Cada año, en Argentina se registran entre 8.000 y 10.000 picaduras de alacranes, de las cuales alrededor del 10% son provocadas por ejemplares pertenecientes a especies que con su veneno pueden poner en riesgo la vida humana, particularmente si se trata de niños pequeños. En estos casos, es necesario aplicar suero antialacránico, un antídoto que únicamente es producido por el Instituto Malbrán.
La fabricación está a cargo del área de Investigación y Desarrollo del Instituto Nacional de Producción de Biológicos, una institución que funciona en el interior del Malbrán. Su titular, Adolfo de Roodt, encabezó esta semana una comisión que visitó Santa Fe para brindar una capacitación al personal de salud sobre el manejo de los casos de alacranismo. Además, realizaron un operativo de captura de alacranes en la localidad de San Jorge. Los ejemplares recolectados servirán para poder seguir produciendo en Buenos Aires el suero antialacránico que luego se distribuye a todas las provincias.
De Roodt trabaja en el Malbrán desde el año 1988. Hace más de dos décadas que se desempeña en el Instituto de Producción de Biológicos y forma parte del área de Investigación y Desarrollo desde que la misma se inauguró. En estos años ha participado del desarrollo de varias antitoxinas y antivenenos y de estudios que hicieron posible la mejora de los ya existentes. Su formación de base es la Medicina Veterinaria; luego cursó el doctorado en Inmunología y posteriormente realizó una maestría en Biología Molecular, cuya investigación estuvo orientada a venenos de alacranes.
"En Argentina, si el Estado no hace el antiveneno nadie lo va a hacer, porque sólo entre 800 y 1.000 pacientes al año necesitan tratamiento. ¿Qué laboratorio privado va a fabricar un producto extremadamente caro y difícil de producir como es este para sólo 1.000 aplicaciones por año? Y si un privado lo hiciera, sería tan caro que mucha de la gente que tiene un accidente no lo podría pagar jamás, sería privativo", explicó De Roodt en diálogo con AIRE durante su paso por la ciudad de Santa Fe.
Pero el costo de la producción no es el único obstáculo en el desarrollo del antiveneno: la escasez de alacranes es otro de los inconvenientes. "El nivel anual de producción de dosis depende mucho de cuánto veneno haya disponible, y tenemos el problema de que estamos en un país en el que tenemos alacranes, tenemos gente picada por alacranes pero no es un país tropical. Entonces, si bien hay alacranes, hay muchísima menos cantidad que en otros países que tienen el problema y a los que les resulta mucho más sencillo recolectar la cantidad de ejemplares necesaria para producir el antiveneno", advirtió el especialista.
Para dar una idea más cabal de la situación, De Roodt hizo una comparación entre Argentina y México. "En Argentina tenemos entre 8.000 y 10.000 picaduras por año, de las cuales sólo un 10% –entre 800 y 1.000– necesita la aplicación de suero y hay un promedio anual de dos muertes. En México tienen 300.000 picaduras por año y en el pasado llegaron a tener 800 muertes, pero ahora afortunadamente ese número ha descendido muchísimo y hay años que incluso no tienen fallecidos. La diferencia es que allá, en (el estado de) Guerrero, vos salís una tarde a buscar alacranes para la producción del antiveneno y volvés con 200; acá en Argentina salís tres meses y quizás no llegás a 50", detalló.
El entrevistado explicó también que el suero antialacránico se produce utilizando caballos como biorreactores, y que ese es otro factor que incide a la hora de obtener más o menos dosis: "Hay caballos cuyo sistema inmunológico responde más que otros; hay caballos que necesitan reinmunización y ese proceso puede durar entre un mes y tres meses hasta que producen el suero. A veces podés gastar 10 miligramos de veneno por caballo y otras veces necesitás cuatro veces más", indicó.
Por todo esto, De Roodt cree que son adecuadas las iniciativas que promueven la colaboración de la población para reunir ejemplares de alacranes o la organización de operativos de recolección como el que se desarrolló este miércoles por la noche en San Jorge. En la ciudad de Santa Fe y alrededores, quien encuentre un alacrán en su casa puede atraparlo con un frasco (al que hay que hacerle pequeños agujeros en la tapa) y acercarlo al Programa de Zoonosis y Vectores, que funciona en el primer piso del ex hospital de Niños (Boulevard Gálvez 1563). Luego, los ejemplares son enviados al Malbrán y destinados a la producción de suero antialacránico.
Qué especies de alacranes hay en Argentina y cuáles son peligrosas
El especialista entrevistado precisó que en Argentina hay más de 60 especies de alacranes, que se dividen en dos grandes grupos: por un lado, hay un grupo que reúne a más de 50 especies que no son peligrosos para los seres humanos, ya que si bien tienen veneno, el mismo no provoca síntomas graves ni muerte en las personas; por otro lado se encuentra la familia Buthidae, representada por los géneros Tityus, Zabius y Ananteris, aunque estos dos últimos están bastante menos presentes que el primero.
Las especies del género Tityus descriptas en nuestro país son trivittatus, confluens, argentinus, uruguayensis, bahiensis y paraguayensis. Se encuentran principalmente distribuidos en el norte y centro del país. Tityus trivittatus es la especie más frecuente y la que más muertes ha provocado. Además, hay cuatro fallecimientos identificados con picaduras de la especie Tityus confluens. Estas son las únicas dos especies de las existentes en la provincia de Santa Fe que pueden llegar a causar decesos por envenenamiento.
Consultado por la eficacia de los sueros ante la picadura de las distintas especies, De Roodt indicó que "los sueros para Tityus en general tienen una homología muy grande. Hasta ahora, en el laboratorio hemos comprobado que el suero para Tityus trivittatus sirve también para tratar la picadura de Tityus confluens", aclaró.
¿Cuál es la diferencia entre alacrán y escorpión?
La pregunta es tramposa, porque en realidad no existe tal diferencia: alacrán y escorpión son dos nombres para el mismo animal. "El nombre alacrán proviene del árabe clásico acrab, mientras que escorpión viene del latín scorpo, pero estamos hablando del mismo bicho", aclaró De Roodt, dando respuesta a una de las dudas que más frecuentemente surgen al hablar del tema.
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