El miércoles 4 de mayo de 1949, los 18 jugadores del Torino, uno de los más brillantes equipos de todos los tiempos, murieron cuando el avión con el que volvían de Lisboa, donde habían disputado un amistoso, se estrelló en la parte posterior de la Basílica de Superga, en la colina del mismo nombre, en las afueras de Turín.