberadamente cortados, lesionados o eliminados parcial o totalmente, por razones “no médicas”, como lo define la Organización Mundial de la Salud.
En muchos de los países donde se practica la mutilación genital femenina, se considera una norma social profundamente arraigada en la desigualdad de género. Según un informe de la BBC, en algunos casos, la MGF se considera un rito de iniciación a la madurez; en otros, es una forma de controlar la sexualidad de la mujer. En tanto, otras comunidades practican la mutilación genital porque creen que garantiza el desarrollo adecuado de la niña, su matrimonio en el futuro y el honor de su familia. Otras también la asocian a creencias religiosas, si bien no existen escritos religiosos que obliguen a practicarla.
Esta práctica no tiene beneficios para la salud y, a menudo, deriva en complicaciones médicas a largo plazo que van desde dolor intenso, hemorragias prolongadas, infecciones o infertilidad, hasta la muerte. Además, puede aumentar el peligro de transmisión de VIH. Por otro lado, las mujeres que han sido mutiladas pueden sufrir complicaciones al dar a luz a un bebé, como hemorragias posteriores al parto, muertes fetales o muertes prematuras de recién nacidos.
Además de los peligros físicos, la mutilación genital femenina constituye una violación de los derechos humanos fundamentales de mujeres y niñas. También es extremadamente angustiante y perjudica las relaciones de pareja de las mujeres y cómo se sienten y perciben a sí mismas.
Existen cuatro tipos habituales en los que se lleva a cabo esta práctica.
Clitoridectomía
Es la eliminación total o parcial del clítoris y la piel que lo rodea.
Escisión
Infibulación
Perforación, incisión, raspado y cauterización
En algunos casos, los genitales femeninos son mutilados a través de la perforación, la incisión, el raspado y la cauterización.
Perspectivas
Los números en cuanto a mujeres y niñas víctimas de la MGF no son exactos. Las estadísticas más fehacientes hablan de al menos 200 millones de mujeres y niñas afectadas. El 50% de ellas, viven en Egipto, Etiopía e Indonesia, países donde la cultura pisa fuerte. No obstante, la práctica está también casi generalizada en Djibouti, Guinea y Somalia, donde más del 90% de las mujeres y las niñas son víctimas de alguna forma de ablación o mutilación genital. Si las políticas estatales y activistas no ponen freno a esta aberrante práctica, se espera que en 2030 unas 68 millones de niñas habrán sido víctimas de la MGF.
Con información de Unicef y BBC.
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