“Fue un trabajo con una adrenalina al cien por ciento”, dijo Bazán en diálogo con AIRE. “Una vecina llegó al centro de salud durante la siesta para avisarnos que una chica estaba en trabajo de parto. Tenía 22 años, ya con tres hijos, y había tenido amenazas de parto prematuro. Tomé lo que tenía a mano: guantes, tensiómetro, una tijera Kelly para clampear el cordón… y salí corriendo”, relató.
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Una vivienda precaria de barrio Abasto
La casa estaba a una cuadra y media. Al llegar, se encontró con una escena tan impactante como urgente: “La mamá estaba sentada en el inodoro, ya había completado el trabajo de parto. Los tres hijitos estaban a su alrededor, el papá en shock. Y la bebé… la bebé estaba adentro del inodoro”.
Con los mínimos recursos, y su experiencia como guía, Bazán actuó rápido. “La asistí, retiré a la bebé, la placenta, clampeé el cordón con lo que tenía, y me aseguré de que respirara. Después estabilicé a la mamá, le tomé la presión y ayudé a que la bebé pudiera succionar, que es clave para que no le baje la glucosa. Todo eso mientras trataba de darle calor, porque las condiciones del lugar eran muy precarias”.
La bebé, que todavía no tiene nombre confirmado —quizás Victoria—, nació prematura, como sus hermanos anteriores. Pero resistió. “Cuando la escuché quejarse, tan chiquitita… fue un alivio enorme. Para cortar el cordón usamos un cuchillo que encontramos ahí mismo en la casa. Fueron minutos eternos hasta que llegó la ambulancia. Primero apareció un móvil policial”, recordó.
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Tanto la joven como su beba fueron trasladadas al hospital Iturraspe para una mejor atención.
Maiquel Torcatt / Aire Digital
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Bazán remarcó el trabajo en equipo que sostiene al centro de salud. Mientras ella asistía el parto, su compañero Norberto quedó solo en la guardia. “Cumplimos con lo que sabemos hacer, asistiendo a la población que queremos, con lo que tenemos”, dijo con orgullo.
A pesar de su vasta experiencia, la enfermera confesó que nunca había vivido una situación así. “He asistido partos antes, incluso uno hace 18 años en una guardia cuando no llegó el médico. Pero en un baño, con la bebé dentro del inodoro y en estas condiciones de vulnerabilidad, jamás”.
“Estaremos acompañando a la mamá apenas regrese al barrio. Queremos controlarla, vacunarla y ayudarla en lo que necesite”, concluyó.
