“Era lo esperable”, señaló Chumpitaz, y explicó que históricamente los brotes en la provincia se presentan entre marzo y abril, no en los meses de verano como suele suponerse. A diferencia del año pasado —cuando hubo emergencia hídrica—, este año las lluvias se concentraron más tardíamente, generando un escenario propicio para la proliferación del mosquito.
En este momento, Rosario, Pérez, Fuentes, Casilda y Villa Trinidad son las cinco localidades que ya están en fase de brote. Otras localidades aún no registraron casos, mientras que varias se encuentran en alerta temprana. "El año pasado teníamos 365 localidades en brote; este año estamos mejor, pero no hay que relajarse", advirtió la funcionaria.
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Las autoridades recomiendan no relajarse y sostener las medidas de prevención como el descacharrado y la aplicación de repelente.
Chumpitaz también recordó que la enfermedad tiene un componente multifactorial vinculado al modo de vida urbano, el clima y los ecosistemas diversos de la provincia. Insistió en la importancia de descacharrar y usar repelente, especialmente en el fin de semana largo donde muchas personas se trasladan a otras zonas: "Alguien puede llevar el virus a su localidad y desencadenar un brote".
Además, recomendó prestar atención a los síntomas de alarma: dolor abdominal, vómitos, sangrados, y signos de confusión o irritabilidad. “Cualquiera de estos requiere consulta urgente”, sostuvo. En cuanto al tratamiento, fue clara: “Paracetamol, tres litros de agua por día, y nada de automedicarse”.
Finalmente, destacó que el brote actual es mayormente de serotipo 2, a diferencia del serotipo 1 que predominó en 2023. “Tener dengue una vez no protege de volver a contagiarse con otro serotipo. Tampoco la vacuna garantiza inmunidad total, así que el repelente sigue siendo clave”.