Una vida dedicada a la fe y el servicio
Cecilia María Sánchez Sorondo Bosch nació el 5 de diciembre de 1973 en Neuquén y desde joven mostró una inclinación por el servicio a los demás. Se graduó como enfermera antes de ingresar, a los 24 años, a la Orden de las Carmelitas Descalzas en Santa Fe, donde se convirtió en Sor Cecilia María de la Santa Faz.
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En el convento, Sor Cecilia se distinguió por su carácter alegre, su espontaneidad y su devoción a la oración contemplativa. También era conocida por tocar el violín, un talento que utilizaba para compartir su amor por Dios. Su vida diaria estaba marcada por una sonrisa constante, reflejo de su fe y su entrega a los valores católicos.
Su lucha contra el cáncer y un testimonio de fe
En diciembre de 2015, Sor Cecilia fue diagnosticada con cáncer de lengua, una enfermedad que rápidamente hizo metástasis. Sin embargo, su actitud frente a la enfermedad sorprendió a todos. Soportó sus padecimientos con una fe inquebrantable y continuó sonriendo incluso en sus últimos días.
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Sor Cecilia, conocida como Sor Cecilia María de la Santa Faz, falleció el 23 de junio de 2016, pero dejó un legado imborrable de amor y esperanza. Su testimonio de fe y confianza en Jesucristo, incluso en medio del sufrimiento, ha inspirado a innumerables fieles a profundizar en su vida espiritual.
Hacia la beatificación de Sor Cecilia María
El pasado 16 de enero se comunicó el decreto por el cual Mons. Sergio Fenoy dio inicio formal a la Causa de Beatificación y Canonización de la Sierva de Dios Hna. Cecilia María de la Santa Faz, (Cecilia María Sánchez Sorondo), de la orden de las Hermanas Carmelitas Descalzas.
A su vez, nombró a los Oficiales de la Investigación, convocando a la Santa Misa y Primera Sesión de Apertura de la Investigación para el domingo 23 de febrero, a las 9, en el Convento “San José y Santa Teresa” de las Hnas. Carmelitas Descalzas.
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Sor Cecilia María vivió y murió con una sonrisa en su rostro.
El ejemplo de Sor Cecilia María de la Santa Faz continúa vivo, ofreciendo un mensaje de esperanza y amor que trasciende fronteras. La posibilidad de su canonización marca un hito importante para la comunidad católica en Argentina y para todos aquellos que buscan inspiración en la fe.
