El ministro y armador político de Axel Kicillof participó este sábado de una actividad del espacio de Leandro Busatto en la capital provincial. Su mirada sobre las internas del justicialismo, el gobernador Maximiliano Pullaro y la proyección de su fuerza en territorio santafesino. El pedido de disculpas por el término “narcosocialismo”.
Andrés Larroque en Santa Fe, junto a Norma López y Leandro Busatto.
El ministro de Desarrollo de la Comunidad de la provincia de Buenos Aires y armador político de Axel Kicillof, Andrés “Cuervo” Larroque, visitó este sábado la ciudad de Santa Fe para participar del tercer encuentro “Armar la ola”, organizado por una confluencia de vertientes políticas que incluyen al Movimiento Evita y Ciudad Futura, y particularmente en este caso el espacio “Comunidad” que tiene entre sus referentes a Leandro Busatto, Norma López y Rodrigo Alvizo.
En este marco, el funcionario kicillofista dialogó con un puñado de medios, entre ellos AIRE, sobre la realidad política del país, la interna peronista (y kirchnerista), el vínculo del gobernador bonaerense con su par santafesino Maximiliano Pullaro y el despliegue de su sector en nuestra provincia.
—¿Cómo observa al peronismo santafesino?
—Hay una crisis general del peronismo. Venimos de una derrota muy dura, ha sido una hecatombe en términos políticos. Nos obliga a replantearnos varias cosas. En principio, desde ya, la forma de funcionamiento. Pero previo a eso debemos hacer una profunda revisión con respecto a lo que deben ser los objetivos estratégicos del peronismo, que en nuestra experiencia anterior en el gobierno nacional o quedaron desperfilados o no había un consenso dentro de la coalición sobre cuáles eran las prioridades.
Todas cuestiones que afectaron el resultado electoral. No es la primera crisis del peronismo, lógicamente. Muchas veces hemos asistido a “crisis terminales” del peronismo. Este es el momento de reconstrucción, de regeneración. ¿Cómo se hace? Reencontrándose con los compañeros y compañeras, generando espacios de debate horizontal. Y después vendrá naturalmente el momento de ordenar, de cristalizar una nueva forma organizativa del peronismo a nivel general. Y del verticalismo que nos caracteriza que siempre ha puesto al peronismo en un lugar de mucha capacidad de ejecución.
Hoy todavía estamos a una distancia de esa posibilidad y entiendo que Santa Fe y otras provincias que estamos visitando no son ajenas a ese contexto. También porque claramente no sólo paga las consecuencias de la derrota nacional sino también de la derrota provincial y eso profundiza la crisis.
Para nosotros el mecanismo de solución tiene que ver con el reencuentro de los compañeros y compañeras. Y fundamentalmente de no generar construcciones artificiales en términos políticos. Mientras más real sea la construcción, mientras más represente tanto en lo territorial como en lo sectorial, y en donde se sea honesto y generoso en el reconocimiento de la construcción real, más rápido vamos a salir. Si lo que prima es la arbitrariedad o construcciones artificiales, seguramente la crisis se va a profundizar.
—¿Cuál es su mirada sobre Pullaro, teniendo en cuenta que hubo articulación institucional con Kicillof por el tema seguridad? –le preguntó AIRE.
—Estamos viviendo un momento muy especial de la Argentina. El gobierno de Javier Milei es un parteaguas en términos de lo que significa el sistema político y los contornos previos se borronean porque estamos frente a una embestida, una distorsión de lo que ha sido el devenir político, que no ha estado exento de dificultades. Pero Milei plantea alteraciones que generan las condiciones para que sectores que en el pasado reciente tuvimos diferencias bastante profundas, podamos confluir en situaciones muy concretas. Que tienen que ver con el abandono de las responsabilidades del gobierno nacional con respecto al conjunto de las provincias. Entonces ahí naturalmente aparece un espacio de diálogo, de confluencia, que tiene que ver con el desafío de gobernar en tiempos de Milei.
—¿Esa confluencia puede tener traducción electoral en algún momento?
—No, no lo sé. Falta mucho. Tiene que ver con un momento acuciante. Y no en este caso en particular si no en términos generales. Sí me parece que todas las coaliciones entraron en crisis y vamos a ver movimientos de placas tectónicas. Es difícil aventurarlo. Va a tener que ver con la posición que cada uno tome, con la valentía que encare este momento político tan difícil.
—¿Cómo piensa que registra el votante peronista las discusiones partidarias internas, en público y en este contexto económico?
—Mal. No le gusta. Porque sencillamente quienes toman la decisión de tener un mayor protagonismo en la acción política, tiene también la responsabilidad de poder saldar aquellas cuestiones que pueden ser contradictorias en un espacio, pero que no tienen que implicar una división o una ruptura. Y creo que tenemos una responsabilidad muy grande en eso. A veces se cree que la experiencia del Frente de Todos fracasó por la unidad y en realidad la unidad es una condición básica, en el marco de lo que es el movimiento nacional, para tener una política de poder. En todo caso, sí tenemos un saldo negativo en lo que fue la propuesta programática del Frente de Todos y su mecanismo de funcionamiento. Que no existieron. O que fueron muy difusos. Entonces lo peor que podemos hacer es consolidar un camino de tensión interna y no tener una perspectiva constructiva. Si hay que dar discusiones en un momento de crisis, hay que darlas rápido, con sinceridad, con responsabilidad y fundamentalmente con generosidad porque lo que importan no son los dirigentes, lo que importa es la gente.
—¿Lista de unidad o internas para las elecciones del año que viene?
—Siempre lo mejor es la unidad y el consenso. La confrontación a veces se da y no se puede evitar, lo que no podemos hacer es buscar la confrontación per se. Si llegamos a una confrontación en términos internos también es un fracaso parcial de la política. Lo ideal sería, en el marco de cierta racionalidad y criterios que responsan a las capacidades políticas reales, poder construir alternativas de consenso. Si no se puede, se verá más adelante.
—Pero, ¿qué piensa que puede pasar, más allá de lo que considera ideal?
—Siempre vamos a trabajar por la unidad y el consenso. El punto es que eso no vaya en contra de los objetivos programáticos. O que en función de la unidad se sobredimensione a un determinado sector que finalmente termine raleando al conjunto. Lo que estamos observando hoy es un planteo de importantes sectores políticos dentro del movimiento nacional y el peronismo que vienen sintiendo que son marginados, o que no son aprovechados, o que no se les dan los espacios de participación. Creo que podemos construir una instancia donde todos se sientan reconocidos y partícipes. Y eso requiere inteligencia y generosidad.
—¿Su presencia en esta actividad se tiene que interpretar como la apuesta política de Kicillof en Santa Fe?
—Nosotros claramente no somos un proyecto provincial, siempre pensamos en términos de proyecto nacional. Hoy no nos toca gobernar y conducir un proyecto nacional, entonces tenemos que construirlo. Lógicamente eso implica que debamos encontrarnos con compañeros y compañeras de todas las provincias. En una etapa de reconstrucción, de reencuentro. Fue muy duro lo que ocurrió, fueron muchas tensiones. Hoy tenemos que ser todos muy humildes.
—Hace algunos años usted habló de “narcosocialismo”. ¿Se arrepiente de eso?
—Lo dije públicamente en su momento. Incluso le expresé mis disculpas al diputado (Enrique) Estévez hace algunos años. Eso se dio en unas circunstancias muy particulares. En una sesión donde una diputada dijo que les íbamos a dar drogas a los chicos para que voten y una serie de barbaridades de ese estilo. En el fragor de esa situación quizás fue una expresión que lógicamente podía herir a una fuerza política, que no fue la correcta. Pero que también, dolorosamente, a nosotros nos tocaba observar el avance de un sector al margen de la ley que disputa el territorio con las propias construcciones políticas. Fue una expresión equivocada que intentaba llamar la atención respecto de un fenómeno que inclusive hoy a nivel nacional, con esta política que plantea el presidente de ausencia y abandono del Estado, sabemos que aquellos sectores que están por fuera de la ley y tienen un acceso desmesurado a los recursos, pueden plantearse como un reemplazo del Estado mismo.
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