El origen del uso de este moño o listón rosa no está claro y existen distintas versiones al respecto.
Según la Fundación Unida contra el Cáncer de Mama (UBCF, según sus siglas en inglés), el uso de las cintas se adoptó a comienzos del siglo XIX, cuando las mujeres ataban cintas amarillas a los árboles para recordar a sus seres queridos que eran parte del ejército.
Este concepto ganó popularidad en Estados Unidos en 1979, cuando Penny Laingen, esposa de un hombre que estuvo preso durante la crisis de los rehenes en Irán, ató cintas amarillas a los árboles frente a su casa para mostrar su apoyo silencioso a su esposo y a otros rehenes de guerra.
Otra versión indica que el lazo se toma de un grupo de arte activista que en 1991 usó un lazo rojo brillante para mostrar su apoyo y compasión por los pacientes con SIDA. En un evento, lo prendieron en el pecho del actor Jeremy Irons.
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El origen del uso de este moño o listón rosa no está claro y existen distintas versiones al respecto.
Ese mismo año, la sobreviviente de cáncer de mama, Charlotte Hayley, presentó una cinta de concientización color melocotón. Junto al lazo había una tarjeta que decía: “El presupuesto anual del Instituto Nacional del Cáncer es de 1.800 millones de dólares estadounidenses y solo el 5% se destina a la prevención. Ayúdenos a despertar a nuestros legisladores y a Estados Unidos usando esta cinta”.
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Alexandra Penney, editora de la revista Self, quiso adaptar el concepto de Hayley y trabajar con ella, pero la mujer se negó argumentando que la revista Self era demasiado comercial.
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El color rosa esbrillante, vibrante y da una sensación de salud y bienestar, todo lo opuesto a lo que representa el cáncer.
Más tarde, Penney y Evelyn Lauder, vicepresidenta de las compañías de productos de belleza Estée Lauder y sobreviviente de cáncer de mama, crearon la Fundación para la Investigación del Cáncer de Mama y establecieron el lazo rosa como su símbolo.
El año 1992 fue declarado como el "Año de la cinta" por el diario New York Times.
La elección del color -según se indica- es porque es brillante, vibrante y da una sensación de salud y bienestar, todo lo opuesto a lo que representa el cáncer. Algunos lo atribuyen a que se trata de un color que en la cultura occidental se asocia a las mujeres.
Lo cierto es que se trata de un lazo que sirvió y hoy se utiliza para crear conciencia sobre la prevención, diagnóstico, cura y cuidados del cáncer de mama en toda la sociedad.