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Santa Fe UNL | universidad | Ciencia

Desinversión en ciencia y técnica: las universidades empiezan a sufrir la fuga de investigadores

El rector de la UNL, Enrique Mammarella, le confirmó a AIRE que ya contabilizan científicos e investigadores que dejan sus lugares de trabajo. La dificultad de encarar el 2025 con el mismo presupuesto que el año pasado. Desalquilan establecimientos para ahorrar dinero.

La situación de la educación universitaria y de la ciencia y técnica no parece encontrar fondo. Luego de un 2024 con muchos obstáculos, se avecina un 2025 con presupuesto aún más ajustado.

Asoman nuevos problemas como la fuga de investigadores e investigadoras y la necesidad de acudir a fondos extranjeros para que algunos trabajos científicos se puedan publicar. Desalquilar establecimientos como forma de sobrevivencia.

El momento que viven las universidades y el mundo científico es alarmante. “Lo que es gasto de funcionamiento es el mismo importe que se recibió durante el año 2024. Evidentemente, vamos a necesitar refuerzos presupuestarios y el gobierno ya lo sabe”, le dijo a AIRE el rector de la UNL, Enrique Mammarella.

A la caza de dinero para sostener las investigaciones

“Ciencia y técnica nada, no hay presupuesto para eso. No se vislumbra hoy un cambio en la política que permita pensar en que vamos a tener partidas para ciencia y tecnología, ni para obra pública, con lo cual la incertidumbre no solo que es la misma que en 2024, sino que la preocupación es mayor en función de que ya pasamos un año prácticamente sin fondos para ello”, detalló el titular de la UNL.

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Para sostenerse, la universidad canceló alquileres y ahora destina ese dinero a otros gastos.

Para sostenerse, la universidad canceló alquileres y ahora destina ese dinero a otros gastos.

La situación es compleja. Para sostener algunas investigaciones se acudió a la utilización de dinero propios o a fondos cofinanciados, incluso se ayuda a los grupos a gestionar fondos en el extranjero.

El rector detalló que “hoy una publicación de primer nivel vale cerca de 10.000 dólares. Entonces, entre 10.000 dólares para hacer un paper o 10.000 dólares para el proyecto, podemos conseguir los 10.000 dólares para el proyecto”.

Esa situación trae como consecuencia que muchos trabajos realizados por equipos locales no sean identificados como tales en el exterior. Es decir, dejan de tener el sello argentino. “Nuestras publicaciones están dependiendo muchas veces de una estrategia de publicar con grupos extranjeros, lo cual hace que muchas investigaciones que se hacen en Argentina van a salir con banderas de otros países. Es la única posibilidad de poder publicarla”, lamentó Mammarella.

“Vos tenés que buscar un socio que te financie. El financiamiento no es por préstamo o gratuito, sino por participación. Si hay un grupo que tiene financiamiento y vos no tenés dinero, tenés que buscar ser partner de ese grupo y compartir. Si uno pone la plata, el otro pone la investigación en muchos casos”, explicó el rector de la UNL.

Todo este proceso llevó a que haya una pérdida en la cantidad de investigaciones.

Fuga de investigadores

La merma en la cantidad de investigaciones va de la mano con otra situación: investigadores e investigadoras dejan sus puestos de trabajo. “Hay pérdida de jóvenes talentos que están buscando sus posibilidades en el sector privado o en el exterior. Si no tenés los medios, ni los fondos y encima no tenés un buen salario, es muy difícil”, explica Mammarella. Ante la consulta sobre cuántos son, respondió que es un número que se está procesando.

Adentrándose en esta situación, el rector comenta que “hoy tampoco hay semillero de formación al no haber convocatorias a becas o posibilidades de proyectos para que mantengan pasantías o becarios. Eso se reduce muchísimo, eso es algo que a mediano y largo plazo se va a notar y mucho. No estás invirtiendo en algo que a la larga vuelve, pero bueno, las decisiones están tomadas por el cortoplacismo”.

A las universidades también les cuesta pagar el alquiler

Ante la falta de envíos de fondos por parte de Nación y la no actualización presupuestaria, las universidades buscaron distintas maneras sostenerse. Una de ellas fue cancelar alquileres para poder destinar ese dinero a otros gastos. “Desalquilamos la mayor cantidad de inmuebles que pudimos y reprocesamos las actividades en el interior de otros complejos.

“Claramente el nivel de aumento excede fuertemente lo que podíamos mantener con el presupuesto que teníamos. Desalquilamos en su momento lo que fueron los dos edificios que tenía la escuela secundaria, la planta de alimentos, un par de casas que teníamos para algunas de las secretarías. Cualquier alquiler hoy es una plata importante para los gastos de funcionamiento”, ilustró Mammarella.