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Peronismo inédito, todo alto: dólar, inflación, producción, empleo e informalidad

Los límites de la matriz productiva para crear empleo de calidad están expuestos: uno de cada cuatro trabajadores son pobres, 4,5% son indigentes y los informales representan el 41,6% del total. Un modelo de crecimiento sin redistribución ni justicia social.

El Frente de Todos posee tres características innovadoras en la historia del peronismo. La primera es la que denominamos “restricción interna” autoinflingida, estrenó un formato de doble comando según la cual el presidente y la vicepresidenta sólo conducen a una parte, que no se pone de acuerdo en casi nada con la otra, producto de que no existe un sistema de toma de decisiones que garantice el respaldo del conjunto ni un programa de gestión -no una Plataforma Electoral o un papper de 10 objetivos básicos- que debió haberse definido entre el anuncio de la candidatura de Alberto Fernández y la toma del poder. Notable descuido en el caso de Cristina Fernández de Kirchner, notable cuadro y erudita en la historia del peronismo y seguramente al tanto de las características de -por ejemplo- el pacto programático entre Perón y Frondizi. Hablamos de la solidez del acuerdo, no del resultado, la decepción o la traición que siempre están entre las posibilidades.

La otra novedad es la de pretender una transformación capaz de revertir la matriz productiva nacional y los indicadores económicos y sociales de "posguerra" dejados por Cambiemos, sin enfrentar -en la práctica no verbalmente- a ningún poder concentrado. Ni Perón, ni Néstor, ni Cristina (ciclos completos apreciables, descontamos a Cámpora y Duhalde) pretendieron semejante cosa. Ni siquiera Menem, que fue un aliado explícito de ésos poderes, alquilando la historia, los símbolos partidarios y su estructura para ejecutar un neoliberalismo que Alfonsín no supo y tal vez no quiso.

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Mientras el país crece al 10,1%, la pobreza alcanza al 40% de les trabajadores y los informales suman más de 5 millones.

Mientras el país crece al 10,1%, la pobreza alcanza al 40% de les trabajadores y los informales suman más de 5 millones.

La tercera es el modelo económico y el comportamiento de sus indicadores macro. Mientras el país crece al 10,1% (en 2021), la pobreza baja apenas un punto del PBI; mientras el aparato productivo y de servicios se recupera al 4% mensual promedio y el desempleo cae a valores históricos, la pobreza por ingresos alcanza casi al 40% de les trabajadores y los precarizados e informales alcanzan al 41,6% del total de los puestos laborales en relación de dependencia privados, es decir 5.100.000.

Siempre diremos que no advertir las consecuencias residuales del modelo de destrucción industrial y endeudamiento externo del macrismo, es un ejercicio analítico impregnado de mala fe. Pero no es menos cierto que -no sólo a les lectores de AIRE, sino a muches argentines (incluidos votantes confesos y militantes del FDT)- ya no les alcanza con ése señalamiento justiciero. A 32 meses de asunción hay que afrontar las ingenuidades (gobernar es persuadir), los quedos y las contradicciones además de la oposición salvaje que se boicotea todo pacto democrático y escupe sin modales toda mano tendida. Son dos años y medio, más precisamente 948 días entre los que contamos los 21 días de diciembre 2019, dado que cuentan. Macri quitó el cepo, desreguló la cuenta capital, mutiló la Ley de Medios en apenas una semana.

En un cruce caliente entre un votante no peronista del Frente de Todos como Alejandro Bercovich y un funcionario leal como Agustín Rossi, el Chivo se debatió denodadamente tratando de explicar una macro compleja y de difícil control. Habló de la maldita herencia, ajustó cuentas con Martín Guzmán (la información que manejamos es que su salida estaba avisada con una semana de antelación al presidente, más allá de sus dibujos para cumplir las metas con el fondo, el tweet durante el discurso de Cristina y otros daños producidos a la coalición), defendió aquello de que “no hay que dar peleas perdidas de antemano”, dijo que “en todo proceso de crecimiento lo primero que se recuperan son los puestos informales” y que hay razones para volver a pedir el voto en 2023.

“Voy a pedir el voto comparando las dos gestiones”, dijo el Chivo; algo que no sirvió en las PASO del año pasado y que -con una espiralización sin solución de la inflación, el deterioro de las condiciones de vida de amplios sectores de la población y la radicalización de los enfrentamientos en la cúpula, entre las orgas y en la base electoral del FDT- tampoco va a producir milagros el año que viene.

Las cifras difundidas por el Indec en la semana confirman un proceso de pauperización creciente con recuperación económica y una transferencia brutal de ingresos de los sectores del trabajo hacia los del capital. Si bien se registran 17 meses consecutivos de recuperación del empleo registrado en el sector privado (aún estarían faltando 172.000 para igualar las cifras de 2015), éste crecimiento (que implica a unos 12.259.000 argentines) está principalmente traccionado por el trabajo independiente, precario casi en su totalidad y que alcanza a 5.531.000 personas.

Otro rasgo fuerte y preocupante de éste proceso de recuperación es el incremento de los puestos laborales no registrados. Entre 2019 y 2021, crecieron un 12,5% (de 4.815.000 a 5.100.000), mientras la economía crecía a un 10%, el estado costeaba la mitad del sueldo a empleadores privados a través del ATP y se subsidiaba a sectores estratégicos y golpeados por la pandemia, se reducía el 94% de las posiciones arancelarias para productos exportables y se rebajaban aportes patronales.

Las actividades con mayores índices de informalidad, sin solución ni blanqueo posible pese a los estímulos impositivos y económicos del gobierno, son las de siempre: personal de casas particulares (68,2%), agro (59,5%) y construcción (57,2%), con modalidades de contratación flexible que las cámaras empresarias reclaman sean tomadas como insumo para una reforma laboral “que impulse el empleo de calidad”. Otro de los unicornios azules o mejor dicho “fantasmas con muy buena prensa” de la historia política y económica argentina. Siempre es importante recordar que la condición de asalariado no registrado supone la ausencia de derechos básicos reconocidos por la mejor jurisprudencia laboral liberal, por la mejor expresión del Estado capitalista de bienestar que alcanzó su máxima expresión en la Constitución peronista de 1949 y que supervive en los artículos 14 y 14 bis de la vigente Constitución Nacional: el derecho a vacaciones pagas, aportes jubilatorios para una vejez digna, cobertura de salud y seguro contra accidentes laborales.

Son trabajadores privados también, pero privados de derechos elementales y compelidos a una subsistencia que no se condice con la eterna promesa de que “hay un mundo y un país mejores, pero también capitalistas”.

Párrafo aparte para un sector que está en el centro del debate entre el gobierno y los movimientos sociales, el denominado “Economía Popular” (EP). Son trabajadores independientes no registrados que a febrero 2022 sumaban 3.225.268; representan el 23,9% de la PEA (Población Económicamente Activa) y el 26,4% de los ocupados. Es decir que más de 1 de cada 4 trabajadores se desempeña en ése sector. Según un relevamiento del CITRA/UMET, el 31,8% de les trabajadores de la EP son asalariados cuentapropistas que cuentan con alguna ayuda (léase planes) del Estado, es decir que un tercio sobrevive por debajo de la línea de pobreza combinando dos o más fuentes de ingreso, lo que derrumba el mito gorila urbano de que “viven de planes para no trabajar”.

Otro indicador de las limitaciones del modelo ejecutado por el FDT, que insistimos es un “panperonismo con ingredientes” que reúne de derecha a izquierda a dirigentes capaces de leer como corresponde semejante situación, es el que expresa la participación del trabajo en la distribución de la riqueza. Actualmente es del 46,9% respecto del capital, cuando era del 49,8% en 2019 y del 54,2 en 2016. Un retroceso de casi el 8% en 6 años, que de no revertirse augura uno de las peores relaciones y un punto de inflexión para la historia de gobiernos peronistas caracterizados por mejorar los ingresos y la calidad de vida de sus electores. Sin resolver esa injusta distribución del producto, ir a pedirles la renovación del voto comparándose con el ciclo macrista es una estrategia de derrota prácticamente asegurada.

No gastar todo el crédito: peronismos, populismos y la anécdota de la herradura

El físico danés Niels Bohr, premio Nobel en 1922 por su contribución para la compresión el átomo y la mecánica cuántica, contaba la siguiente anécdota. Recibe a un amigo en su casa, que antes de ingresar le consulta por qué un hombre de ciencia como él tenía una herradura colgada a la derecha de la entrada. La respuesta fue: “Es una superstición por supuesto, no creo en eso pero me dijeron que funciona”.

Sirva para señalar el modo en que funcionan las ideologías para los pueblos en una era cínica, donde la política (que se nutre de ideas y pretende ponerlas en prácticas) y la democracia (como sistema que permite la expresión de mayorías en busca de cierto bienestar y dignidad vitales) van perdiendo potencia como herramienta de transformación.

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Las trabajadoras de casas particulares registran, con un 68,2%, el índice de informalidad más alto de la economía argentina.

Las trabajadoras de casas particulares registran, con un 68,2%, el índice de informalidad más alto de la economía argentina.

Es el riesgo y el modo en que funcionan actualmente algunas ideologías y formaciones políticas emancipatorias. Al definir la condición de fetiche de la mercancía, Carlos Marx no dice que son ilusiones simbólicas, dice que “sabemos muy bien que no hay nada mágico en el dinero y la mercancía, pero aún así actuamos como si creyéremos que en realidad lo hay”.

Ante la evidencia del fracaso del FDT como herramienta de gestión (como dispositivo para ganar elecciones acumula una victoria y una derrota) y las complicaciones para cumplir con el contrato electoral -que no es un programa de gobierno- con sus votantes, las dos citas representan el ideal cínico de quienes seguirían apostando por la mística popularizada y residual del peronismo, esa “magia” que se remonta a sus expresiones más felices proyectadas sobre un presente sin épica convocante. Es una solución posible para la victoria y a la vez una derrota de la política en los términos propuestos Néstor Kirchner, un dirigente citado con igual admiración por casi todos los que hacen exégesis imaginando “lo que tal o cual hubiesen hecho hoy mismo” para ajustar cuentas entre compañeres.

Da la impresión de que la clase política (no toda sino la que se propone un país más justo y soberano) posee un registro defectuoso de la realidad que le impide ver que antes de votar, de ratificar o rectificar, a les argentines les va a importar bien poco si Alberto y Cristina se quieren mucho, poco o nada o si los candidatos de la oposición tienen un pasado espantoso y amenazan con un futuro de privaciones; van revisar -en éste orden- el bolsillo, la heladera, también las promesas incumplidas y el estado los sueños personales, familiares que les quedan por cumplir. Y entonces la Patria, en vez de ser el otro, puede ser de otros.

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