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Santa Fe Educación inclusiva | UNL |

Derribando barreras en la Universidad: la experiencia de jóvenes con discapacidad en la educación superior

En una sociedad que se propone ser cada vez más inclusiva, la discapacidad interpela todos los ámbitos de la educación, también el universitario. En este escenario, el Área de Inclusión de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) trabaja para garantizar el proceso académico y egreso en igualdad de condiciones para todos sus alumnos.

La participación activa y en igualdad de condiciones de las personas con discapacidad en el ámbito académico es un reto al que se enfrenta actualmente la Universidad. Dejar atrás viejas representaciones sociales, identificar y eliminar barreras y propiciar acciones de accesibilidad son, en principio, los caminos a desandar para alcanzarlo.

Desde 2006 –cuando comenzaron a graduarse personas con discapacidad de las escuelas secundarias y, por lo tanto, empezaron a inscribirse para ingresar a la universidad– la Universidad Nacional del Litoral puso en funcionamiento un Área de Inclusión que tiene como objetivo generar condiciones de equidad para todos sus alumnos.

Esta área trabaja con docentes, no docentes y estudiantes, y también con la comunidad en general a través de tres programas que funcionan de forma transversal: de Accesibilidad Académica, de Comunicación Lengua de Señas Argentina-Español y de Formación e Inserción Laboral.

Pamela Bordón, responsable del área, dialogó con AIRE y explicó: “En un principio trabajamos específicamente con las necesidades de esos estudiantes, de acuerdo a sus requerimientos. Con el correr de los años, Argentina ratifica la Convención de los Derechos de las Personas con Discapacidad y aparecen distintas legislaciones que nos interpelan a pensar la problemática de otro modo, desde el concepto según el cual la discapacidad no está en la persona sino que se produce en su relación con el entorno”.

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 Pamela Bordón, responsable del Área de Inclusión de la UNL.

Pamela Bordón, responsable del Área de Inclusión de la UNL.

Por su parte, Anabella Morcillo, coordinadora del programa de Accesibilidad Académica, detalla: “Observamos las barreras que existen ediliciamente, en los materiales de estudio o en la formación docente para transformarlas y así, no solo permitir el ingreso de cualquier estudiante, sino también garantizar todo el proceso académico y el egreso en igualdad de condiciones".

"Es necesario empezar a modificar las prácticas hacia dentro de la universidad -continúa- para cualquiera y para todos. Por ejemplo, al momento de la inscripción no se pregunta a los alumnos si tienen o no una discapacidad, sino qué requerimientos necesita para garantizar su proceso académico en igualdad de condiciones”.

Un trabajo de concientización

“Las barreras actitudinales son más complicadas que las físicas. Se puede hacer una rampa, pero el problema es querer hacer una rampa”, dice Sebastián Fantini, docente del Centro Universitario Reconquista-Avellaneda y miembro del Comité de Accesibilidad de la UNL.

Como ex estudiante y actual docente usuario de silla de ruedas, Sebastián reconoce que no todos los actores del ámbito académico son conscientes de que el acceso universal a la educación es un derecho y no una opción.

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Sebastián Fantini, es ex estudiante y actual docente  de la UNL, usuario de silla de ruedas.

Sebastián Fantini, es ex estudiante y actual docente de la UNL, usuario de silla de ruedas.

Esto implica -asegura- un trabajo de concientización en el que se avanza de a poco y con paciencia. “Con los jóvenes es más fácil, ellos tienen otra perspectiva, vienen con otro chip. El trato con mis alumnos es de igual a igual, nunca en once años de docencia he sentido de su parte alguna diferenciación, para ellos soy uno más”, reconoce.

En cuanto a su trabajo en la Comisión de Accesibilidad, Sebastián explica que se trata de un espacio de intercambio entre las distintas unidades académicas de la UNL en el que se abordan distintas temáticas como la accesibilidad edilicia y la puesta en práctica de distintas herramientas y programas.

Para él, lo importante es dejar el lugar de la queja y empezar a pensar positivamente para producir cambios para que las personas con discapacidad en la universidad dejen de ser casos aislados.

“Creo también que no hay que esperar a tener un alumno que necesite un apoyo para pensar en cómo resolverlo, al contrario, cada unidad tiene que estar preparada para recibirlo cuando ingresa. Si la universidad no es accesible, puede pasar que el estudiante diga ‘ahí no voy a ir’”.

Romper barreras

Sabrina Ramos es estudiante de la Licenciatura en Diseño de la Comunicación Visual de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo. También es pasante del Área de Inclusión de la UNL donde diseña piezas de difusióny materiales de estudio especialmente pensadas para que puedan ser leídas e interpretadas por todos.

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Sabrina Ramos es estudiante de la Licenciatura en Diseño de la Comunicación Visual.

Sabrina Ramos es estudiante de la Licenciatura en Diseño de la Comunicación Visual.

Como persona sorda, Sabrina, desde muy chica se sintió atraída por lo visual, de allí la elección de su carrera. Ella cuenta que para poder avanzar en su licenciatura, la universidad le ofreció herramientas como materiales accesibilizados y que compañeros y docentes la acompañaron en el proceso.

“Ahora estoy en una pausa en mi carrera, pero siempre me sentí cómoda y voy a volver a estudiar. Lo más dificultoso era la comunicación, yo siempre contaba con un intérprete, pero en algunas relaciones era más complejo”, asegura.

Su pasantía laboral la tiene muy entusiasmada: “Es mi primera experiencia y me resulta muy linda. Cuando empecé diseñar me costaba pero después lo pude ir haciendo. En las jornadas de ‘Universidad y Discapacidad’ veía expuestas las piezas que yo misma había diseñado y me ponía muy contenta el resultado final y también que las personas que asistieron de todo el país y del exterior puedan ver mi trabajo”.

Para su futuro sueña con poder aprobar todas las materias de su carrera, recibirse y poder tener un trabajo. “A los chicos con discapacidad y, especialmente, a la comunidad sorda que quizás no se animan a empezar la vida universitaria les diría que se puede acceder a la universidad, que pueden elegir lo que ellos quieren estudiar, que acá nos brindan herramientas para estar en igualdad de oportunidades que los demás; que podemos trabajar y hacer un montón de cosas. Hay que romper las barreras”, anima.