Sus nombres no estampan edificios públicos. No se enseñan en las escuelas, no se conocen más allá de un pequeño círculo ilustrado. Rosario tiene una biblioteca que se llama Juan Álvarez, un hospital Clemente Álvarez, un bulevar (Nicasio) Oroño y una avenida (Francisco) Godoy. Todas esas marcas urbanas refieren a hombres que forjaron la historia de la ciudad. Bueno, Nicasio Oroño, en realidad, fue gobernador de la provincia. Nació en Coronda.
Virginia Bolten, Emilia Bertolé, Rosa Wernicke, Mary Terán y Nora Lagos empiezan a formar parte, con retraso, del imaginario popular de la ciudad. Y tienen un cuento propio: Un hechizo pluripotente, de Virginia Giacosa y Virginia Luco, con ilustraciones de Flopa, es todo un acontecimiento editorial para infancias y adolescencias de la ciudad. Se presenta el viernes, a las 17.30, en la Biblioteca Argentina, y la ocasión permite preguntarse sobre la influencia de los feminismos en las narrativas de infancias y adolescencias.
La colección Antiprincesas, de Chirimbote, les puso su sello a las historias de mujeres como Frida Kahlo, Juana Azurduy, Violeta Parra, Alfonsina Storni, y abrió un camino que puede ser transitado de múltiples maneras.
Las dos Virginias que pergeñaron este cuento nacido y criado en Rosario, editado por Libros Silvestres, pusieron el foco en contar una historia. Dos amigas adolescentes, Isolda y Luna, se levantan una mañana con el cielo de la ciudad oscurecido por una nube negra. Es metáfora, es fantasía, y también es la impronta de una zona por la que sale el 80% de la cosecha de granos del país, donde hace años que el humo de la isla de enfrente es paisaje cotidiano. Pero la literatura no está para pontificar, sino para abrir otros sentidos.
Así que Isolda y Luna buscan una solución y para eso, echan mano a un libro mágico de sus abuelas, también amigas. Recuperan una condición que desde la edad media ha caído como estigma sobre las mujeres, la de brujas, y para eso se valen también de las cartas del Tarot.
Primero, lo primero. Virginia Bolten fue anarquista, activó en Refinería y se la reivindica como oradora del primer acto del Día del Trabajador, en 1890, en la plaza López de Rosario. Un cartel la recuerda, ahora hay cátedras libres en el país para reivindicarla, alguna que otra película. Fue, además, una vibrante oradora y escribió artículos para La voz de la mujer, aquel periódico que tuvo una edición rosarina y otra porteña, a principios del siglo 20. “Ni dios, ni patrón, ni marido”, era su consigna fundante.
Las amigas buscan las huellas de estas figuras que pueden romper el maleficio en bicicleta. Y encuentran a estas mujeres “sobresalientes”. Así descubren a Emilia Bertolé, poeta y pintora. “Más que a la muerte temo a la cárcel del límite/ y a la desesperanza de conocer/ tras la imaginación que me inventé horizontes/ donde hay alta pared”, escribió en Espejo en sombra, poemario publicado en 1927.
Para lograrlo, además de una simbología atávica, como es el Tarot, usan una tecnología contemporánea: el Google Maps, donde encuentran las pistas para salir a la ciudad en bicicleta y skate.
Mary Terán, la tenista del pueblo, que brilló en un deporte de elite y sufrió consecuencias por ser peronista, es otra de las mujeres potentes que el libro trae a la acción. Cada una de ellas se identifica con un arcano mayor, figuras arquetípicas que simbolizan encrucijadas vitales. La torre es la que identifica a esta rompedora de estructuras.
Rosa Wernicke escribió Las colinas del hambre, una novela de realismo social que fue pionera, en 1943, de una forma de contar las ciudades. Tiene su espacio en esta narrativa, y de esa forma, es recuperada. Nora Lagos, integrante de la familia que fundó el diario La Capital, fue directora de ese diario durante el gobierno de Juan Domingo Perón. El castigo y el silencio sobre su figura se van rompiendo lentamente.
¿Por qué contar a estas mujeres?
“Me parecía que estaban apareciendo muchas publicaciones dirigidas o pensadas para las infancias y las adolescencias con mujeres más universales, reconocidas a nivel nacional o internacional pero también como figuras emblemáticas, destacadas, y se me ocurría que faltaba quizás conocer un poco más de cerca a las que justamente, por distintos motivos, habían estado en la ciudad de Rosario”, dice Virginia Giacosa, comunicadora social y periodista cultural, que trabaja en un organismo dedicado a los derechos de niños, niñas y adolescentes. “La idea fue decir, recuperar, traer a esas mujeres y hacerlo, que me parecía que también estaba bueno, a partir de un mapeo, como mapear la ciudad en clave feminista”.
Y por qué hacerlo en un texto que cruza feminismo con magia. “Desde el comienzo nos gustaba mucho eso de revisar la imagen de las brujas que muchas veces aparece en cuentos para niñas y niños”, cuenta Virginia Luco, licenciada en Ciencia Política y compañera de trabajo de su coautora. “Quisimos reivindicar su figura para resignificarla. Para nosotras las brujas son aquellas mujeres que se animaron a romper estructuras, desafiar mandatos y su magia justamente consiste en querer transformarlo todo. Por eso usamos varios elementos que remiten al esoterismo con la intención también de abrir la curiosidad a estos otros lenguajes, como otras formas posibles de conocimiento, sin que esto implique crear antinomias, sino dar lugar a esos otros saberes”.
Y ahí viene la pregunta a la editora, Carolina Musa. ¿Cómo han cambiado los feminismos las narrativas infanto-juveniles? “En mi opinión los feminismos han transformado todas las narrativas, o las ficciones, también las infanto-juveniles. En el caso de las ficciones para infancias, se trata de un género que por muchos años ha acarreado una función más dogmática o moralizante, una pretensión educadora digamos, y creo que es un riesgo que corremos también hoy lxs autorxs y editorxs al tratar de contar el presente. La diversidad de géneros, las nuevas familias, las violencias sobre las mujeres, son temas que antes no estaban en la agenda de infancias hoy sí aparecen como preocupaciones genuinas”, dice la responsable de Libros Silvestres, y pondera que este libro “hace un esfuerzo de traer el presente enormes mujeres que -como casi todas- pasaron bastante desapercibidas para sus contemporáneos”.
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