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Sociedad Nueva York | Rosario | Atentado terrorista

A cinco años del atentado que mató a cinco rosarinos en Nueva York, el conmovedor testimonio de la esposa de una de las víctimas

El 31 de octubre de 2017, un terrorista uzbeko asesinó a cinco compañeros de una escuela de Rosario que habían viajado a Nueva York. En los próximos días comienza el juicio en Estados Unidos. En esta nota, el testimonio de la esposa de Hernán Mendoza, una de las víctimas.

Cada palabra que pronuncia lleva la carga y el sentido de quien debió atravesar una experiencia que marcó su vida para siempre. Hace cinco años, Ana Evans recibió una llamada inesperada en la que le advertían que su marido, Hernán Mendoza, podía estar entre las víctimas de un terrorista que había decidido salir a matar aquel 31 de octubre de 2017 en una calle cualquiera de la ciudad de Nueva York.

Durante cinco horas confió en que solo se tratara de una pesadilla, hasta que finalmente tuvo la peor de las certezas: su esposo y otros cuatro amigos rosarinos, que habían decidido viajar para celebrar los 30 años desde que habían terminado la escuela secundaria, estaban muertos.

Hernán Mendoza, Diego Angelini, Alejandro Pagnucco, Ariel Erlij y Hernán Ferruchi, integraban ese grupo de ocho egresados que planificaron el viaje de sus sueños, pero que acabó en tragedia.

En los próximos días se iniciará formalmente en Nueva York el juicio que tiene como acusado al terrorista uzbeko Sayfullo Saipov. Y allí estará Ana Evans, quien por primera vez enfrentará la estremecedora experiencia de ver cara a cara al asesino de su marido y al responsable de haber hecho pedazos a toda una familia que aún intenta recuperarse de aquella inesperada desgracia.

"Ese mismo día hablé con él hasta una hora antes. Lo último que me mandó fue un audio de Whatsapp que decía "te dejo porque seguimos pedaleando". Y a la hora de ese audio me llamó una persona y me preguntó si había hablado con él... Le dije que sí, que había hablado hacía una hora. Y me respondió "No, pero ahora, ahora"", recordó atravesada por el dolor Ana en el programa Creo, que se emite cada mañana en Aire de Santa Fe.

A 5 años del ataque que mató a 5 rosarinos en NY, el testimonio de la esposa de una de las víctimas

Cinco amigos rosarinos asesinados: la llamada que cambió sus vidas para siempre

- Hace cinco años perdiste a Hernán y después de este tiempo comienza el juicio contra el terrorista que terminó con su vida. ¿Cómo vivís este momento?

- Hace cinco años mi vida se modificó para siempre, porque un dolor inimaginable se apodero de mí, me destruyó.

Pero inmediatamente me despabilé, porque tengo tres hijos y enseguida sus miradas me decían "Mami, ahora qué hacemos". Esto hace que uno se tenga que despabilar.

Estos cinco años han sido un derrotero de cosas inimaginables...

De por sí no daba crédito cuando me daban la noticia del asesinato de mi esposo y en el contexto en el que fue... Cosas que realmente me costó muchísimo aceptar, entender, transformar.

El asesino detenido, que haya un proceso judicial, que tenga una defensa muy activa que lucha por sus derechos; cuando a mi esposo se le arrebató el derecho más importante que es el de la vida.

Rosarinos en aeropuerto
La última foto de los ocho amigos rosarinos en el aeropuerto, antes de partir hacia los Estados Unidos.

La última foto de los ocho amigos rosarinos en el aeropuerto, antes de partir hacia los Estados Unidos.

- Uno siempre cree que estas cosas les ocurren a otros.

- Es que es una locura. Realmente si lo pensás, estadísticamente no te da. ¿Qué posibilidades hay de morir así? Uno cree que va a morir más grande, de viejo. Es la ilusión que uno siempre tiene. Pero Hernán tenía 47 años.

Con tantos proyectos, un viaje que lo habían pensado, que se había cancelado varias veces, que se hizo en esa fecha porque todos coincidían. No estaba programado ese día salir en bicicleta, pero cambiaron los planes y salieron, eran solo cinco días en Nueva York... mi esposo nunca había viajado a Estados Unidos.

Habíamos hablado ese mismo día, estábamos muy conectados, como nunca. Son esas cosas que cobran sentido después... Ese día, cada vez que encontraba wi fi me mandaba fotos y videos. Y como nuestro hijo más grande estaba de viaje de campamento con la escuela, yo se lo compartía.

Ese mismo día hablé con él hasta una hora antes. Porque ellos pararon a almorzar en un mercado y tenían wi fi... Lo último que me mandó fue un audio de Whatsapp que decía "te dejo porque seguimos pedaleando".

Y a la hora de ese audio me llamó una persona y me preguntó si había hablado con él...

Le dije que sí, que había hablado hacía una hora.

Y me respondió "No, pero ahora, ahora".

Pregunté qué pasaba y me dijo que prendiera la televisión.

Al principio uno quiere creer que no.... Después lo llamé mil veces. Y pensaba ahora me atiende... ahora me atiende... pero eso nunca pasó.

Pensé que le estaban salvando la vida en un quirófano, llamé al consulado, a todos los hospitales, puse a mi familia y a mis amigos a llamar... no había información y yo pensaba que lo habían trasladado a un quirófano de urgencia.

Pasaron 5 horas, hasta que me confirmaron que él era uno de los fallecidos. Aquello que había sido el viaje soñado, acababa de convertirse en nuestra peor pesadilla.

- ¿Qué cambió en vos desde aquel momento?

Primero, el gran desafío es no dejarse abatir por el dolor, por la injusticia, por la incomprensión. Todo va a una velocidad tal que la psiquis no puede comprender lo que pasa.

La impotencia, sentir que eso no puede ser. Esto no lo elegí, esto no lo decidí. De pronto somos protagonistas con mis hijos de una historia involuntaria que no decidimos vivir... pero sí puedo decidir cómo pararme para dar batalla. Como madre puedo decidir cómo criar a mis hijos.

Lo primero que me pasó fue el impacto. Esto trascendió las paredes de mi casa. Me sorprendió la solidaridad, el afecto, el cariño, pero todo eso es tan fuerte, que también te confunde, porque mi hijos me miraban como diciendo y esto por qué.

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Los cinco amigos rosarinos paseaban en bicicletas por la ciudad de Nueva York, cuando fueron arrollados por un terrorista.

Los cinco amigos rosarinos paseaban en bicicletas por la ciudad de Nueva York, cuando fueron arrollados por un terrorista.

- En pocos días comienza el juicio.

- Siento mucha ansiedad... han sucedido muchas cosas en estos cinco años. Este juicio tiene muchas características inéditas. Yo jamás estuve en una Corte, menos teniendo que contar quién era mi esposo, qué proyectos de vida tenía, cómo impactó este ataque en nuestras vidas y en las de mis hijos.

A mí me costó recuperarme, respirar y seguir adelante por mis hijos. Si vivo el promedio de edad, será la mitad de mi vida con este trauma y este dolor... pero para mis hijos es la vida entera... esto significa su vida entera.

Mi hija más pequeña todavía cree que fue un accidente. El camino que me falta es larguísimo. Ella me pregunta si papá no vio el camión. Y yo le digo que no, porque venía desde atrás.

Y me pregunta si el camión no vio a papá... Y yo le digo que no.

¿Cómo le explicó que la intención fue matar?... Hoy no me queda más que abrazarla y darle un beso, porque ella me dice que todo es muy injusto.

Mi expectativa en este juicio, con decisiones que yo no tomo, es que pueda decirles a mis hijos que toda acción tiene sus consecuencias.

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El terrorista uzbeko Sayfullo Saipov, acusado de asesinar a los cinco amigos rosarinos en Nueva York.

El terrorista uzbeko Sayfullo Saipov, acusado de asesinar a los cinco amigos rosarinos en Nueva York.

- El terrorista estará ahí, presente.

Exactamente. El puede burlarse de mi dolor. La defensa puede hacerme preguntas que generalmente no son muy amistosas.

Es Inimaginable en mi vida tener que hablar de terrorismo... Uno intenta que cuando algo tan grande te atraviesa, tenga un para qué. Si me tocó vivir esto y me modificó para siempre y todos los días es un desafío al dolor...

- ¿Pudiste encontrar ese para qué?

- Me dio una sensación muy grande de desamparo. Muchas veces creí que era la soledad, porque estábamos muy solos.

Pero empecé a sentir que realmente no me había equivocado. Este año me llamaron desde Naciones Unidas para decirme que se iba a desarrollar el primer congreso mundial de víctimas del terrorismo. Nunca se había puesto el foco en las víctimas. Hay muchas políticas que luchan contra el terrorismo, pero en el medio estamos las víctimas.

Somos la consecuencia de lo que no se pudo evitar, pero absolutamente nadie en el mundo puso el foco en las víctimas. Ni siquiera para brindarles asistencia psicológica. Me valgo por mí misma, con mis recursos, con mi voluntad, con mis recursos, para que mis hijos tengan una vida plena.

Quiero honrar la memoria de él. No hay un reconocimiento a las víctimas. Mi razón hoy es esa.