Cuando una sola persona carga con la mayoría de las responsabilidades, la calidad de los resultados se resiente: hacemos las cosas a las apuradas, de mala gana o incluso olvidamos tareas clave. Esta sobrecarga también puede generar ansiedad, estrés y malestar en los vínculos.
¿Por qué cuesta tanto delegar?
A veces no delegamos por querer tener el control, otras por desconfianza, falta de comunicación o roles muy rígidos. Sea cual sea la razón, lo cierto es que hasta que no empieces a delegar, nada va a cambiar.
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Hasta que no se empieza a delegar, nada va a cambiar.
Tips para empezar a delegar
- Expresá con claridad qué necesitás que haga la otra persona.
- Empezá por delegar tareas simples.
- Priorizá y enfocarte en lo más importante es también una forma de cuidarte.
Delegar no sólo alivia tu carga: también es una oportunidad para que otros lo hagan a su manera. Lo importante es el resultado, no tanto el “cómo”.
Y si algo no sale como esperabas, evitá corregir en exceso o criticar. En cambio, ofrecé sugerencias desde un lugar asertivo y colaborativo.
Porque si no estás dispuesto a delegar ni a permitir que el otro lo haga a su manera, entonces no es justo decir que “los demás no hacen nada”.
Por Julieta Arolfo, Lic. En Psicología (M.P. 1423)
IG: @psicojulietaarolfo