Tras la muerte de un niño de 12 años en la ciudad de Rosario, y en medio de una ola de violencia extrema, los vecinos del barrio Los Pumas se concentraron este lunes frente a la casa de un presunto narco, empezaron a tirar piedras, botellas, hierros, bombas molotov y destruyeron su casa. Momentos antes, la policía detuvo al hombre y a su familia, mientras los vecinos lo golpeaban. Hoy todo es ruinas en la casa y desolación en los alrededores… y allí está la mirada de AIRE.
Máximo Iván Jerez no tenía vínculo con los narcos que operan en Rosario. Tampoco su familia. El niño de 12 años fue asesinado en el barrio Los Pumitas cuando salió de su casa rumbo al kiosco. Máximo quería llegar a la final con su club y ganar una bicicleta pero no puedo... le ganó la muerte.
Los vecinos encolerizados y dolidos llegaron a la casa del presunto narco en Cabal 1300 del barrio Los Pumitas y la destruyeron por completo mientras que "El Salteño" se atrincheró en la planta alta y se defendió desde arriba de su techo a tiros de una 9 mm.
En medio de los palos que empuñaban los vecinos, la parte alta se desplomó, los ladrillos caían sobre las personas que protagonizaban la pueblada: quemaron la casa, destruyeron todo y prendieron fuego… como si las llamas irían a terminar con la pesadilla narco que los tiene presos de por vida. Pero no.
Lucas Payeta y Gonzalo "Pipo" Gorosito son los ojos de AIRE, el día después. Paredes demolidas y las bolsas desgajadas con los precintos que sellan las dosis de droga entremezclados con las zapatillas 32° y los peluches.
Un boquete quedó desolado. Allí en las paredes huecas por dentro había droga y dinero escondido. En la planta alta, desde una habitación a medio construir "El Salteño" atrincherado disparaba -no importaba contra quien- para defenderse. A palazos los vecinos repelían su ataque y una mano tatuada en sangre buscaba perpetuarse en el revoque de una pared.
El día después. Todo quedó reducido a nada. Los envoltorios de droga se entremezclan con los escombros.
La pueblada de ayer se desplazó desde la casa del Salteño a otro supuesto búnker. Era tanta gente que fue imposible detenerla. La quemaron por completo. Hoy frente a los rayos de sol, todo es cenizas. Maderas del cielorraso destruidas, palos por doquier, utilizados como armas letales por los vecinos.
Hacia afuera, una plaza… donde los niños del barrio siempre juegan a la pelota o andan en triciclo. Quien sabe cuando ocurrirá nuevamente porque antes hay que enjugar las lágrimas que dejaron el injusto crimen de Maxi. Cerca de allí un centro comunitario… en la calles nadie. A dos cuadras, la familia de Maxi con un plato menos en la mesa.
Los vecinos fueron a tomar represalias por Maxi, querían justicia… la Justicia nunca toma asunto en el tema. Los agredidos se dedican a vender a drogas y usurpaban casas. Si esto no hubiera pasado ayer hoy andaba como si nada como si fuese el dueño del barrio", dijo un vecino que claramente habla del Salteño.
"La gente viene aguantando hace varios años, tiros balaceras, siempre hay uno o dos muertos, es normal. Cuando dispararon contra mi casa, nos tiramos al piso. Hubo varios muertos, cinco de la tarde viene un auto y empieza a disparar. Desde el 2021, 2022 y este año todo empeoró", describió el vecino desde el móvil de AIRE.
"Es casi toda gente buena la que vive acá no sé qué pasó, a mí me robaron 8 veces. La policía no existe es todo corrupción, cuidan los búnkeres y no te cuidan a vos", acusa el mismo vecino de quien se preserva su identidad por razones que sobran ser explicadas.
"Pero hay que seguir viviendo acá, tengo que laburar, hay que poner alarmas rejas, te roban y tenés que seguir laburando, La segunda vez que me robaron perdí cuatro horas y media en la policía y nunca vinieron al barrio", contó.
Este martes, hay móviles policiales y camionetas de la policía, pero los vecinos desconfían porque ayer vieron "Tranzar al Salteño con la cana para que lo saquen de ahí mientras la gente le atacaba la casa".
AIRE habló con Antonia, la tía de Maxi
Antonia, la tía de Maxi, habla con la voz entrecortada, su sobrino fue asesinado y hoy todo es dolor. También temor porque es solo el principio. "Estamos amenazados por WhatsApp. Nosotros no tenemos confianza en la policía. Queremos que venga fiscalía. Todos veían como el salteño quería coimear a la policía. El abogado del salteño y la policía están de acuerdo", dijo Antonia.
"A mí robaron la vida de mi sobrino que nadie me la va a devolver. Hoy no estamos seguros ninguno de los vecinos. Nadie durmió en mi casa. Yo ya estoy jugada todas las desgracias vienen al barrio porque se enfrentan entre bandas entran a cualquier casa y dejan víctimas inocentes. Matan al azar, son bandas contra bandas. Nosotros no somos violentos. Lo de ayer fue por la impotencia que da la muerte de un inocente. Nosotros somos gente civilizada", justificó Antonia.
Tras ella, la madre de un amigo del adolescente asesinado contó que su hijo le dijo "Yo no quiero que me maten como a Máximo. Tenemos que irnos de este barrio".
"No tenemos seguridad, los vecinos estamos unidos, los policías se ríen de nosotros"… mientras resuena a su lado la tos de un pequeño niño.
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