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Santa Fe Papa Francisco | Colegio de la Inmaculada Concepción |

El paso del Papa Francisco por Santa Fe: la escuela donde vivió como maestrillo y profesor de literatura

El Papa Francisco vivió en el Colegio Inmaculada Concepción de Santa Fe entre 1964 y 1965. Fue maestrillo y profesor de lengua y literatura.

Entre 1964 y 1965, Jorge Mario Bergoglio, hoy Papa Francisco, fue maestrillo y profesor de lengua y literatura en el Colegio de la Inmaculada Concepción de Santa Fe. Entre las tantas anécdotas que pasaron a la historia tras su paso por la ciudad, está la visita de Jorge Luis Borges al grupo de alumnos de cuarto año del profesor Bergoglio.

Esta escuela donde vivió en su juventud el hoy Papa forma parte del circuito turístico “Manzana Jesuítica: el paso del Papa Francisco en la ciudad de Santa Fe”, que muestra el recorrido de Bergoglio por la capital provincial como maestrillo de la institución.

La coordinadora de la Manzana Jesuítica, Milagros Keers, contó en AIRE detalles del proyecto. "Bergoglio estuvo casi dos años como maestrillo. Dentro del proceso de formación que tiene una persona para ser ordenado como sacerdote jesuita, hay dos años que es un proceso que cumple después de haber estado dos años más o menos haciendo la licenciatura, los dirigen a un colegio para realizar una actividad en comunidad", explicó Keers en Creo, el programa de José Curiotto. "El llegó al colegio para estar al servicio de los alumnos y de la comunidad. No era sacerdote todavía. No llegaba a los 30 años", señaló.

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La habitación en donde durmió el Papa Francisco en el Colegio Inmaculada.

La habitación en donde durmió el Papa Francisco en el Colegio Inmaculada.

"Él vino como profesor de lengua y literatura y lo dejan a cargo de la biblioteca de Inmaculada", contó la mujer. "Se hacía cargo como tutor de los alumnos internos", dijo.

"Dentro de una de las iniciativas que tuvo en la academia de literatura fue la visita de Jorge Luis Borges", reveló Keers.

En el patio del Sagrado Corazón del colegio Inmaculada y en sus varias plantas se encontraban las habitaciones de los padres, hermanos y maestrillos jesuitas. Actualmente, la habitación de Francisco en su paso por la ciudad se encuentra recreada en una gran sala en la planta alta junto a numerosas fotografías de su infancia. Se trata de una habitación sencilla con una cama y un escritorio, pero colmada de humildad, como la cruz de madera que lleva sobre su corazón.

La muestra, que resalta el paso del Papa por la ciudad, cuenta con una señalética especial donde están identificados cada uno de los lugares representativos. También, con cinco islas temáticas que se pueden recorrer con guías capacitados, videos testimoniales de quienes fueron sus alumnos y de la historia de la manzana jesuita en general.

Un colegio jesuita

La necesidad de «abrir puertas a la tierra» llevó a Juan de Garay a fundar la ciudad de Santa Fe en 1573. A este pobre caserío junto al río llegaron los padres jesuitas para levantar, desde 1610, su templo y colegio junto a la plaza principal. Allí impartirán la enseñanza elemental y superior, en medio de penurias y limitaciones que harán dudar sobre la supervivencia de la comunidad.

La mañana del 9 de mayo de 1636, en el templo jesuita, un acontecimiento extraordinario conmocionó a todos y se inscribió en la memoria de los santafesinos. De un lienzo pintado con la imagen de la Virgen Inmaculada comenzó a brotar agua cual milagroso sudor o manantial inagotable. Los sacerdotes dieron cuenta del prodigio y en medio de los clamores de la gente que concurrió se enjugaron algodones y lienzos, que fueron atesorados como reliquias.

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El patio del Colegio Inmaculada de Santa Fe.

El patio del Colegio Inmaculada de Santa Fe.

Se labraron actas ante el poder civil y eclesiástico; el fenómeno fue calificado como un «Milagro», renovado entre aquellos que testimoniaron la cura de enfermedades al aplicar sobre los dolientes los algodones humedecidos aquel día.

Amenazado por inundaciones y aborígenes, la ciudad se trasladó hacia el sur hasta su actual emplazamiento, por lo que el nuevo templo y colegio se levantaron al este de la plaza principal.

Con la expulsión de la Compañía de Jesús, en 1767, se cierra el colegio y el templo es encargado a los padres mercedarios. Tras los duros años de la emancipación y luchas por la organización nacional, los gobernantes solicitan la presencia de los padres jesuitas en Santa Fe.

Una etapa de expansión y reconocimientos

El 9 de noviembre de 1862 se reabre el Colegio «bajo la advocación de la Concepción Inmaculada de Nuestra Señora», comenzando una etapa de expansión y reconocimientos.

El colegio fue el seno donde se gestaron trascendentes instituciones, luego emancipadas: desde 1869, en sus aulas se ponen en marcha los Estudios Superiores de Jurisprudencia, base de la Universidad Nacional del Litoral; desde 1875, funciona el Seminario Conciliar del Litoral, con dirección de los padres jesuitas, que luego dependerá de la diócesis. Los difíciles años del debate nacional entre enseñanza laica y católica provocaron un cierre parcial a fines del siglo XIX, pero no impiden que el colegio ingrese en el siglo XX renovando su crecimiento.

A fines de la década del 40 se inauguran las obras principales del Ateneo de la Inmaculada, con moderno natatorio cubierto y múltiples espacios para deportes, proyectándose su extensión a través del sistema de socios. Algo similar ocurre con el gran salón auditorio del colegio, que desde 1956 se abre como «Cine Garay».

Desde la década del 60 los grandes cambios en la sociedad y en el sistema educativo llevan a la necesaria adaptación de estructuras: se suprime el internado, se incorporan los laicos hombres y mujeres a los cargos docentes, administrativos y directivos, siguiendo los pasos de la renovación del Concilio Vaticano II; se introduce en forma pionera la computación en los planes de estudio, se renuevan las prácticas pedagógicas y las asignaturas.

Es en esta época cuando el Papa Francisco se une a la institución como profesor de literatura y psicología.

Al cerrar el internado del Colegio, gran parte del edificio queda ocioso, y la estructura —en algunos puntos de madera y adobe— condicionaba su aprovechamiento y generaba altos costos de mantenimiento. Esto motivó la decisión de demoler la mitad de la manzana, hecho que se llevó a cabo entre fines de 1974 y principios de 1975.

Finalmente, se da gran paso para ampliar la oferta educativa a todos los niveles: en 1988 se abre el Jardín de Infantes y el año siguiente el Nivel Primario, incorporándose sus planteles docentes y edificándose sus instalaciones, siempre en la histórica manzana del colegio. La estructura se completa con nuevas obras en el Ateneo y la incorporación del Campo de Deportes, ubicado al otro lado del río Salado. Toda esta fecunda trayectoria no hubiera sido posible si el colegio no conservara su sentido educativo y apostólico, proyectado por sus sacerdotes y laicos en las aulas, en las capillas del cercano Alto Verde o dondequiera los lleve esta Misión, que encuentra en Nuestra Señora de los Milagros su principal símbolo.

Como testimonio de este fervor, la imagen de aquel sudor milagroso fue entronizada en el altar principal del templo, mientras cada 9 de mayo es conmemorado en una procesión por las calles cercanas.

Con información del sitio oficial: https://www.colegioinmaculada.edu.ar/historia/