Viajar en un colectivo urbano desde la Basílica de Guadalupe hasta el centro de la ciudad de Santa Fe, tiene un costo de 185 pesos. Se trata de un viaje de aproximadamente 6,5 kilómetros.
Viajar en un colectivo interurbano desde el estadio del Club Atlético Colón hasta la ciudad de San José del Rincón, tiene un costo de 153,84 pesos. Se trata de un viaje de aproximadamente 19,5 kilómetros.
Es decir que, en términos generales, cualquier pasajero promedio que viaja desde Santa Fe hasta Rincón paga en estos momentos 31,16 pesos menos que aquel que debe trasladarse desde un barrio del norte de la ciudad hacia la zona céntrica, a pesar de que este último realiza un recorrido notablemente más corto.
En aquellos recorridos dentro de la ciudad donde coinciden líneas urbanas e interurbanas, resulta conveniente subirse a un colectivo interurbano en lugar de pagar la tarifa local.
Y se plantea otro dato clave: la cantidad de paradas por cada kilómetro en las líneas urbanas es mayor, por lo que existe un recambio superior de pasajeros que descienden y ascienden a las unidades, generando más cortes de boletos que representan más recaudación en el caso de los servicios locales.
La elección de los puntos de partida y llegada de estos viajes hipotéticos -la Basílica, la cancha de Colón, el centro de la ciudad o San José del Rincón- es antojadiza y solo sirve como ejemplo para demostrar hasta qué punto se produce un verdadero desfasaje en el costo de los boletos de colectivos urbanos y los interurbanos en el Gran Santa Fe.
Desequilibrios de un sistema de transporte en emergencia permanente
El problema, en realidad, no surge por el hecho de que la Municipalidad haya autorizado un aumento de la tarifa de los colectivos urbanos, sino por la situación de emergencia permanente que sufre el sistema, en medio de incrementos constantes de costos por inflación e incertidumbre sobre la aplicación de los esquemas de subsidios nacionales, que terminan impactando también en los montos de los subsidios provinciales.
El 23 de junio pasado, el Gobierno de la Provincia autorizó un aumento del 40% en los boletos de colectivos interurbanos, que debía aplicarse en dos tramos de 20%. Sin embargo, el primero de esos tramos recién se hizo efectivo el 20 de julio -un mes después-, por las demoras que se produjeron en el impacto de los cambios en el sistema Sube.
El segundo tramo del aumento del costo del boleto interurbano autorizado por el Gobierno provincial está previsto para el próximo 18 de septiembre, aunque habrá que aguardar para saber cuánto tiempo demorará el impacto en la Sube.
Recién a partir de ese momento, la relación de costos entre los boletos urbanos e interurbanos en el Gran Santa Fe reflejarán cierto equilibrio con respecto a los kilómetros recorridos y a los pasajeros transportados.
En el caso de las empresas que brindan servicios urbanos, el 29 de agosto la Municipalidad de Santa Fe también autorizó un aumento en el costo del boleto en dos tramos. Apenas seis días después se produjo el impacto en el sistema Sube, por lo que la tarifa plana pasó a 185 pesos el lunes 4 de septiembre.
El segundo tramo de ese aumento está anunciado para el 1 de noviembre próximo, cuando la tarifa plana del transporte urbano de pasajeros en la ciudad de Santa Fe ascenderá a 220 pesos.
A partir de ese momento, si la Provincia no otorga nuevos aumentos a los servicios interurbanos, el desequilibrio con los costos para utilizar los servicios de las líneas urbanas volverá a hacerse evidente.
Cosas que pasan en un país con 120% de inflación, tarifas contenidas, subsidios desequilibrados y un Gobierno de la Nación que destina gran parte de sus recursos a sostener el sistema de colectivos que funciona en el Area Metropolitana de Buenos Aires, donde acaban de anunciar que el precio del boleto se mantendrá congelado en 52,96 pesos hasta después de las elecciones de octubre.
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