Hace apenas 75 años, los santafesinos no sabían con certeza dónde estaban las ruinas de la vieja ciudad que había fundado Juan de Garay, el 15 de noviembre de 1573. Había hipótesis, sospechas y algunos indicios, pero el hombre que terminó con todo este misterio fue Agustín Zapata Gollán, cuando informó, el 4 de noviembre de 1949, que había descubierto las ruinas de Santa Fe La Vieja en un campo cercano a Cayastá.
Al principio, no todos le creyeron, y fue necesario un dictamen de la Academia Nacional de Historia y de la Sociedad Argentina de Antropología, para confirmar que había descubierto los restos de la ciudad que los santafesinos tuvieron que mudar entre 1650 y 1660.
En el micro Para Conocernos se difundió la última entrevista que le hicieron a Zapata Gollán. Se grabó el 2 de septiembre de 1986, 40 días antes de su fallecimiento. En este fragmento, Zapata Gollán cuenta que lleva casi 40 años trabajando en el parque arqueológico y los últimos diez sin sueldo ni viáticos.
Santa Fe La Vieja, el parque arqueológico que revela las ruinas de la ciudad que fundó Juan de Garay
El 4 de noviembre de 1949, Agustín Zapata Gollán comunica que había descubierto las ruinas del templo de San Francisco, la primera estructura de tapia que desentierra en Santa Fe La Vieja, la ciudad que había fundado Juan de Garay hace exactamente 449 años y que está a 80 kilómetros del emplazamiento actual de la capital santafesina.
A 74 años del histórico descubrimiento, que confirmó un dictamen de la Academia Nacional de Historia y la Sociedad Argentina de Antropología -porque hubo polémica y algunos decían que era una reducción-, todavía hay muchos secretos por revelar en el Parque Arqueológico Ruinas de Santa Fe La Vieja.
El 60% del sitio aún no ha sido explorado a fondo. “Lo que está más excavado es el casco central de la vieja ciudad, pero hay muchas viviendas por estudiar con la metodología científica y las técnicas de la arqueología moderna”, confirma Gabriel Cocco en una recorrida por las ruinas con AIRE. Es el coordinador del Parque Arqueológico Ruinas de Santa Fe La Vieja y del Museo Etnográfico, que depende del Ministerio de Cultura de Santa Fe.
De las 79 estructuras con paredes de tapia (se hacían con tierra apisonada y un encofrado de madera) que se detectaron en el sitio arqueológico, hasta ahora se excavaron 30 en un predio que tiene 69 hectáreas. “Con las técnicas modernas podríamos excavar un solar, analizar con precisión la distribución espacial de la vivienda principal y del perchel, que era dónde dormían los africanos esclavizados”, explica Cocco.
También es importante buscar más restos de cerámica, metal y estudiar los pozos de basura para reconstruir cómo vivían los primeros santafesinos.
Las prospecciones geofísicas son una alternativa interesante para escanear el sitio. “Son como radiografías con georradares, entre otras tecnologías, que permiten detectar dónde hay estructuras de tapia. Las utilizamos para detectar el Fuerte Sancti Spiritus en Puerto Gaboto y acá también se hicieron algunas”, cuenta Cocco.
Los restos de cerámica, la mayólica característica de este período de los siglos XVI y XVII, se estudian en el marco de un proyecto de investigación internacional con la Universidad de Barcelona que permite precisar dónde se fabricó ese objeto. “Tienen una enorme base de datos sobre los centros productores de cerámica que había en esa época en Portugal y Sevilla, por ejemplo”, explica Cocco.
Con los restos humanos, las posibilidades científicas también son muy interesantes: los estudios de ADN pueden establecer con mayor precisión de dónde provenía la gente que vivió en Santa Fe La Vieja (españoles, criollos o mancebos, pueblos originarios y africanos). También estudiar la dieta y las enfermedades de los primeros santafesinos.
Santa Fe La Vieja: cómo descubrió Agustín Zapata Gollán la ciudad que fundó Garay
Había fuertes indicios de que en este campo cercano a la ciudad de Cayastá podían estar sepultadas las ruinas de Santa Fe La Vieja. La gente que lo cultivaba solía encontrar algunos restos después de las crecidas o en las barrancas y también había muchas pequeñas lomadas todas con la misma orientación: norte-sur.
En 1948, el Gobierno de Santa Fe le encomienda a Zapata Gollán que realice un estudio arqueológico en el sitio y lo primero que hace es excavar debajo de un monolito en el que habían colocado placas dos gobernadores, en conmemoración de la fundación de Santa Fe.
Era la lomada más importante y en esa excavación encontraron los restos de un templo. “Zapata Gollán sabía que la traza de La Vieja Santa Fe se había replicado en la nueva y por la ubicación dedujo que había encontrado la iglesia de San Francisco”, recuerda Cocco.
Tenía razón. Y a partir de esa conclusión siguió excavando en dirección noroeste y encontró más cimientos de viviendas, el templo de Santo Domingo, el Cabildo y los restos de la iglesia la Merced. También determinó la ubicación de la plaza de armas. La erosión del río se llevó los restos de tres iglesias: la de los jesuitas, la matriz (la catedral) y la de San Roque, el templo destinado a los africanos esclavizados y a los pueblos originarios.
“Los restos humanos que encontró los dejó in situ y les aplicó goma laca para protegerlos, que era el método que se utilizaba en esa época y que ahora sabemos que no es el mejor para preservarlos”, precisa Cocco.
Las monedas y los restos de mayólica que encontró, que se podían datar a un período específico de los siglos XVI y XVII, fueron fundamentales para defender la tesis de que había encontrado las ruinas de Santa Fe La Vieja contra la hipótesis de que era una reducción o una misión. El otro gran argumento fue que las estructuras de tapia que iba encontrando replicaban la traza actual del casco histórico de Santa Fe.
Zapata Gollán, que falleció en 1986, fue un precursor de la visita guiada que se puede hacer en las ruinas. Desde la década de 1950, se quedaba en una casa dentro del parque y recibía en forma personal a los visitantes y a las escuelas para mostrarles el sitio.
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