Los amigos hacen bien a la salud, generan bienestar y ayudan a combatir el estrés. Cómo influyó la pandemia y qué efecto tiene la tecnología en los vínculos.
Los amigos son necesarios en todas las etapas de la vida.
Este sábado 20 de julio se celebra el Día del Amigo en Argentina para conmemorar la llegada del hombre a la Luna, en 1969. A pesar de las diferentes formas en que cada cultura la puede nombrar, la palabra amigo tiene un significado universal.
Es esa persona a la que podemos confiar aquello que no somos capaces de decirnos a nosotros mismos. El o la confidente incondicional que con tan solo observar el reflejo del otro, sabe que algo pasa. Sobran las palabras si hay un gesto, un abrazo o un mate.
La posibilidad de tener amigos genera una importante cantidad de beneficios para la salud en general, y en especial a nivel cognitivo y emocional.
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En este tipo de lazos, prima la calidad por sobre la cantidad y se destierra la vieja creencia que impuso en su momento el cantautor Roberto Carlos cuando hizo sonar “Un millón de amigos”.
A pesar de lo necesario que es tener vínculos sanos, los especialistas advierten que la sociedad atraviesa una crisis de vínculos fidedignos en la que la tecnología tiene un rol protagónico. Una crisis en la que las personas en lugar de acercarse reemplazan las interacciones con likes.
“Los seres humanos somos por naturaleza individuos gregarios que estamos preparados y necesitamos vivir en sociedad”, advierte en diálogo con AIRE el médico Germán Picciochi, especialista en psiquiatría, neuropsiquiatría y neurología cognitiva.
El vínculo de la amistad es uno de los más desarrollados en términos evolutivos, porque combina la naturaleza gregaria con la capacidad intelectual y afectiva.
“Nosotros elegimos en algún punto quiénes son nuestros amigos y forman parte de nuestro círculo social por elección propia. Por lo que representa uno de los vínculos de la naturaleza más evolucionados”, detalló el doctor.
La amistad también tiene un impacto extremadamente directo en lo que es lo físico, ya que el bienestar afectivo genera un impacto en términos inmunológicos y a la vez inflamatorios.
“Hay muchísimas enfermedades que hoy padecemos que son de naturaleza inflamatoria, o están relacionadas con cuestiones endocrinológicas o incluso cardiovasculares”, enumeró el entrevistado. Por otro lado, está demostrado que el hecho de tener vínculos sociales aumenta la longevidad.
“La palabra amigo tiene una carga muy importante, es la persona con quien yo tengo confianza para compartir lo que yo solamente comparto con mi fuero interno. Mientras más barreras voy imponiendo con una persona, más lejos se está de considerarla íntima. La palabra amistad está muy ligada a la intimidad”, recalcó Picciochi.
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En primer lugar, los amigos ayudan a desarrollar diferentes áreas del cerebro como por ejemplo la zona prefrontal y colabora en la interacción social. Esto va de la mano con otra capacidad que tenemos los seres humanos muy compleja que es el lenguaje. "Hay una estimulación cognitiva, intelectual, un ejercicio intelectual que se da desde esta posibilidad de interacción con amigos con quienes podamos explayarnos lingüísticamente. Con la mayor soltura, franqueza y transparencia", detalló el psiquiatra.
“Las interacciones sociales con personas que nos hacen sentir bien y cómodos, como los amigos, generan la liberación de oxitocina”, agregó. Esta es la hormona del abrazo y una gran enemiga del estrés.
Al catálogo se tienen que agregar la serotonina y dopamina, al igual que la primera, generan una importante sensación de bienestar y placer.
Con los amigos se puede compartir no solo la parte gramatical del discurso, sino también los aspectos relacionados con lo paraverbal. Podemos vincularnos con miradas, gestos, posturas y hasta con otros gestos físicos de cariño, como un abrazo. "Y eso comunica, da información que por ahí pasa subliminalmente o en términos inconscientes. Pero es todo un pool de información que llega paralelo a lo gramatical discursivo”, enumeró Picciochi.
Están aquellas personas que le resulta más placentero estar rodeado de mucha gente con quien tenga vínculos un poco más endebles o son intercambiables. Mientras que están los que necesitan otro tipo de vinculación. Una persona puede decir que tiene miles de amigos, pero llora con dos.
La amistad se rige por los patrones de conducta que poseen los seres humanos y en estos cumplen un papel importante los principios del placer y del displacer.
“Si nosotros encontramos placer en vincularnos con los demás, va a ser más fácil vincularnos”, agregó el médico. En caso de haber tenido experiencias negativas como la traición o la pérdida de amigos de forma traumática, como respuesta el organismo se retraerá y generará una coraza.
En los chicos o infantes ayuda a incorporar la capacidad evolutiva para funciones de socialización, empatía, control de los impulsos, ayuda a desarrollar la tolerancia, a la frustración.
En la adolescencia los vínculos son indispensables para desarrollarse como seres independientes. Surge la necesidad del reconocimiento y a veces el sometimiento a tener conductas que van en detrimento de los deseos propios por el hecho de poder pertenecer a un grupo.
En la edad adulta, las amistades son un cable a tierra para la inercia productiva a la que lleva la rutina.
Un espacio en donde un grupo de personas puedan compartir un momento y reírse como si fuesen chicos ayuda a olvidar los roles que se cumplen a diario y alivianar las tensiones.
Al respecto, el psiquiatra sostuvo que la modalidad de comunicación virtual afecta el intercambio eliminando cualquier aspecto de gestualidad o de emoción.
Es por esto que los stickers o emojis son tan necesarios en los canales digitales, ya que de alguna manera capturan o pueden llegar a tener algo de lo que es el lenguaje para verbal que se ha perdido tanto en lo que es lo discursivo y el chat.
Para los adultos mayores es crucial mantener vínculos, porque empiezan a tener tiempo libre que en algunos casos termina siendo extremadamente contraproducente para la salud mental de muchas personas. “Es muy difícil no tener una ocupación y tener un vacío. Y está totalmente demostrado de que las personas que están restringidas a la soledad en lo que es mayor tienen una esperanza de vida significativamente más corta", enumeró el médico.
El especialista asegura que hoy la sociedad atraviesa una crisis de intimidad y de vínculo que no son realmente fidedignos. Esto se plasma en todos los problemas de salud mental que hay.
En este escenario, la pandemia y la introducción de la tecnología tuvieron (y tienen) roles fundamentales, ya que ambos factores colaboraron en alejar a las personas. “La tecnología tiene muchísimo que ver en la precariedad actual de la naturaleza vincular que tenemos”, afirmó Picciochi.
Hoy la gente posee una gran cantidad de vínculos, pero en su mayoría son de naturaleza endeble. A esto hay que agregar la falsa expresión de un avatar digital que no representa lo que realmente son.
“La pandemia jugó un rol contraproducente y producente, desde el sentido de que se experimentaron las dificultades de aumentar nuestro contacto lingüístico, pero reducir otro tipo de contactos que estaban despreciados, que no lo tomábamos con la relevancia que tiene”, detalló el psiquiatra. En ese lapso se sufrió la imposibilidad de poder abrazar a los afectos o compartir un simple ritual como el mate.
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