El gobierno de Javier Milei busca retomar su discurso electoral en una suerte de “Plan Aguantar” hasta las elecciones del 26 de octubre próximo.
Tras otra seguidilla de derrotas en el Congreso Nacional, donde la Cámara de Diputados y el Senado rechazaron tres vetos presidenciales, el gobierno de Javier Milei busca retomar el eje del discurso electoral en una suerte de “Plan Aguantar” hasta las elecciones del 26 de octubre próximo.
El primer paso es exhibir un escenario de tranquilidad y de control de la situación pese a los golpes propinados por el Congreso y el recalentamiento de los mercados que llevaron a la cotización del dólar por encima del techo de la banda.
El jueves pasado, mientras un amplio mosaico de senadores se encaminaba a rechazar el veto sobre la ley de reparto automático del Fondo de Aportes del Tesoro (ATN), el presidente Javier Milei reunió a los candidatos libertarios que competirán en las legislativas de octubre. Pocas horas después se anunció la reposición de Santiago Caputo al frente de la estrategia electoral, de donde había sido desplazado por el monopolio de Karina Milei.
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Este movimiento habría corrido a un segundo plano a su íntimo colaborador Eduardo “Lule” Menem, salpicado por acusaciones de coimas en la Agencia Nacional de Discapacidad. Sin embargo, la hermana del presidente lo mantendrá a su lado.
La estrategia discursiva de los libertarios para recuperar el terreno perdido después del mazazo electoral en Buenos Aires no es muy original. Se agitará el fantasma del “golpe K” para convencer a indecisos del centro moderado de inclinarse por La Libertad Avanza y no se descarta darle protagonismo en la campaña al ex presidente Mauricio Macri.
El presidente del PRO se ha mantenido en un prudente silencio en los últimos meses y opta por cultivar un segundo plano en una etapa crítica para Milei. Reaparecerá el martes próximo en la sede partidaria nacional, donde recibirá a los candidatos a diputados y senadores del PRO de todo el país. Lo hará en un momento también difícil para el partido, dividido entre quienes abrazan las banderas libertarias y los que pregonan la necesidad de recuperar la identidad perdida, por ahora sin éxito.
Las turbulencias dentro el oficialismo ocurren en un momento crítico en la economía, que mostró signos preocupantes de recalentamiento de la cotización del dólar y una trepada del riesgo país, mientras los bonos argentinos evidenciaban fuertes caídas. El ministro del área, Luis Caputo, insistió en que el programa económico no se modificará pese a los trascendidos de que después de las elecciones se recalibrará el actual sistema de flotación cambiaria.
Caputo lo niega y, en un programa de streaming libertario (el jefe de la cartera económica no da entrevistas a medios tradicionales), intentó llevar tranquilidad a los mercados. “Vamos a vender hasta el último dólar en el techo de la banda, el programa se diseñó así”, dijo en el canal oficialista Carajo. Y agregó: “Hay suficientes dólares para todos”.
Una vez más, Milei y su equipo insisten en que la situación se reencauzará después de las próximas elecciones y que todo se debe a cuestiones políticas generadas por “el partido del Estado”, que ahora ocupa el lugar que fue de “la casta”.
Está claro que el Gobierno tiene como objetivo apuntar contra el “riesgo político” y negar que haya desajustes en el programa económico, a pesar de que ya una mayoría de economistas encuentra varios desaciertos en esta materia en lo que va del año.
La lista de yerros y problemas incluye el retraso del dólar que provocó haber llevado al crawling peg del 2% al 1%, mientras la inflación seguía por encima del 2%, la decisión de no acumular reservas, al tiempo que se abría el cepo para las personas físicas, más la fallida cancelación de las letras de financiamiento (LEFI) que puso presión sobre la divisa estadounidense y obligó a aumentar las tasas de interés con el consecuente impacto sobre el crédito y la actividad. A lo que añaden la refinanciación de la deuda en pesos a tasas siderales. Pero de eso no se habla en el oficialismo.
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